Después de devorar los exquisitos salmones, los dos jóvenes junto a Áradas y Haru retomaron el camino trazado. Katsuki por todos los medios trató de persuadir al Omega para que tomaran el rumbo contrario de donde había encontrado al semental minutos antes, pero sus intentos fueron fallidos. Al ver que no podía desviarlo, el imponente y fuerte Alfa entretuvo al chico al mismo tiempo que miraba a los alrededores, temeroso de que pudieran encontrarse con el no deseado en cualquier momento.
No detuvieron su andar hasta que una fuerte ventisca golpeó sus cuerpos, ambos siendo muy conscientes de lo que ésto significaba.
—El bosque.... está apunto de cambiar...— Izuku se giró lentamente hacia el Alfa, la culpa reflejándose en su salvaje mirada por primera vez— Lo siento, Kacchan. Lo digo enserio...
Al ver la mirada seria del mayor fija en el anaranjado cielo, trató de animarlo. Pero un sentimiento de felicidad recorrió su menudo cuerpo sin saber porqué.
—Te lo recompensaré, fui yo quien no trazó un buen camino después de todo— el Alfa seguía observando el horizonte, y añadió:— Mientras estés aquí, te mostraré algunos de los secretos del bosque. Eso está bien, ¿verdad?
El silencio los rodeó e Izuku se mordió el labio inferior. No entendía la preocupación del Alfa por seguir atrapado ahí, lejos de su familia y de su gente. Fue entonces cuando Katsuki posó por fin su mirada en él. La sonrisa que se instaló poco a poco en sus facciones hizo respirar nuevamente al Omega.
—Más te vale que sean secretos que, aparte de ti, nadie más conozca.
Izuku levantó el mentón, orgulloso.
—Hay muchos, incluso yo no he podido descubrirlos todos, pero deberás mostrarme que eres digno para enseñarte cómo llegar a ellos.
—Soy totalmente digno.
Ambos se rieron, pero su sonrisa se congeló en sus rostros cuando un extraño ser sacudió un enorme arbusto no muy lejos de ambos jóvenes. Se pusieron alertas, listos para cualquier ataque. Tras un tenso momento, una cabeza emergió por entre las hojas y seguidamente su cuerpo, haciendo a Katsuki paralizarse al reconocerlo.
Era el mismo venado que espantó minutos antes.
Rápidamente, observó al Omega y notó cómo este miraba el suelo mientras Haru corría hacia su viejo amigo. Trató de acercarse a él pero el menor lo detuvo. Izuku se dirigió entonces hacia el semental y habló en una lengua extraña que Katsuki no pudo entender, pero al ver cómo el animal no desviaba su mirada de él, tragó saliva ¿Acaso iba a delatarlo?
—Tienes mucha suerte. Faltan unos minutos antes de que el bosque cambie y este venado aceptó ofrecerte su ayuda para volver a tu reino— acarició el corto y suave pelaje al mismo tiempo que Áradas, con su pata, tomaba de la colita al conejo que pretendía subirse al lomo ageno y lo atraía a su cuerpo nuevamente— Que te ayude, siendo la primera vez que ambos se conocen, es algo sorprendente. Debes agradecerle.
Katsuki, bajo la mirada extrañada de Izuku, ladeó la cabeza y se acercó al venado lentamente; no podía ver a los ojos al animal y eso, estaba seguro, era un castigo que el venado impuso en él.
Agradeció su ayuda con reticencia, y se volvió hacia el Omega. Había mucho que quería decirle, entre ellas preguntarle si estaría bien quedarse unos días más con él; pero, recordando su posición como único heredero de los Bakugo, dijo posicionándose a lado del semental:
—Nuestro encuentro no fue el mejor, no lo negaré. Pero si algún día decides salir al exterior, ten por seguro que serás bien recibido en mis tierras— se dirigió al león—, incluso tú, gato.
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CACERÍA BAJO LA LUNA [KatsuDeku]
FanfictionPara Izuku Midoriya ser un omega, la clase social más desprestigiada, no es algo que le afecte a su perfecta vida salvaje, lejos del reino y a lado de sus amigos los animales. Katsuki es el príncipe arrogante y orgullo del reino de los Bakugo, tiene...