Capítulo 32

1.6K 191 89
                                    


La casa olía a flores, demasiadas flores, no había ni un lugar por donde pasar sin correr el riesgo de tirar un jarrón, habían pasado ya tres días y Evander estaba seguro de que no quedaba un solo botón en esa ciudad, había visto una tarjeta de una floristería de París y otra de Londres, era un crimen contra la naturaleza.

- Brian! Brian!

- No me digas asi, para ti soy: amor, mi vida, luz de mis mañanas, mi rey, mi todo, pero no Brian.

Evander giró los ojos, seguro de que su esposo no podía verlo, pues él mismo podía escuchar la voz de Brian, pero no podía encontrarlo en esa jungla de rosas y girasoles.

- No me gires los ojos, no puedo verte, pero interpreto tus silencios.

Evander se cruzó de brazos sin decir nada, estaba seguro de que lo dramático se le había pegado de Andreas, esos últimos días estaban dando charlas de autoestima y seguridad a Ezio y Andreas había decidido que Brian era muy complaciente con Evander. Era "La Rebelión de los Pasivos" o asi lo había llamado Peter el día que fue a unirse a la causa.

- También estoy interpretando ese, y ya sé, yo también estoy cansado de las flores, pero que quieres que haga, ¿qué Ezio lo perdone al tercer día?

- Si Jesús resucitó... por qué Ezio no habría de perdonarlo.

Algo pasó volando por un lado de su cabeza y se perdió entre las flores.

- No me salgas con blasfemias... ¿Te di?

- No, no lo hiciste, gracias a Dios.

Algo más pasó volando sin darle, en verdad Evander agradecía que su esposo tuviera pésima puntería, aunque era raro ya que era un excelente cirujano.

- ¿Y ahora?

- Auch!

- Amo que finjas que te lastimo para complacerme. No le digas a Andreas, piensa que te amo demasiado, pero ¿cuánto es demasiado realmente? aunque si él te tuviera en las noches como yo te tengo...

Se escuchó a alguien ahogarse en algún lugar y una silla caer, aunque trataran no llegarían a tiempo para salvar a la pobre víctima, ni modo.

- ¡¡Asco!! ¿En serio? Estoy aquí.

Se suponía que las casas quedaron divididas para tener "privacidad" aunque hasta ese momento parecía que nadie sabía el significado de esa palabra, Andreas entraba y salía de una y otra casa, al igual que Ezio, el mismo Dylan tenía una llave y lo podían encontrar en cualquier momento en su cocina.

- Ni como saberlo, esto es una jungla, además tienes tu propia casa, justo al lado... y un departamento, ¿qué haces en mi casa?

- Dándole apoyo moral a mi hermanito.

No podía quejarse de eso, Andreas al igual que Peter, Brian y Ben habían estado muy al pendiente del pequeño Ezio, asi que Evander no se sentía cómodo echándolos de su casa, pero lo estaban colmando y estaba muy cerca de olvidar sus modales.

- Bueno si no nos deshacemos de estas flores tendrás que darle respiración asistida, esto es sofocante, lamento ser yo quien lo diga, pero es momento de perdonar al idiota de Dylan Maxwell.

- ¡Estoy aquí! Ezio me llamó esta mañana, la ultima tanda fue de agradecimiento

Por suerte nadie pudo verlo cuando dio un salto muy poco decoroso, la voz de Dylan parecía hacer vibrar las ventanas, ¿cómo un joven tan torpe e imberbe, podía tener una voz tan profunda?

Jóvenes Extraordinarios 4 Niño CaprichosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora