Capítulo 1

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En un hermoso bosque con pequeños riachuelos y aves de todas las clases cantando y cortejando a las hembras que allí habían, se escuchaban las pisadas rápidas de varios animales. Cualquiera que pasaría por ahí pensaría que podría ser una estampida de inmensos animales nerviosos y aterrados, pero no, lo que pasaba era muy diferente.

Izuku iba a la delantera saltando antes de tropezarse con un inmenso tronco tirado en el suelo. Animales de diferentes especies no hicieron lo mismo que el menor y gigantescos venados y leones destrozaron sin miramientos el tronco con simples pisadas, siguiendo así con la carrera.

El pequeño omega llegó al extremo de un pequeño lago y saltó antes que los conejitos y siervos que estuvieron a segundos de pasarle.

—¡Yo gané!— se rió a viva voz mientras los venados saltaban al lago y los leones, erizados hasta la cola, frenaban rápidamente con ayuda de sus patas para no caer a las frías aguas.— ¡Áradas, ven!

El joven león negó con su cabeza y se echó en el verde y caliente pasto mientras tomaba agua tranquilamente.

—Esto es vida...— flotó en el agua mirando el hermoso cielo mientras los animales se acicalaban y otros saciaban su sed por la larga carrera de tres kilómetros que habían hecho, indignados por no haberle podido ganar a un humano ¿no eran ellos los que tenían olfato y vista mejor desarrollado?

—Oigan— todos los animales lo observaron— ¿qué tal otra carrera?— los animales gruñeron, chillaron, bramaron, juro escuchar un maullido pero lo ignoró, en señal de cansancio.

—¡Se supone que ustedes deberían tener más resistencia que yo!— los animales siguieron en lo suyo ignorándolo, ya hacía mucho tiempo que se habían rendido tratando de ganarle a aquél pequeño humano.

—Qué aburrido...— siguió flotando, pasando a lado de inmensos animales sin miedo y mirando las esponjosas nubes que estaban de un color plomizo, señal de que pronto llovería, pensó algo para luego sacudir la cabeza enojado por aquello: desearía un amigo de mi misma especie...

— siguió flotando, pasando a lado de inmensos animales sin miedo y mirando las esponjosas nubes que estaban de un color plomizo, señal de que pronto llovería, pensó algo para luego sacudir la cabeza enojado por aquello: desearía un amigo de mi mis...

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—¡Katsuki!

—¡¿Qué quieres?!— gritó mientras abría de una sola patada su gigante y real puerta.

—¡No me hables así! ¡¿Cuándo dejarás ésa actitud tuya?! ¡Ya tienes 17 y no llegas a la altura de los educados príncipes de los reinos vecinos!

—¡No me compares con esos descerebrados!— se paró frente a su ventana, que mostraba una pequeña porción del reino vecino, y señaló con su dedo índice— ¡Si entráramos en guerra ése inútil no sabría cómo manejar su puto reino!

—¡Un príncipe no habla de manera tan vulgar, mocoso imbécil!

—Las reinas tampoco...— murmuró bajo aunque aún así su madre logró escucharlo.

Mitsuki estuvo por quitarse su zapato para usarlo como arma cuando el rey de aquellas tierras la detuvo depositando su mano en su hombro.

—Amor.— su esposa lo miró y, volviéndose a poner su calzado a regañadientes, se sentó en la cama de su malcriado hijo, ahora su rey tomaría la palabra— ¿Hijo, qué pasó allá?

CACERÍA BAJO LA LUNA [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora