➟ Find Someone

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So tell me to leave, I'll pack my bags, get on the road.

Find someone that loves you better than I do. Darling, I know.

Entonces dime que me vaya, armaré mis bolsas, subiré a la carretera.

Encuentra a alguien que te amé mejor que yo. Cariño, lo sé.

  Lisa sacude con fuerza la frazada que se encontraba en el edredón de la cama, había acumulado polvo porque era verano y no se usaba mucho, solo escasas veces en las que refrescaba por la noche.


  Hoy le tocaba limpiar la habitación, era su lugar favorito. Era un tanto reconfortante, era el único lugar de su casa que era más de ella que de Jennie. El único lugar que sabía que no había tocado ningina otra mujer que no fuese ella.

  Tose levemente cuando las partículas de polvo vuelan por el aire y cuando se sacude de manera ligera, provocado por la tos, el celular con el que escucha música cae al suelo desde su bolsillo.

  Aún con la picazón en su garganta, Lisa se agacha para recogerlo antes de que se olvide que está ahí. Lo único que le faltaba eran un par de gritos más por ser una descuidada que no valora lo que se le compra. Porque en casa no existían los accidentes, al menos no si se trata de ella, porque Jennie podía cometer cuantos quisiese y sabría que habría sido perdonada después—y sin gritos también.

  En el proceso, encuentra una campera de buzo tirada en el suelo, color negro y que probablemente pertenece a Jennie. La recoge con cuidado y la examina, no recuerda haberla visto antes.

  La acerca a su rostro y hunde la nariz en la tela, queriendo percibir el olor corporal de su amada. No resulta. Lo único que huele es alcohol y cigarros, lo que hace que arruge su nariz con disgusto y la arroje al cesto para lavarla después. Cuando lo hace, un pequeño papel se cae. Es una servilleta rota, un pequeño trozo, que tiene el número y el perfume de otra mujer impregnado.

  Lisa traga duro, ahora entiendiendo porqué no era capaz de reconocer la prenda. El nudo formándose lentamente en su garganta al mismo tiempo que las lágrimas amenazan con humedecer sus ojos.

  Inevitablemente, llora. Llora porque es lo único que puede hacer, porque toda la impotencia la supera pero la cobardía le gana a ese enojo, a esa rabia que siente. Entonces, nunca hace nada. Se deja pisotear como siempre, como si no valiese.

  Cierra sus ojos, sintiendo como las lágrimas queman en sus mejillas sonrosadas y como sus puños se cierran. Por un breve momento, intenta imaginarse otra vida.

  Una en la que se ríe con alguien más, o una en la que ella pudo estudiar, trabajar y mantenerse por sí sola. Una en la que no se dejó llevar por palabras dulces y engaños de sonrisas gomosas.

  Una en la que Jennie es feliz con alguien más, o en la que por fin la deja después de tantas amenazas. En que encuentre ayuda, o el día en el que finalmente cambie por un bien mayor.

  Porque Lisa tiene tanto miedo del cambio como de quedarse en casa. Ella no es lo suficientemente valiente como para arrancar todo de raíz, eso no es lo que le enseñaron en casa.

  Pero es suficientemente madura como para aceptar cuando alguien ya no la necesita, o no la quiere en su vida como para irse.

Y quizás eso es lo que espera, que Jennie le diga que ya no la necesita, que ya no la quiere. Que una tarde, cuando vuelva del trabajo, le pida que arme sus maletas y se vaya del hogar—que sus noches de Julio finalmente acabaron y que es momento de que Diciembre llegue.

  Aunque quizás, el invierno haya llegado hace mucho tiempo atrás.

  Sin embargo, eso jamás pasa.

  Y ella se queda.

ᴊᴜʟʏ - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora