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La vida puede ser patética algunas veces, tan repetitiva, tan monótona, pero algunas otras puede sorprenderte mostrándote sucesos inesperados, a veces buenos y a veces malos.

Eso mismo vivía ahora el joven Tanjirou, no podía dejar de mirar a aquel chico frente a él, era tan lindo y su estilo era tan único, era perfecto.

—Mi nombre es Agatsuma Zenitsu y espero poder llevarme bien con todos.— afirmó con bastantes temblores en su cuerpo. Tanjirou notó la tensión que el chico rubio contenía y a su parecer esto era bastante tierno.

Hubo algo que llamó su atención, algo más fuerte que su bella forma, algo más fuerte que su completo ser; su olor, Zenitsu desprendía un olor tan excitante y tan dulce como una fruta, aunque no cualquier fruta, un durazno, sí, su olor era como el de aquel manjar.
Un hilillo de saliva se asomó por la comisura de su labio, no pudo evitar morderlo, comenzaba a emocionarse, su corazón se aceleraba, si no dejaba de olerle se iría contra él, estaba completamente seguro.

—Bien, joven Agatsuma.— mencionó el profesor. —Puede tomar asiento a un lado del jóven Inosuke, es el chico de puntas azules.

El menor solo se limitó a asentir, todas las miradas estaban posadas en él y eso realmente lo incomodaba, sabía que era atractivo, no era ningún idiota, pero ese no era el problema, el verdadero problema era que solo era eso, un cuerpo y cara linda, no veían realmente lo que él era, no pensaban en cómo se sentía.

Tomó asiento junto al chico de rasgos lindos tal y como se le fue indicado. Intentó concentrase en la clase pero le era casi imposible, el chico junto a este no dejaba de mirarle, sentía la necesidad de iniciar una conversación con él, pero, ¿Qué tal y solo quería molestarlo?, él solo quería estar tranquilo.

Tanjirou, por su lado, miraba molesto desde su asiento a su querido amigo, Inosuke no dejaba de mirar a Zenitsu, a SU chico, pero que pésimo.

La clase transcurrió y finalmente era hora del receso, todos salieron presurosos de su salón, la clase había sido bastante aburrida, solo querían salir a desestresarse.

—Hey, chico rubio— se escuchó a sus espaldas. Temeroso volteó hacia donde se dirigía esa voz, se trataba del chico que se sentaba a un lado del él. —¿Te molesta si almorzamos juntos?

El menor negó, no se sentía aún en completa confianza como para entablar una conversación con aquel chico, pero tampoco quería ser grosero por lo que no pudo negarse.

Ambos caminaron hasta la cafetería sin percatarse de aquel chico que no paraba de mirar al rubio. Este solo se fastidiaba cada vez más, Inosuke ni siquiera le había dirigido la palabra, sólo estaba concentrado en quitarle a Zenitsu y eso no se lo permitiría, oh claro que no.

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—¿No piensas comer?

El menor solo miró su emparedado, se sentía muy nervioso, ¿Por qué el contrario seguía insistiendo en hacerle la conversación?

—N-No tengo ha-hambre.— habló finalmente, era verdad, no tenía apetito, es más, ni siquiera iba a ir a la cafetería, él quería ir a la biblioteca y ahí desperdiciar su tiempo, al menos hasta la siguiente clase.

—Mmm, te noto tenso.— cerró los ojos con algo de fastidio. —Mira, no planeo comerte, ¿bien?, solo pensé que sería agradable para ti no estar sólo en tu primer día. — alzó los hombros — Realmente me gustaría que nos conociéramos, se ve que eres buena persona, eres muy agradable. — se sonrojó violentamente, quien conociera bien a Inosuke sabría que él sería incapaz de tratar bien a alguien, era reconocido por su agresividad y su competitividad, (en especial con Tanjirou), esto no era normal en él.

—Y-Yo l-lo si-siento, — miró hacia su derecha — es solo que no siento necesario que gastes tu tiempo en una persona como yo—. Sus ojos ya se encontraban soltando lágrimas, maldita sea, era tan patético.

Inosuke se sintió enternecido por tal escena, tomó su mejilla sin importarle absolutamente nada e hizo que lo mirara directamente a los ojos. —Escúchame bien, — mencionó con seriedad. — Yo sé que eres especial, tan solo me gustaría conocerte más, quiero que sepas que no miento, me gustas, desde que entraste al salón no pude concentrarme en otra cosa que no fueras tú, quizá es muy pronto para asegurarlo y es por eso que quiero que me permitas conocerte más para estar completamente seguro de lo que siento, por favor.

Y ahí estaba, sollozando, como siempre, todo lo que le había dicho aquel chico era bastante lindo y por los latidos que desprendía su corazón sabía que no estaba mintiendo, su oído jamás le había fallado y no lo haría ahora, aquellos latidos eran tan sinceros. Asintió, no sabía si hacia lo correcto o no, tan solo quería conocerle más.

Kamado miraba toda aquella escena con recelo, ¿Con que esas tenían, eh?, Zenitsu estaría con él y haría todo lo necesario porque así fuera.

—¿Hermano?— escuchó a su lado. —¿Está todo bien?

—¡Sí, hermana!— afirmó sonriente—, todo está de maravilla, ¿Qué tal tu panqué[1]?

—¡Está delicioso!, ¿Quieres un poco?— extendió un trozo de aquel pan para que su hermano mayor pudiera probarlo.

—Claro—, lo recibió gustoso —Si que está delicioso.

—¡Lo sé!

Tanjirou sonrió, mostró aquella dulce sonrisa que todos conocían y por la cual nadie pensaba mal del jóven pelirrojo, él era tan amable, tan simpático, ¿Cómo ese chico podría estar pensando en asesinar a alguien de sus amistades?

Nadie jamás sospecha de los chicos dulces, de aquellos que muestran ser amistosos pero hay algo que jamás deben olvidar el diablo fue antes un ángel.[2]

~🍃~

[1]. Es un pan de dulce, como un muffin solo que sin glaseado ni nada que lo decore.
[2]. Es una frase que aparece en el anime Tokyo Ghoul; "Nunca confíes demasiado en alguien, recuerda que el diablo fue antes un ángel." - Kaneki Ken

Obsesión ; TanZenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora