"VOLVIENDO A LA RUTINA"

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Solté el bolígrafo y di un suspiro largo, me percato que ya es de noche, arden los ojos y la espalda media-baja duele, vaya que me perdí entre tanto papeleo.... Vuelvo a suspirar mientras le doy una revisada a mi escritorio: me acabe todo el trabajo de la semana. Volteo a ver el reloj ¡Joder! es casi media noche y yo sigo metida en esta estúpida oficina. Me acaricio las sienes con mis dedos y gruño alto pues recuerdo la pelea con Tenzin en la tarde, me hierve la sangre del coraje y la histeria; ¡MALDITO HIJO DE PUTA! como quería irlo a buscar y romperle un par de huesos por pretencioso, ¡¿Qué se creía?! Desgraciado ¿cómo se atreve?; siento que mis ojos y mi pecho hormiguean, me niego a llorar por ese cabeza de aire así que golpeo el escritorio con el puño cerrado y en seco. Como sea... deseo embriagarme en serio, de esas borracheras que te hacen olvidar hasta cómo te llamas así que decido levantar mi patético trasero de ex -novia dolida e ir directo a mi piso, ponerme una ropa decente para ir a un bar y agotar las existencias de licor.

Luego de verme mi ropa de civil varias veces frente al espejo estoy satisfecha con el resultado, debo reconocer que Suyin tiene un muy buen gusto... mi hermanita me había renovado el guardarropa antes de irse, menos mal somos de familia adinerada, de lo contrario mi bolsillo como funcionaria pública hubiera sufrido un desfalco, mi sueldo no alcanzaba para las excentricidades de la casa Beifong. El pantalón verde militar se ajustaba bien a mis caderas y trasero, la verdad apenas y dejaba a la imaginación así que pensé en colocarme un suéter blanco de mangas largas pero estaba haciendo demasiado calor, mejor opte por una camisa manga corta de lino color turquesa y unos tacones bajos color negro, peine mi melena ondulada hacia un lado con unos sujetadores en forma de lirios color dorado, no me puse realmente mucho maquillaje salvo para ocultar mi cansancio bajo mis ojos y resaltar mis labios.

Llegue caminando al bar, escogí un asiento discreto para evitar que me reconocieran tan fácilmente pues mi título como jefa de policía me hace difícil estar en un lugar público... además era bien sabido mi carácter del averno; las personas evitaban tan siquiera mirarme, pareciera como si el sólo hecho de hacerlo les arrebatara el alma, –¡agh! gente estúpida– aunque la verdad lo prefiero así... no me gusta socializar, las personas suelen caerme mal; son demasiado superficiales y mundanos para mi gusto, simplemente no encajo así que no me molesta, en ese sentido soy como mi madre – bah– ¿A quién quiero engañar...? me volví el mismo retrato mal hablado y huraño de la vieja Beifong, sonrió al recordarla y hago una nota mental para irla a visitar o en su defecto extenderle una invitación para que se quede conmigo una temporada.

Me siento en la barra y pido el licor más fuerte que tengan, quiero empezar cuanto antes a emborracharme, el bartender me sonríe y si guiendo el juego devuelvo el gesto ladina. Pasado un tiempo y sin saber cuántos tragos llevo encima – ya no me importa, la verdad –casi no tengo mal humor porque la pelea que tuve con mi calvo maestro aire se sustituyó por la candente noche que pase con él; mi entrepierna empieza a punzar y contraerse. Me perdí un poco en esos pensamientos y sensaciones hasta que el bartender me toca el brazo y coloca una copa frente a mí que yo obviamente no pedí, alzo mi ceja intrigada.

–Es cortesía de aquel caballero, jefa... – sonríe mientras me señala al "caballero"; asiento con la cabeza mientras agarro la copa alzándola levemente al aire mirando aquel hombre y la bebo de un jalón. Usualmente no suelo aceptar bebidas de esta forma pero esta noche venía a perder la conciencia, y si alguien contribuía a eso así fuera un extraño, lo aceptaría.

–Dígale que gracias al "caballero" – el bartender asiente y lo veo ir a donde el hombre para dejarle mi recado, quien posteriormente se levanta dirigiendose hacia mí; me acomodo en cuanto me percato que es uno de los agentes de alto rango de las Fuerzas Unidas. Algunas veces he hablado con él cuando hay traslados de terroristas y hay operaciones cerca a Ciudad República, él estaba en las oficinas de la sede del ejército en la ciudad, no sé cómo no lo había notado... ¿Será por qué en su ropa de civil se ve diferente? ó ¿Será porque mi cabeza ya está en la luna debido al alcohol? Su voz interrumpe mis dudas pasajeras.

–Hola Jefa Beifong... – me remuevo incomoda en mi lugar y solo atino a saludarlo con la cabeza – que grata sorpresa verla esta noche en un lugar como este.

–¿Por qué es una sorpresa, Comandante?... A veces salgo por unos tragos, sé que no lo parece, pero mi vida no se reduce sólo a mi oficina – bufe bajo, ¿Quién se cree para cuestionar que hace o no alguien como yo?

–Disculpe Jefa... – lo vi apenarse por ese sonrojo involuntario en el rostro que lo delató, pero le resté importancia con mi mano, exhaló aliviado – Gracias por aceptarme el trago...

–¿Me invitó el trago sin reconocerme? – lo interrumpí antes que dijera alguna otra estupidez que me molestara, además necesitaba saber el motivo de su invitación; no es común que mis colegas o agentes se atrevan a invitarme, a menos que me desconozcan cuando vengo de civil.

–Sabía que era usted, la reconocería en donde fuera... perdón si mi invitación la ofendió – movió su copa un poco incómodo.

–No es eso Comandante así que tranquilícese; no me ofendió en lo más mínimo, sólo me resulta... raro. Los que me reconocen no suelen invitarme tragos – le sonrío de manera relajada.

–Bueno Jefa, sólo aproveché el escenario para tener una cortesía con una mujer tan bella como usted, espero no se malinterprete como que quiero su favor en alguna misión... – abrí ligeramente la boca, eso si no me lo esperaba, lo veía sonriendo y destensarse justo a mi lado – Perdón mi atrevimiento pero... ¿Viene sola o con compañía?

–Vengo sola, ¿Por qué? – dudé un poco en responder, ¿Por qué habría de importarle si vengo sola o no? Era un hombre definitivamente extraño.

–Nada en especial, no quisiera ser inoportuno, sólo eso – lo vi ponerse nervioso – ¿Baila? – me extendió la mano y por un momento no supe si tomarla o no, pero decidí aceptar su oferta; tal vez porque mi trasero ya me mataba de estar tanto tiempo sentada o sólo porque andaba bastante alcoholizada y eso me desinhibía... ¿O quizá ambas cosas?, quien sabe. Agarre su mano y él me condujo a la pista, bailamos un par de canciones y entre risas volvimos a la barra – Gracias por aceptar bailar conmigo Jefa Beifong – sonreía ampliamente.

–Llámeme Lin... después de todo estamos en un bar, no en la jefatura de policía, y mucho menos en la sede de las Naciones Unidas. Olvide mi título por esta noche, sólo somos un hombre y una mujer bebiendo, bailando y charlando animadamente, ¿Le parece? – le sonreí flirteando con él un poco.

–Entonces llámeme Shirou – me habló bajo y con un leve ronroneo en su voz, estaba correspondiendo el coqueteo. Me reí felina, había notado que el Comandante estaba aprovechando su acercamiento conmigo para ver que sacaba de una mujer como yo; por mi parte honestamente quería terminar de mandar el resto del día al diablo y borrar de mi piel las caricias de Tenzin. No había hecho más que pensar en él estos dos días, lo que había pasado revivió la tonta esperanza de que tal vez él aún sintiera cosas por mí; pero lo que paso hoy en mi oficina me dejo claro que sólo soy un capricho lujurioso para él y un escape a su aburrida vida de maestro aire... Me niego el volver a caer en ese vórtice de despecho y dolor, que me consumió por tanto tiempo cuando Tenzin recién había terminado conmigo para irse con Pema. Estaba decidida esta noche a sacarme al cabeza de aire de mi sistema, y después seguiría con mi vida de citas ocasionales; además Shirou no tenía nada de despreciable, por el contrario, era un hombre muy apuesto a pesar de su mediana edad, tenía canas mezcladas en su cabello azabache; ojos miel característicos de los hombres de la nación del fuego, los cuales brillaban al verme y notaba como ese dorado se derretía con cada escaneada que me dedicaba, aquellas miradas me hacían sentir poderosa, deseada; y por su profesión era más que obvio que el azabache tenía un cuerpo marcado y firme.

–Muy bien, Shirou, ¿Qué le parece si terminamos la velada en un lugar más... tranquilo? – le guiñe un ojo, siempre he sido una mujer muy directa para todo y jamás me avergonzaré por ello.

Lo vi tragar fuerte y reírse, se levantó y me ofreció su brazo. Lo tomé luego de pagar mi cuenta, lo vi colocar un par de billetes en la barra para después pasar su brazo alrededor mío, y así abrazados salimos del bar. Pensé en si llevarlo a mi piso, pero él rápidamente me ofreció el suyo, y yo accedí sin chistar.

HASTA AQUÍ ESTO, ESPERO GUSTE ESTE CAP. SE VIENEN EMOCIONES FUERTES NO APTA PARA CARDIACOS (¿?) SE LES QUIERE UN ABRAZO VIRTUAL

ATT: KAILY DRACULIA

Mi real imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora