📿04📿

706 123 6
                                    


Mark no quiso hacerlo, pero Donghyuck está ahí de pie, esta vez vestido con una camiseta sencilla y un par de pantalones de uniforme escolar. Además del mismo abrigo, por supuesto.

— ¿Podría al menos esperar hasta que me cambie el uniforme? — refunfuña, sacando la lengua, la mitad por agotamiento y la otra como una manifestación de, Mark supone, algo infantil.

Es un hábito de Mark. Murmurar palabras en voz baja y jugar con su collar o un bolígrafo o lo que sea que pueda alcanzar mientras escribe. No puede evitarlo.

— Lo siento — se disculpa. Rompe su barra de chocolate en dos y sostiene una mitad hacia Donghyuck —¿Chocolate? —

Donghyuck acepta la ofrenda de paz. Se sienta, se encoge de hombros y pregunta:

— ¿Ya pensaste en un deseo? —

Mark sacude la cabeza.

— No, todavía no —

Donghyuck mueve la barra de chocolate en su boca.

— ¿Lo estás considerando apropiadamente? Sí. Inteligente — comenta, como si no fuera algo común.

Mark voltea la página del libro de historia sobre la mesa frente a él.

— ¿Qué es lo que la gente suele desear, entonces? —

— En los viejos tiempos, la mayoría pedían esposas y palacios — afirma Donghyuck, con la comisura de su boca temblando. Mark lo ve pero pasa rápidamente. Las señales de advertencia (la innegable característica juvenil de la mejilla de Donghyuck, la sonrisa que amenaza con salirse de la estrecha línea de sus labios, el tono extravagante de su voz) están ahí, pero él cae de todos modos.

Mark hace un gesto.

— ¿Viviste en ese entonces? ¿De verdad? — La idea de que Donghyuck permanezca constante, estático a través del flujo del tiempo hace que su cabeza dé vueltas.

¿Es sólo un parpadeo en la enorme extensión de la existencia de Donghyuck?

Donghyuck levanta un poco la barbilla.

— Oh, sí, claro — dice — Grandes tiempos. Pero mi período favorito es, por mucho, los años 70. La música era tan buena —

— ¿En serio? —Mark exhala.

Donghyuck empieza a entonar a Queen pero no puede aguantar. Se muerde la lengua para no reírse demasiado y dice:

— En realidad no. Tengo dieciséis años. Y mi madre dice que los 70 no fueron tan buenos —

Pero para entonces, maldita sea, Mark no puede sacarse la imagen de la cabeza. Pantalones cortos de vaqueros, calcetines blancos con dos rayas negras, camiseta con estampado de colores. Jerga anticuada, música disco americana, un hilo de la última dinastía atado alrededor de la muñeca de Donghyuck. Los ángeles de Charlie en la desvencijada televisión, los letreros de pandillas en la espalda de las chaquetas de cuero, la pequeña cicatriz bajo el ojo que le hicieron los caprichos del tiempo pasado...

La boca de Mark no puede seguir el ritmo de su mente.

— Soy un año mayor que tú — se tropieza con sus pensamientos de forma lamentable.

Donghyuck tararea, dejando de lado el tema. Pasa al objeto de los afectos poéticos de Mark. Le pregunta si ella tiene la misma edad que él (— ¿O te gustan las mujeres mayores? Nunca dejas de sorprenderme, Mark Lee — Mark se pregunta si él es realmente la parte incalculable en esto) con qué sílaba empieza su nombre, si su voz es alta o baja.

Mark se aferra a su precioso secreto y Donghyuck se aburre. Se levanta para hojear las estanterías. El bibliotecario pasa con su carrito lleno de libros. Todos los radiadores están a tope. Donghyuck saca un libro sobre Genghis Khan y se vuelve hacia Mark con una sonrisa de Pepsodent.

— Lo conocí una vez. Era sorprendentemente poco atractivo — dice Donghyuck, golpeando el retrato de la portada.

Mark pone los ojos en blanco y pregunta:

— ¿No tienes exámenes para los que estudiar también? — Entonces, él dice a medias — A menos que ustedes, genios, estén de alguna manera exentos de la escuela —

Donghyuck se sienta y empieza a hojear el libro.

— Oh, sí, claro que sí, pero alguien ha estado ocupando bastante de mi tiempo, últimamente — No hay una acusación real en su voz, pero Mark se avergüenza de todos modos.

— Fue un accidente — protesta Mark.

La boca de Donghyuck se curva en una sonrisa. Pasa las páginas del libro sin siquiera tratar de analizar el denso texto. En la transición entre las páginas 234 y 235, mueve su muñeca demasiado rápido y termina con un corte de papel en su dedo índice. Él grazna. El bibliotecario le da una mirada severa a través del espacio entre el libro y el estante. Mark no sabe qué hacer.

Donghyuck agita sus cuatro extremidades, aunque sólo la punta de su dedo está dañada. Golpea sus talones contra el piso de vinilo y se mece en su silla. Dramático, señala Mark, inclinándose para mirar la superficie abierta. Es Genghis Khan, liderando un grupo de hombres, clavando sus talones en los flancos de su poderoso caballo de articulaciones nudosas. Lanza levantada en alto, boca abierta en un rugido, ojos vagamente similares a los de un antiguo dragón chino. Lo opuesto a este lío del tercer milenio.

— Oye, chico — dice el bibliotecario después de medio minuto de lloriqueo teatral — no llores en la biblioteca —

Mark se ríe en silencio. Donghyuck inclina la cabeza perezosamente y rápidamente olvida todo lo que ha pasado. Golpea su pie contra el suelo. Mark sugiere que salgan de allí.



































Ahora si volvemos al horario al habitual

sim sala bim || markhyuck || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora