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— Bebé, ¿me vas a decir que tienes?— se atrevió preguntar Jaemin aparcando el automóvil negro justo enfrente del edificio en donde él vivía

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— Bebé, ¿me vas a decir que tienes?— se atrevió preguntar Jaemin aparcando el automóvil negro justo enfrente del edificio en donde él vivía.

Un silencio incómodo se hizo presente.

— ¿Qué tienes, mi amor?— inquirió Na sintiéndose abrumado al no recibir respuesta alguna.

Jaemin se sintió mal por no obtener respuesta, por lo que tomó el rostro de Renjun en manos y pudo observar sus ojitos rojos ligeramente cristalizados gracias a las lágrimas que retenía.

En un ágil movimiento desabrochó el cinturón de seguridad de Renjun y lo tomó en brazos.

— ¿Te sientes bien?

El castaño negó dejando salir pequeños sollozos. Sus inseguridades habían salido de manera muy repentina, y dolía.

— ¿Hice algo mal?

Renjun negó de nuevo, esta vez juntando ambas frentes en el proceso.

— ¿Es normal sentirme celoso de Dejun?— la voz de Renjun salió demasiado baja, tanto que Jaemin tuvo un poco de dificultad al intentar entender.

Jaemin depositó un besito en la frente sudorosa de Renjun.
— Sabes que tengo solo ojos para ti. Lo que sucedió con él fue cosa de un día… cariño, yo no me imagino como sería mi vida sin ti, sin mi pequeña pulga.

Jaemin abrazó fuertemente a Renjun, casi temiendo que este huyera.

— Te amo tantísimo— el tono entusiasta de Na logró distraer a su pequeño novio de sus pensamientos excesivos—. Estamos prontos a cumplir dos años juntos y quería que fuera una sorpresa, pero compré dos boletos para ver a Tokio Hotel, sé que te gusta su música y a mí me gusta ver cómo te emocionas al escucharlos.

— ¿L-Lo dices en serio?— la voz de ardilla que salió desde la laringe del castaño logró hacer que Jaemin cayera más enamorado ante el extranjero, si es que eso era posible.

El rubio asintió mostrándole su mejor sonrisa.— ¿Recuerdas que dije que haría cualquier cosa por tí?

Las pequeñas manos de Renjun terminaron en las mejillas de Jaemin, apretándolas logrando abultar sus labios. Dejó un piquito sobre ellos por capricho propio.

— No tienes que gastar tanto en mi— se quejó el chico de cabellos castaños.

— Era eso, o comprarte cinco Subways de treinta centímetros para medirte.

Ahí iba la broma diaria con respecto a su corta estatura.

— Bien que amas a este gnomo— presumió Huang jugando con la cadena que colgaba del cuello de Jaemin.

— Demasiado.

— ¿Más que al café negro?

— Más que a la cadena que en este momento traes en manos.

Y vaya que esa era una declaración bastante fuerte, para ser honestos.
Aquella cadena alguna vez había pertenecido al difunto hermano de Jaemin, desde que cayó en las manos del rubio nunca dejó de usarla o que alguien más la tocara. Era la cosa material más preciada que tenía Na Jaemin, y que le dijera a Renjun aquello le hacía temblar de miedo y emoción.
Habían temporadas en las cuales Jaemin tenía recaídas en tristeza cuando recordaba que él no pudo hacer algo para evitar el suicidio de su hermano. Jaemin tenía la tendencia de sentirse pésimo por no haber hecho algo para mantenerlo con vida y a salvo, pero un adolescente tímido no podía hacer mucho al respecto cuando desconocía el mundo entero.

— Él está orgulloso de ti, ¿lo sabes?— la voz de Renjun había adquirido un tono serio y comprensivo, sin perder su característico tono dulce.

Renjun nunca pudo conocer al hermano de Jaemin, solamente lo había visto en fotografías que su novio tenía en su habitación. De la muerte del mayor de los Na habían pasado ya cinco años y estaba seguro de que nunca podría entender el dolor por el cual estaba pasando Jaemin, mucho menos en aquellas fechas en las que la familia se reunía.

Los padres de Jaemin se habían divorciado un par de años atrás, y ahora la familia del rubio estaba hecha pedazos, llena de rabia e impotencia.

— Me gustaría poder verlo una vez más usando la bata blanca que usaba con tanto orgullo— susurró el alto sintiendo un nudo en su garganta, le dolía pensar en que estaba cumpliendo el sueño de su hermano.

Jaemin haría todo por su hermano.

Las manos de Renjun tomaron el cuello de Jaemin, ahora fue su turno de dejar un besito en la frente cubierta de mechones claros de su novio.

— Mañana iremos a llevarle crisantemos, iremos a visitarlo y a contarle de lo excelente que eres en la escuela— conforme las palabras de Renjun salían, Jaemin podía confirmar que ese vacío dejado cincos años atrás estaba siendo llenado de poco en poco por Renjun.

Huang había llegado a la vida de Jaemin casi como un milagro, y estaba feliz de poder tener su lugar seguro en él.

— ¿Y a mí me vas a comprar tulipanes?— preguntó el coreano acariciando el abultado estómago del pequeño chico que tenía en brazos.

— Todos los que tú quieras— respondió de inmediato el castañito acercando sus narices para darle un beso esquimal—. Te amo tanto, Minnie.

Aquella noche Renjun se durmió sentado en el regazo de Jaemin dentro del automóvil del alto. El rubio tuvo que cargar a su pequeña pulga como un novio cargaría a su pareja recién casada.

 El rubio tuvo que cargar a su pequeña pulga como un novio cargaría a su pareja recién casada

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Capítulo de madrugada porque a esta hora me llegan las ideas.
Gracias por leer, votar y comentar, me encanta leer sus comentarios todos bonitos uwu

Lxs tqm
daff

short ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora