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El tiempo pasó. Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. En un abrir y cerrar de ojos las vacaciones se encontraban a unos cuantos días. Zenitsu había pasado un tiempo interesante, muy a pesar de los inconvenientes presentados en su ya catastrófica vida.

Ahora tenía amigos y un gusto por cierto burdeo, aunque también por un peculiar chico de rasgos finos. Era todo un dilema su situación amorosa.

La marca que se hallaba en su cuello poco a poco se fue desvaneciendo. El amargo recuerdo de aquella vez se perdió como un alfiler en un pajar, como un pétalo abandonado en un viejo libro de poesía.

Kaigaku había evitado acercarse a él, quizá por el temor a ser descubierto por Jiguro, quien-sabe.

Zenitsu estaba bien.

El sonido es dulce, tan dulce como los caramelos que solía degustar cuando niño. Los pajarillos cantan y el sol brilla.

Todo es alegría.

¿O no?

Siente una mirada penetrante en su nuca; pero cuando voltea se topa con la nada. Su hermano ya ni lo mira, ¿alguien lo ha amenazado?, puede ser cierta esa suposición.

Inosuke luce más violento que de costumbre con Tanjirō, ¿por qué?, es un ser gentil, amable, dulce. ¿Por qué alguien habría de odiarlo?

Nezuko hace preguntas muy incómodas. Zenitsu se siente inseguro al hablar.

El tiempo a pasado; pero la amarga sensación dentro de él continúa. "Sólo vive feliz, ignora aquello que te hace daño", es más difícil de lo que parece.

— ¡Monitsu!

— ¡Ah! — sale de sus pensamientos y se dirige rápidamente hacia quien lo llama —. P-Perdón, estaba pensando en algo.

— No me gusta cuando me ignoras, Tenitsu — se cruzó de brazos e hizo un puchero adorable —. No fuera Monjiro porque le harías caso luego, luego.

Las mejillas del rubio se enrojecieron violentamente al escuchar aquello por su amigo.

— Y-Yo... ¡Eso no es verdad! — gira su mirada a otro lado queriendo evitar que su amigo viese lo muy avergonzado estaba —. ¿Qué me decías?

— ¿Yo...? ¡Ah, sí! — recordó lo que mencionaba con entusiasmo —. Verás, el gran Inosuke-sama — se señaló con orgullo — a pensado en una grandiosa idea para divertirnos estas vacaciones.

— Oh, ¿qué tienes en mente? — realmente no tenía planes por lo que llamaba mucho su atención lo que fuese a decir Inosuke.

— Mi mamá y yo tenemos una casa en las montañas, está a... — se detuvo a contar con sus dedos, eso resultó bastante tierno ante Zenitsu — como a... ¿tres horas?, cuatro quizá... ¡no sé!, mi madre es la que sabe. — bufó ya harto de las matemáticas. Seamos honestos, ¿quién vergas no está harto de ellas? — Así que le pregunté si podías acompañarme y pues ella dijo que sí. Yo..., ammm, ¡¿Te gustaría acompañar al gran Inosuke-sama a su reino?! Serías como... ¡Como ni reina, sí!

Zenitsu volvió a sonrojarse; pero esta vez no por el burdeo ausente, sino por aquel dulce chico de apariencia salvaje. Quien lo viera; tan hijo de su madre y a la vez tan agradable.

— Sólo debo pedir permiso; pero estoy muy seguro de que me dirán que sí.

Sonrió haciendo que el chico de cabello obscuro con degradado azul se sonrojara.

— Hey, chicos. ¿Qué ocurre? — interrumpió Tanjirō quien acababa de ingresar al aula.

— Nada que te interese, Monjiro.

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⏰ Última actualización: Jul 05 ⏰

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Obsesión ; TanZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora