T H R E E

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一Traicionaste mi confianza y rompiste el trato

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一Traicionaste mi confianza y rompiste el trato. Te quiero fuera de mi mansión antes de que estas manos rompan tu cuello.



Lágrima número tres; toda droga conlleva una consecuencia.

Mansión Sakamaki
3 A.M

Laito no estaba seguro si algo así como la abstinencia al sexo existiera. Él pensaba que era como cuando intentaba librarte de las drogas o del alcohol, por más sobrio que te mantuvieras siempre volvías a caer.

Pero no está vez.

Laito había perdido la droga más adictiva que tuvo en toda su larga existencia. Con irá recordaba sus suaves labios carmesí y su encantadora sonrisa al hablar. No podría volver a sentir su suave y delicada piel ni el éxtasis que le daba estar sobre su cuerpo viendo como su mujer de retorcía de placer.

Pero por más deliciosa que su adicción fuera el vampiro no iba a dejar su orgullo y dignidad de lado: el que Ayame lo traicionara de esa forma fue un golpe a su ego. Él era el más apuesto de la mansión, era el más atractivo y capaz de todos. ¿Por qué ella se fijaría en un flacucho como su hermano?

O al menos, eso se repetía todos los días.

No fue difícil para alguien de su posición hacerle la vida imposible a una simple humana. Con un par de llamadas se aseguró que una mujer en sus contactos que formaba parte de la misma empresa de Ayame se encargara de darle una lección. Al vampiro le parecía estúpido encargarse por si mismo de ella, una pérdida de tiempo. Muy internamente, creía que se le iría el apetito por las mujeres durante un tiempo si se encargaba de destrozar a semejante angel como Ayame.

一Hoy visité ese burdel al que tanto alabas.一Laito enarcó una ceja soltando una risilla: eso era nuevo. ¿Subaru en un burdel como ese? Apenas lo veía capaz de satisfacerse a si mismo, no entendía como se lo haría a una mujer.

一Al menos ahora eliges una puta bonita en lugar de robarlas.一le contestó sin mirarlo a la cara.

一Ella necesita ayuda, imbécil.一escupió con rabia.一tú tienes la influencia suficiente en esos asquerosos negocios como para sacarla del lío en que la metiste.

一Ella se metió en ese lío.一contestó.一ninguna mujer fue tan estúpida antes como para desobedecerme. No volverá a hacerlo eso a-

一¿A otro hombre?一le preguntó Subaru con rudeza?一¿Te excita pensar en cuántos hombres la estarán tocando ahora, golpeándola y ensuciando su cuerpo como si mercancía fuese?一un escalofrío recorrió por la espalda del pelirrojo. Por supuesto que le importaba, ella era suya. Solo suya y de nadie más. Pero debía aprender la lección. Nadie engaña así con Sakamaki Laito.

一Su trabajo consiste en vender su cuerpo. No la degrades por su oficio.一el albino no entendió si lo dijo en serio o en forma de burla.一tengo mujeres de alto rango a mando de burdeles que se encargan de que no vuelva a engañarme en su vida. Un mes más allí y podrá volver a follar contigo todo lo que quieras.

一¿Qué tan seguro estás de que edad mujeres no la vendieron?

Laito río.一¿Qué carajos...

A su lado Subaru había desaparecido: un sobre tirado en el piso estaba en el lugar donde el vampiro debería.

Jugueteó con el sobre por un rato pensando en qué se traía su hermano entre manos. ¿Una humana valía tanto la pena? Bueno, lo suficiente como para que un vampiro la defendiera. Pero dado el caso, ¿Por qué Subaru permitió entonces que ella sea castigada por un error del que él también es responsable? Bueno, ellos tenían ese poder: quitarse las responsabilidades de encima. Además, con eso Laito concluyó que, seguramente, Subaru solo quería molestarlo y que en realidad no le interesaba en lo absoluto Ayame.

Tomó el sobre y sacó lo que tenía dentro: un par de fotos obscuras de una chica a la cual reconocía.

Tomó el sobre y sacó lo que tenía dentro: un par de fotos obscuras de una chica a la cual reconocía

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A Laito se le secó la garganta en ese instante: ¿Quien había sido el maldito que lastimó los hermoso y delicados muslos de Ayame? Tán suaves y blancos que la sola presión de su traje negro los marcaban

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A Laito se le secó la garganta en ese instante: ¿Quien había sido el maldito que lastimó los hermoso y delicados muslos de Ayame? Tán suaves y blancos que la sola presión de su traje negro los marcaban. ¿Quién se atrevió a esposarla como tantas veces fantaseó?¿Quien era ese asqueroso hombre que la tomaba por el cuello como si le perteneciera solo a él? La habían ensuciado, ensuciaron su droga más preciada.

La poca excitación que tenía mezclada con enfado terminó cuando llegó a una de las fotos finales: jamás había visto esa expresión en ella. Nunca en sus meses de visitas.

¿Quién era el asqueroso que le robó a Ayame el brillo en sus ojos que tanto adoraba Laito?

Karma [D.L][Sakamaki Laito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora