KEVIN

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El teléfono no paraba de sonar, lo había ignorado la última hora, pero estaba seguro de quién era y también, de que no me dejaría en paz hasta que respondiera

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El teléfono no paraba de sonar, lo había ignorado la última hora, pero estaba seguro de quién era y también, de que no me dejaría en paz hasta que respondiera. Zoey se encontraba apoyada en mi pecho y, una de sus piernas estaba enredada en las mías.

—Alguien tiene prisa por encontrarte —dijo, haciéndose a un lado cuando la empujé un poco para moverme.

—Eso parece. —Me levanté y busqué mi bóxer, luego de ponérmelo tomé el teléfono para devolverle la llamada a Brian, ella se estiró hasta la mesa de noche para alcanzar un cigarro, lo encendió y le dio una calada—. Ahora regreso —comenté con el teléfono ya puesto en la oreja y escuchándolo repicar. Quité el cigarro de sus labios y me lo llevé, la escuché bufar, sin embargo, decidí no hacerle caso.

No pretendía ocultarle a Zoey a mi familia, pero tampoco había querido mezclarla nunca con ellos, esta era la razón de que mi hermano no la conociera y, ni siquiera supiera de su existencia.

—Kevin, ¿dónde mierda estabas? —Fue su saludo—. Llevo una hora llamándote.

Expulsé el humo haciendo una nube antes de responder.

—¿Se te ocurrió que tenía cosas mejores que hacer que hablar contigo? —pregunté de forma sarcástica.

—¿Estabas con alguna chica? —interrogó, cambiando el tono de voz a uno que sonaba demasiado feliz para mi gusto.

—No es lo que piensas, así que guarda tu traje de fiesta para la boda de otro.

—Comenzaba a emocionarme, solo espero que no estés metido con una de esas zorras que se mezclan con la banda de Devon. —Hice una mueca, porque era justo eso más o menos lo que estaba pasando. Zoey era prima de Landon, uno de los hombres que trabajaba con Devon, era así como la había conocido.

—Bien, mamá —me burlé—. ¿Llamaste solo para aclararme con qué mujer puedo dormir? ¿O tienes algo importante que decirme?

—No seas imbécil, te llamé para recordarte la cena de hoy, que comenzará justo en dos horas.

Apreté los ojos y me pasé la mano por el cabello en un gesto exasperado, odiaba las cenas en casa de Brian. A veces pensaba que las habían inventado como una especie de tortura para expiar pecados y yo debía ser el más pecador de todos, porque mi hermano seguía insistiendo en que tenía que ir.

—Creo que esta vez voy a pasar —afirmé yendo a buscar una cerveza.

—Definitivamente no hay posibilidad de que pases de nada. Kimmy y yo vamos a comunicarles a sus padres el embarazo.

—¿Todavía no les han dicho? —Destapé la botella y di un largo sorbo, luego regresé el cigarro a mis labios.

—Queríamos esperar un poco, ya sabes que mi suegra puede ponerse algo dramática y necesito que estés ahí para darme apoyo.

Absolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora