Solo cinco balas...

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Un tranquilo mar azul frente a él, extendió sus brazos aspirando fuerte para llenar sus pulmones de esa dulce y a la vez salada brisa que acariciaba su rostro, el cielo ya pintaba con los primeros rayos del día saliendo a sus espaldas.

- Será un hermoso día ¿no es así?.- pensó Renato sonriendo, en una de sus manos apretaba aún la hermosa joya que lo acompañó todos estos largos meses.

En ese momento el silencio se rompió por su sonora risa ... volteó a mirar a los ojos de su amante... por fin era feliz.

Hace 6 meses.

- ¡¡Eres un inútil!! .- gritó el irascible y fastidioso jefe.

- Disculpe señor, corregiré inmediatamente esto.- balbuceaba Renato cogiendo los papeles que hace unos instantes le tiró su nuevo jefe a la cara, no podía creer que haya cometido ese error, él era el mejor contador, no podía actuar como un aprendiz.

- Quizás es hora que tomes un descanso ¿no crees? luego de ese día.... .-

Renato se paralizó, sus manos se entumecieron al punto que le dolían, tan solo levantó la cara, ese gesto suyo ya no era el mismo de hace unos instantes...

- No entiendo de que habla.- 

- ¿En serio no entiendes Renato? pues parece que aún no has... .-

- Dije que no necesito nada... señor .- su voz se agravó por completo.

- Pues no lo creo.- seguía insistiendo el mayor.- mira, te voy a firmar un mes de vacaciones para que descanses, todo el papeleo de tu traslado fue demasiado rápido así que mejor... .-

- Dije... que no necesito nada... .- sus manos empuñaban los papeles hasta arrugarlos.- tendrá la corrección en media hora... me retiro.-

Y salió con rapidez de la oficina, ya en medio pasadizo no pudo más y corrió como si no tuviera dominio de si mismo,  aún con los papeles en mano ingresó al baño y vomitó... no podía hacer nada más.

- Estoy tan cerca... no puedo detenerme ahora, no puedo, tengo que... .- y quedó mudo, los recuerdos comenzaron a golpear su mente sin piedad y las lágrimas querían ahogarlo allí mismo, cual enemigas diarias, salían sin  poder detenerlas.

Luego de golpearse la cabeza con ambas manos para mitigar ese martirio y sintiendo que por fin las piernas le respondían para caminar, salió del baño limpiándose como podía la suciedad de la boca dirigiéndose como un zombie a lavarse el desastre en su rostro, cuando una voz le hizo volver a la realidad.

- ¿Te sientes mal?.-

- Es... esa voz... .- su mirada quedó perdida en la nada, era él, era....

- ¿Te pasa algo?.-

Esa última pregunta hizo que los papeles que tenía en la mano cayeran al suelo y sin responder fue directo al lavado abriendo el caño, y llenando sus manos con esa agua fría para frotar con ella su rostro... él no debía verlo así, él no.

- ¿Te sientes mejor?.-

Nuevamente esa voz lo paralizó.

El pelinegro intentó recomponerse mirándose al espejo, su rostro lucía rojo por el daño que se hizo al restregarse muy fuerte, sin embargo no pudo observarse mucho ya que su mirada se distrajo con el reflejo del otro atrás suyo.

- Si... si estoy mejor.- tartamudeo intentando contestar sin parecer un estúpido.

- Escuché lo que sucedió, no le hagas mucho caso al jefe, siempre ha sido un viejo huevón.-

Historias de pureza... sexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora