Esto es ilegal

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- Esto... no puede estar sucediendo ¡¡no puede ser!!.-

- Cálmate que yo... yo no te engañe, yo... .-

- Eres un desgraciado, no mereces saber absolutamente nada... nada.-

5 semanas antes.

El día de invierno aclaraba cuando la alarma del despertador sonó puntualmente a las 6:30 am.

- Ya te escuche... .- refunfuñaba Larissa intentando apagar a ese intruso diario con un suave golpe,  al lograrlo, aún somnolienta volvía a recostar su cabeza sobre su cálida y suave almohada.

- 5 minutos más... ¿si?.- susurraba mientras volvía a acurrucarse, sin embargo dos minutos después con mucho desgano se impulsaba hasta medio sentarse frotando sus ojos para al fin desperezarse, esos famosos "5 minutos más" le ocasionaron hace unos días la pérdida de una reunión muy importante y el fastidio de un cliente, además de la oportunidad de escalar una posición más en su bien remunerado trabajo.

- Buenos días de mi para mí.- reía con sarcasmo abriendo la ventana para sentir el frío viento golpear su rostro, dos fuertes inspiraciones y el letargo se había esfumado.-Estos días de frío realmente me encantan.-

Tras ello se desnudaba totalmente le encantaba sentir su piel erizarse ante el cambio repentino de temperatura.- Siri, mis mensajes por favor.- y la única voz que la acompañaba en las mañanas le leía uno por uno los muchos mensajes que tenía.- ¡¡trabajo, trabajo, trabajo!!.- rezongaba mientras se recogía el cabello con una vieja coleta.- "desea responder este mensaje".- sonreía al escuchar a la IA pedirle una orden.- no, continua leyendo todos, no deseo dar respuesta.- mientras colgaba en su pequeña silla de ropas amontonadas el traje del día, nada espectacular, solo lo rutinario.

- Siri, jazz por favor.- e iba tarareando su tonada favorita antes de dar un pequeño grito al sentir el agua fría caer sobre su cuerpo.- esto se siente tan bien... .- y sin secarse salía del baño con el cuerpo aún goteando, no le gustaba usar toalla, creía que su piel se hidrataba mejor así.

La segunda alarma irrumpía cuando estaba terminando de acomodarse la blusa.- mi vida es un horario invariable.- y cogiendo la cartera iba a la cocina por el  café de siempre, dos sorbos grandes y listo, la rutina en casa estaba por terminar.

- Mamá, papá, cuídense.- se despedía con un beso al aire de unas fotos antiguas bellamente enmarcadas que reposaban en un lugar privilegiado de su departamento y tras encender la alarma salía para montar en su auto rumbo a la oficina, era invierno y un sentimiento comenzó a tomarle por sorpresa .- "Para apreciar la calidez de un alma, debemos vivir el frio de su ausencia".- era la frase que su padre siempre repetía cuando sentía que se acercaban momentos de cambios.- Es una pena que la ausencia que tenga que sobrellevar sea la de ustedes.- y acomodándose el handsfree encendió el auto, no era momento de rememorar viejos recuerdos, era tiempo de comenzar nuevos.

Llegada al primer semáforo, un insistente sonido de llamada entrante repicaba en su celular, un vistazo a la pantalla y sabía lo que vendría...

- ¡¡Jefa!! ¿vas llegando?.- la voz chillonamente feliz era de Lucrecia, su activa, desordenada y nunca en sus cabales asistente ejecutiva, muy eficaz eso si, no podía negarlo, era realmente la mejor mano derecha que pudo tener, pero impetuosa como ella sola, quien ahora gritaba del otro lado como si fuera necesario hacerlo.

- Estoy conduciend... .-

- ¡¡Estás son las mañanitas que cantaba el r... !!.-

Corte de llamada.

- Acaso ¿hoy es mi cumpleaños?.- sorprendida echo un vistazo rápido a su agenda.- no puedo creer que lo olvide.- 

El teléfono volvió a sonar faltando 5 segundos para el cambio de luz.

Historias de pureza... sexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora