KEVIN

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Catorce años después

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Catorce años después

Me llevé la cerveza a los labios con la vista fija en el cielo. Era de noche y mi apartamento se encontraba a oscuras, afuera se podían ver las luces parpadeantes en las ventanas de mis vecinos, se escuchaba el bullicio de las celebraciones y algunos fuegos artificiales explotaban creando un arcoíris resplandeciente. Parecía como si el mundo entero estuviese de fiesta, pero en el fondo sabía que, ahí afuera había más gente jodida de lo que se podía siquiera llegar a imaginar. Fumé un poco de hierba que era lo único que había, hice una mueca pensando que tenía que conseguir algo mejor. En ese momento me embargó la sensación de soledad, la misma que me había acompañado durante toda mi vida, cerré los ojos rememorando otra época, una en la que tampoco era feliz. Realmente no recordaba si alguna vez lo fui, tal vez aquello era un don que se concedía solo a unos pocos y yo no fui uno de los elegidos. Escuché que llamaron a la puerta, lo ignoré y seguí fumando.

—Kevin. —La voz de Brian sonaba amortiguada al otro lado. No hice amago de levantarme para abrir, ya se cansaría y se largaría—. Sé que estás ahí, vi tu Jeep afuera, así que no me iré, no me importa quedarme toda la noche aquí.

Mi hermano podía ser bastante molesto cuando se lo proponía y también muy persistente. Me puse de pie y me tambaleé, haciendo que me preguntara cuanto había bebido, o cuanta hierba había fumado. Avancé a trompicones hasta llegar a la puerta, cuando la abrí me miró con un gesto de reproche al que no di mucha importancia, pues estaba acostumbrado a ello.

—Feliz navidad —dijo entrando, sin esperar a que lo invitara. Encendió la luz cegándome por un momento y luego, me tendió una guitarra de la cual colgaba un lazo rojo que estaba seguro él no había puesto. Bufé y sin recibir su regalo regresé a mi sitio y tomé otra botella de cerveza. Lo vi ponerla en un rincón y comenzar a recoger algo del desorden, había ropa sucia y cajas de comida por todos lados.

—¿Qué quieres? —pregunté tajante. 

Depositó la ropa sobre la mesa del comedor y fue a sentarse frente a mí.

—Te estuvimos esperando todo el día, queríamos que fueras a celebrar la navidad con nosotros, todos fueron, Eloise, Tom y Tyler. Incluso Kimmy y yo te compramos un regalo. Te llamé todo el día y no respondiste al teléfono.

—¿Y eso no te hizo pensar que tal vez no quería pasar el día contigo y tu familia perfecta? A lo mejor tu muy refinada suegra no quería compartir la mesa con tu hermano el vago —comenté con sarcasmo. Sabía que no le agradaba a la mujer, ella no dejaba pasar ni una sola oportunidad para recordármelo.

—Ya sé que Eloise puede ser algo pesada, pero Kimmy y yo queríamos que estuvieras ahí. Ella hizo el lazo para la guitarra.

—¿Cómo fue que la convenciste de hacerlo? —Su esposa tampoco se llevaba muy bien conmigo, solo me soportaba por él.

—No digas eso, no tuve que convencerla, de hecho, fue su idea. —Hice una mueca poco dispuesto a creer aquello—. Kev, ¿por qué te empeñas en alejarnos? —Ignoré su pregunta y miré por la ventana. Más fuegos artificiales explotaron creando un rayo de luz de varios colores.

Absolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora