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Era una mala idea

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Era una mala idea. Una pésima idea.

Pero su dinero ya estaba gastado y ahora tenía la bolsita rosa entre sus manos.

Ese día Jaemin y Renjun cumplían su segundo aniversario, y como siempre, Jaemin su día planeado de inicio a fin… pero Na no tenía idea de los planes de Renjun.

Era arriesgado y había comenzado a arrepentirse.

El día que la pareja asistió a la cita doble con Yangyang y Xiaojun fue extraño, había un gran contraste entre las actividades domésticas de Jaemin y Renjun, y las actividades arriesgadas que habían Dejun y Liu “por diversión”.

Renjun sintió que su relación era un poco aburrida si contaban sus anécdotas con los demás, y tal vez por ello mismo había tomado la osadía de pedirle un enorme favor a su noona.

Choi Jisu, mejor conocida Lia, se emocionó por la idea de ir a su tienda favorita de ropa para comprar las prendas estereotipadas como femeninas que Renjun le había confiado debido a su buen gusto en moda.

Una faldita corta de color rosa se encontraba en lo más profundo de la gran bolsa con estampado líneado. Un crop top blanco, medias largas blancas, bragas blancas, un chocker delgado de terciopelo con un cascabelito plateado y la falda rosa anteriormente mencionada confirmarían su vestimenta para la noche.

Tenía miedo por la reacción del mayor. Jaemin solía decirle lo perfecto que era cuando hacían el amor, pero esa vez rezaba por su culito porque sabía que Na podía ser algo rudo en determinadas situaciones. Y Renjun usando faldita era cosa de temer.

Tenía una copia de la llaves del departamento de Jaemin, por lo que no veía la necesidad de tocar el timbre como lo hacía a inicios de su relación.

Sonrió al observar a su chico cortando algunas moras para el desayuno que tenían planeado.

— ¿Qué llevas ahí, amor?— los ojos curiosos de Na cayeron sobre las tres bolsas de distintos tamaños y colores que llevaba su pequeñito en manos.

— ¡Regalos!

Con pasos rápidos caminó en dirección al rubio, jaló la camisa blanca del mayor para ayudarle a encorvarse y rodear su cuello con sus manitas ocupadas por los obsequios, Renjun se encargó de dejar suaves y castos piquitos en los labios contrarios logrando sacar sonrisas tiernas por parte del mayor.

— Feliz aniversario, Minnie.

— Feliz aniversario, mi amor— con esas palabras selló su momento acompañado de un prolongado y tierno beso, de esos que tanto disfrutaba su bebé.

Renjun fue el primero en separarse, terminó excusándose con que debía ir al baño y Jaemin debía terminar el desayuno porque su estómago ya iniciaba a rugir como león. La risa del mayor salió fuertemente al observar que los pasos de su pequeño fueron en dirección a su habitación y no al baño de huéspedes.

short ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora