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Era gracioso ver cómo la vida de ambos cambió con el pasar de los años, pero la estatura de Renjun no lo hizo, si mucho creció medio centímetro desde el día en que habló con Jaemin por primera vez.

Nunca se habló con profundidad sobre el comienzo de su historia de amor, solo se sabe sobre dos chicos encerrados en un elevador durante una excursión de High School, pero todo iba un poco más allá de una simple coincidencia.

A Jaemin le llamaba la atención el nuevo niño de intercambio que fue asignado en el salón al cual le tocó ser guía en la excursión que se hacía año tras año. El chico siendo ya Senior destacado de la institución se resignó a tener que cuidar de aquellos hormonales e inexpertos niños, y de aquellas pequeñas y curiosas niñas.

Na aún recuerda como un niño estúpido se reía de Renjun aún cuando él tampoco tenía mucha estatura, por lo que Jaemin tomó en serio su papel de Senior y sacó a ese tonto niño del recorrido, mandándolo con los directivos, y claro, acercó a Ren a su lado para cuidarlo, cosa de la cual nunca se arrepintió. Tuvo a su lado a lo más cercano a un ángel en persona, tenía a un pequeño castañito despeinado con una sonrisa algo chueca y piernitas de pollo.
Renjun acaparó toda su atención desde el primer instante.

Esa tarde se reunió con sus amigos Felix, Seungmin y Jeno en la habitación del australiano. Les explicó a grandes rasgos que había visto un precioso chico, por lo que sus amigos decidieron ayudar a Jaemin antes de que la excursión terminara.

Felix, Seungmin y Jeno sonrieron al ver al pequeño chico descrito por Jaemin a la vista, lo mejor era que estaba por entrar al elevador del cual Na estaba por salir.

El coreano quedó atónito al ver a su pequeño crush entrando al cubículo metálico con varias bolsas de frituras entre de sus cortos y delgados bracitos pálidos por la poca exposición de sol y los muchos kilogramos de protector solar que llevaba encima.

Un carraspeo por parte del menor hizo a Jaemin salir de su trance.

— Disculpe, hyung, ¿podría ayudarme presionando el botón del piso seis?— la voz del menor era tierna y muy chillona.

Jaemin quedó fascinado con su preciosa voz. Se perdió tanto en sus pensamientos que se olvidó que iba al lobby del rústico hotel.
Las puertas se cerraron.

El pelirosa de 1.80 asintió y presionó el botón, poco después se ofreció a ayudar al menor con sus bolsas y víveres. Los nervios de Jaemin eran muchos que no se había percatado del ligero temblor en su cuerpo, mucho menos del escandaloso ruido del corazón de Renjun.

Justo en aquel instante el destino parecía estar del lado de Na Jaemin. El elevador se detuvo y las luces se apagaron logrando asustar al pequeño chino que se acercó con rapidez al grande y fuerte cuerpo de Jaemin en busca de calor corporal y seguridad.

Se dejaron caer sobre el suelo del elevador aun abrazados, con Jaemin intentando tranquilizar a Renjun, quien era un manojo de nervios por la oscuridad presente. El pelirosa se quitó su sudadera sin importarle ni un poco el frío que sentía y se la extendió al pequeño chico que le veía con miedo.