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    “一E incluso siendo incapaz de nada, haría todo para permanecer una eternidad más a tu lado

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    “一E incluso siendo incapaz de nada, haría todo para permanecer una eternidad más a tu lado.”.

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Lágrima número dos;Rule Breaker



Regla número uno: nada de dormir juntos.

A Sakamaki Laito le interesaban las mujeres sola y exclusivamente por una razón: sexo. Se embriagaba en su dulce sangre y aroma mientras las hacía suyas noche tras noche.

No le interesaba lo romántico, no deseaba entregar su muerto corazón a nadie. La sola idea de algo formal o amoroso no generaba nada dentro de su perturbada mente.

Por eso, cada mujer que llevaba a su cama estaba allí para cumplir con lo acordado y después marcharse. Nada de caricias, abrazos o besos después de un buen polvo. Laito se encargaba de que, al menos, las mujeres con las que más frecuentaba o le caían bien volvieran a su casa de una forma segura no importara la hora. Por eso, muchas veces Reiji lo reprendió por usar los servicios de la limosina con cosas tán, como él le decía, frívolas.

Quizá fue su cansado rostro durmiente el que lo convenció. Y es que, pocos minutos después de hacerla acabar, su acompañante había caído rendida ante el sueño olvidando la pequeña clausura que tenían desde el principio.

一¿Qué...qué hora es?

一Por fin despiertas, Ayame-chan.一soltó un pequeño suspiro en su oreja que hizo que la pelivioleta se estremeciera por completo, terminando de despertar.

一Oh Dios, me quedé dormida.一se llevó la palma de su mano a su frente, dando dos golpecitos a esta, para después tirarse a cara del vampiro.一lo lamento mucho Laito-san, sé que no debía-

Amaba ver cómo sus labios se movían con rapidez tratando de excusarse. Quizá era una de las cosas que más le atraían de Ayame. Su vista se deslizó por su blanquecina piel hasta llegar donde las sábanas cubrían sus desnudos pechos. Por un momento, se vió tentado a quitársela de encima.

一...puede no pagarme esta vez.

Laito ni siquiera tomó en cuenta la opción que Ayame le había ofrecido. Siempre pagaba por los servicios de sus mujeres, después de todo de ello quizás vivían. Y aunque poco le importaba su existencia, procuraba pagarles lo debido para que pudieran seguir visitandolo sin problemas.一déjame pensarlo...

Vió el rostro de la fémina que apretó sus rosados labios mientras jugaba entrelazando sus dedos. Sus intensos ojos se clavaron en los verdes del vampiro esperando una respuesta, incómoda por la situación. Evidentemente había dicho eso por compromiso, pero a pesar de ofrecerle la oportunidad de no pagarle, en su rostro no se veía nada más que el enhelo de que aquel ser lo rechazara. Lo que nos llevaba a la segunda regla:

Karma [D.L][Sakamaki Laito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora