Capítulo 2.
Leamos y bailemos.
Estas dos diversiones no harán nunca daño al mundo.
-Voltaire
-Así que... ¿Empezamos ahora?- Preguntó Junkyu sentándose más cómodamente y abriendo la tapa que cubría las teclas del piano para empezar a tocar cuando el otro chico estuviese listo
-Sí, solo deja que me ajuste las zapatillas.- Respondió Mashiho y a Junkyu casi se le salen los ojos de las órbitas cuando observo como el ojiazul se agachaba como si nada a re acomodar sus zapatillas de ballet dejando a la vista sus hermosas piernas y su trasero en todo su esplendor.
Junkyu se removió incómodo y tuvo que ajustar su creciente erección en sus ajustados pantalones para que Mashiho no pensara que era algún tipo de maniático sexual por haberse excitado así frente a él.
-Listo, empecemos.- Dijo el ojiazul incorporándose y re acomodando con sus delicadas manos el flequillo que había caído sobre su frente.
A Junkyu le costó un poco más de lo pensaba el volverse a concentrar en lo que debía hacer, sacudió la cabeza un par de veces y despegó su vista casi a regañadientas del cuerpo de Mashiho para dirigirla a las partituras, colocó sus largos dedos en las teclas y empezó a tocar la melodía que era más sensual de lo que imaginaba (Canción en multimedia).
Los movimientos del ojiazul eran casi tan sensuales como la música y tuvo que poner realmente mucho esfuerzo para no equivocarse mientras tocaba por andar observando embobado el estilizado cuerpo del otro chico moviéndose ágilmente por todo el salón.
Mashiho bailaba realmente bien, hacía todos los movimientos y giros con una perfecta precisión, sus ojos se encontraban cerrados y su ceño fruncido como si estuviese encerrado en algún lugar de su mente preocupándose porque todo le saliera perfecto y Junkyu no entendía como el ojiazul con un talento como ese se conformaba con estar en una pequeña academia de baile en ese pueblo en vez de ir a estudiar ballet en una academia como Joffrey que era sumamente reconocida en Nueva York por albergar a los más famosos bailarines.
El otro chico seguía enfrascado en su mundo haciendo giros a la perfeccion terminándolos en unos saltos que dejaban ver la flexibilidad que poseía gracias al baile, su cabello ondeaba junto con sus movimientos y él sabía que ese era el único momento en el día en el que se sentía realmente libre y sin preocupaciones.
Podría sonar cliché, pero al momento de bailar sentía como si el mundo a su alrededor se desvaneciera junto a sus problemas y solo quedaban él y sus pies, casi se creía capaz de volar cuando realizaba esos saltos realmente altos y complicados sin ningún esfuerzo, por eso es que había elegido el ballet por sobre todas las cosas en su vida.
Cuando la canción por fin finalizó Mashiho respiraba agitadamente con el sudor recorriendo su rostro y su cabello apegado a su frente.- ¿Qué tal estuve?- Preguntó sacando a Junkyu abruptamente de sus cavilaciones y dejándolo sorprendido por haberle pedido su opinión.
-Estuviste realmente perfecto Mashiho.- Respondió con una enorme sonrisa que hacía marcas sus hoyuelos y el otro chico se sonrojó un poco por su alago.- Lo único que creo es que deberías dejar de pensar tanto en los movimientos que haces y solo sentir la música.
Mashiho frunció el ceño y se cruzó de brazos molesto por ese último comentario.- Oh, lo siento no sabía que estaba frente a un experto bailarín de ballet.- Dijo con sarcasmo sin borrar la expresión enojada de su rostro.
-Bueno, no soy experto, pero sí sé algunas cosas sobre el ballet, mi madre se encargó de enseñarme casi a la fuerza cuando era pequeño.- Explicó Junkyu encogiéndose de hombros.- No te lo dije con ánimos de criticar...
-Por supuesto que no.- Bufó Mashiho rodando los ojos.- De todas maneras no creo que seas mejor que yo en el ballet.
-¿No? Bueno, mañana traeré unas mallas y unas zapatillas y veremos si no lo soy.
La suficiencia en las palabras del chico ya estaba empezando a irritar al ojiazul cada vez más.- Yo tengo mallas de repuesto, puedo prestártelas para resolver esto de una vez...
-No es por ofender Mashi... Pero si me pusiera esas mallas tan pequeñas y cortas probablemente mis piernas se sentirían tan apretujadas que se me cortaría la circulación.
Obviamente Mashiho estaba ofendido, es decir, él no era tan pequeño ¿Cierto?
Bueno, como sea, Junkyu era un completo imbécil y lo seguía demostrando con cada palabra que salía de su boca junto con esa sonrisa burlona que él deseaba hacer desaparecer.
-Vete a la mierda idiota.- Dijo Mashiho sin ninguna delicadeza recogiendo su mochila del suelo y colgándosela al hombro para salir de ahí, pero el otro chico lo detuvo del brazo impidiendo que siguiera caminando.
-¡Espera Mashiho! Realmente no quise insultarte ¿De acuerdo? Solo estaba bromeando contigo.
-Pues no me pareció muy graciosa tu broma.- Respondió el ojiazul zafándose del agarre que todavía mantenía Junkyu sobre su brazo casi con brusquedad antes de salir del salón azotando la puerta con fuerza haciendo que el sonido retumbara por todo el lugar.
Junkyu no entendía porque Mashiho se había molestado tanto, es decir, era obvio que, aparte de su pequeña broma, lo que le había molestado era lo que le dijo sobre su baile, pero en serio no lo había hecho por mal, solo consideraba que el ojiazul era muy hermoso como para tener sus ojos cerrados y el ceño fruncido tratando de pensar de más en algo que le salía de manera tan natural.
Bufó frustrado sintiéndose como un idiota por haber hablado de más en vez de mantener su bocota cerrada, ahora había arruinado cualquier oportunidad de acercarse más a Mashiho.
Pero él se encargaría de que el ojiazul lo perdonara sin importar lo que tuviese que hacer para lograrlo.
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El bailarín y el pianista [Mashikyu]
FanficKim Junkyu es un pianista y se enamora perdidamente del bailarín de ballet Takata Mashiho. Esta historia no es mía es de @sugapouts, todos los derechos de la historia a ella.