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Había devuelto por completo su desayuno, se sentía realmente mal. Quizá podría ir a enfermería a ver si podrían ayudarle con la marca que yacía en su cuello, parecía estar hinchada y le dolía.

Miró con desagrado el inodoro para después bajar de la palanca. Salió del cubículo y se dirigió al gran espejo tras el lavamanos. Decidió checar la marca que aquel sujeto había dejado, efectivamente se encontraba algo hinchada, necesitaba algo para bajarla o sería descubierto por Kaigaku. No quería ni imaginarse cómo sería cuando regresara a casa, seguramente su hermano le rompería la cara tras aquella mordida. Comenzó a llorar tras pensar en lo molesto que estaría el azabache, en los golpes que recibiría, en los insultos.

—¿Estás bien?— se escuchó atrás de él.

Giró completamente aterrado, tomó dramáticamente su pecho, como si estuviera a nada de tener un paro cardíaco.

—¡L-Lo siento, no quería asustarte!— se disculpó el burdeo al ver su reacción —E-Es sólo que me quedé preocupado cuando te vi salir corriendo de la cafetería, lamento haberte incomodado.

Zenitsu le miró con desconfianza, hace un rato pudo ver claramente a un tipo cínico y, ahora, parecía todo lo contrario.

—E-Está bien...— limpió con la manga de su sudadera sus lágrimas, sintiéndose patético—, l-lamento haber salido corriendo, fue muy descortés de mi parte, es sólo que no me sentía bien.

—No te preocupes, lo entiendo— sonrió, esa sonrisa le brindó calidez al rubio. No sintió como si estuviera con el chico que acababa de conocer hace algunos momentos, para nada, este parecía ser completamente dulce y amable, desprendía un sonido tan gentil que daban ganas de llorar.

—En serio lo siento...Amm...

—Oh— el chico rió —. ¿Enserio ya olvidaste mi nombre?, soy Tanjirō, Kamado Tanjirō.

—L-Lo siento, Tanjirō— un leve rubor apareció en sus mejillas, ya no sentía aquel malestar.

—¿Te parece si te llevo a enfermería?, eso luce bastante mal— señaló su cuello.

—Ah, no es necesario, no quiero molestarte.

—No es ninguna molestia, Zenitsu— el rubor del contrario aumento al escucharlo decir su nombre—. Vamos.

Y este sólo pudo asentir, embobado por la bella sonrisa del de cicatriz. Estaba dirigiéndose a su trampa, estaba metiéndose en la boca del lobo.

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—¿En dónde está Kentaro?— cuestionó desconfiado el "chico jabalí", desde hace un rato ya habían comenzado las clases y el chico aún no llegaba.

—No lo sé— Aoi anotaba en su libreta cosas de gran relevancia, lo eran para el examen próximo—. Mejor concentrarte, Inosuke, esto es importante.

Prefirió guardar silencio, la chica solía ser bastante agresiva si no le obedecía. Aún así no se sentía tranquilo, no sólo Kentaro no estaba...tampoco estaba Monitsu.

Inosuke sabía lo que pasaba, no le agradaba para nada.

¿Piensas destruir un dulce corazón de nuevo?

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—¿Lo ves?, no es tan grave— sonrió Tanjirō.

—Sí...pero aún duele— acarició levemente la gasa que ocultaba la herida en su cuello, la enfermera le había dicho que aquella marca desaparecería en algunos días.

—Oh— hizo una mueca de tristeza —. ¿Pero quién te hizo eso?[1]

—No lo sé,— agachó su cabeza— n-no quiero hablar de eso, por favor.

Obsesión ; TanZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora