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—¿Qué tal su primer día?— cuestionó el anciano mientras bebía de su té.

—No me quejo— respondió desinteresadamente el azabache observando la pantalla de su celular.

—Está bien, ¿y tú, Zenitsu?— el mencionado se sobresaltó—, ¿qué tal estuvo tu primer día?

—Pu-Pues estuvo bien, y-ya he hecho un amigo.

Acariciaba a su pequeña avecilla, Chuntaro, el cual gozaba de aquel afecto. Su abuelo lo miró, Zenitsu no lucía feliz, es decir, tenía un amigo, eso era realmente bueno, pero algo le molestaba.

—¿Estás bien Zenitsu?

Este se mantuvo callado, disimuladamente miró a su hermanastro, este tenía cara de querer atacarlo. Si se le ocurría abrir la boca y comentar lo sucedido hace algunas horas le iría mal, muy mal.

—No es nada— se levantó de su lugar—. Gracias por la cena, estuvo deliciosa.

Besó la mejilla de su abuelo y, para su desgracia, la de su "hermano" quien, por algunos terribles segundos, le sujetó del hombro y le susurró un "calladito".

No quería más, se sentía asqueado, no soportaba verse ante el espejo, no soportaba verse mientras se duchaba, no soportaba siquiera saber que estaba vivo, que nada de lo que ocurría era un sueño, una terrible pesadilla. Todo era verdad y su querido abuelo no podía salvarle, nadie podía hacerlo, nadie.

Tomó una ducha que no duró mucho, tan sólo para relajarse. Después de ponerse su pijama y secarse su rubio cabello se acurrucó debajo de sus sábanas y así permaneció por un rato, inmóvil.

—chu, chu— claro que Chuntaro lo acompañaba, era su único verdadero amigo.

—Oh Chuntaro,— habló agotado— ojalá todo se acabe pronto.

Cerró sus párpados y, con el pensamiento de que todo podría mejorar, dejó que el sueño lo consumiera, poco a poco.

[💮]

A la mañana siguiente Zenitsu se levantó un poco tarde por lo que no tuvo tiempo de despedirse de su abuelo, eso fue algo que lo desánimo un poco.

Relajó un poco su cuerpo, la tensión que contenía era mucha, pero por ahora podía estar tranquilo. Kaigaku se encontraba en un horario completamente diferente al de él por lo que no temía por su presencia, por el momento.

Bebió un vaso con leche chocolatada dando fin a lo que hace pocos minutos estaba desayunado. Se levantó de su asiento y, antes de irse al colegio, lavó lo que utilizó para su degustación.

Subió las escaleras para advertir y despedirse de su mejor amigo.

—Recuerda no salir de la habitación, ya sabes que Kaigaku llega antes y a él no le agradas— habló Zenitsu con su pequeño gorrión el cual se encontraba en la acolchonada cama. Este pareció entender, se quedó quietecito, quizá era su imaginación, pero parecía que el ave sonreía. Zenitsu sonrió, devolviendo el presunto gesto—. Buena avecilla.

Cerró la puerta y se apresuró, no quería llegar tarde. Caminó presuroso por el pavimento, ya había movimiento en las calles, pero, a pesar de que habían varias personas, se sintió ansioso, como si uno en específico estuviera con él. Miró disimuladamente a los lados, nada, no había nada. "Quizá fue mi imaginación", pensó, pero no quedó tranquilo con aquel cavilar. Sentía algo cerca de él, tenía miedo. Su ansiedad regresó, comenzó a apresurar el paso, algo o alguien lo estaba siguiendo, no había la menor duda en ello. Sus ojos comenzaban a cristalizarse, aunque esto era típico en él, en cualquier momento de presión.

Obsesión ; TanZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora