-DOE-
Conmoción.
La boca abierta. No encuentro las palabras. Abrumador. Aturdidor.
Pero conmoción era la palabra que mejor describía lo que sentía estando dentro del auto.
Tenía un millón de preguntas, pero no podía encontrar mi voz para preguntar ninguna de ellas.
Y desde luego no me atreví a hacerme el lindo con los dos hombres que estaban a mi lado llamándose a sí mismos mi familia. Eran sólo extraños que, cuando yo no iría de buena gana con ellos, sacaron un arma grande.
Un pequeñito con oscuros cabellos ondulados y con helados ojos café que eran iguales a los míos.
Un pequeñito que me había llamado papi.
Mi vida desde que desperté sin memoria había sido un puto desastre de increíbles eventos juntos atados en un monstruoso nudo.
Cada vez fui lo suficientemente estúpido para pensar que podría desatar el nudo, se volvía cada vez más apretado, hasta que se consumió cada gota de espacio alrededor mío, envolviéndose alrededor de cualquier posibilidad de alguna cosa buena que resultara de estar vivo.
Estrangulando hasta la muerte.
Fue una cobardía de parte de ellos traer al niño. Fue sólo gracias a él que me senté en abrumador silencio, incapaz de hacer mis usuales millones de preguntas. Demasiado asustado de espantarlo o decir algo malo que lo traumatizara de por vida.
El silencio en esa limosina era ensordecedor. Tan tranquilo que estoy seguro que, si escuchabas suficientemente cerca, podías de hecho escuchar el sonido de mi conmoción. El sonido de los neumáticos girando sobre el asfalto mientras acelerábamos sobre la carretera era un respiro más que bienvenido.
El hombre que decía ser mi padre se sentó en el asiento delantero del copiloto. Todo acerca de él era estirado y duro como una piedra. Su traje no tenía ni una sola arruga o una mancha de sudor, y a pesar del calor y de la humedad él mantuvo su saco puesto. Estaba comenzando a pensar que ese traje era su propia identidad viviendo y respirando. Era malditamente muy perfecto. No me habría sorprendido si hubiera un pequeño extraterrestre viviendo en sus mangas controlando el vivo traje del Gobernador.
Un celular vibró en el asiento delantero.
- PARK. - El Gobernador ladró. Después de unos segundos de murmurar hacia el celular. Se alzó y presionó un botón, subiendo la ventanilla negra, separando la parte delantera con los asientos traseros.
Me senté en la parte trasera del lado en una gradilla, a la pequeña longitud de un niño de distancia del chico quien se había presentado a sí mismo como Jungkook.
¿Mi novio?
No, SU novio.
- Sabes... - Jungkook dijo susurrándome, una maliciosa mirada en sus ojos castaños. - Él es la mera razón de que dejaran de decir la cosa que dices cuando contestas un teléfono, ¨un saludo¨ - forcé una sonrisa y Jungkook se volvió para mirar hacia la ventana.
Durante toda la hora del trayecto cuando sabía que él no estaba mirando, miraba el perfil de Jungkook, permití que mi roto cerebro buscara su tarjeta perdida, esperando encontrarla puesta en Jungkook y que dijera cuales eran mis sentimientos hacia él.
Jungkook era guapo con esa cara fresca de comercial de pasta dental. Pero todo en lo que me mantenía pensando cuando lo miré es que parecía... agradable. Y a pesar de que tenía la misma edad que yo, era todavía un niño.
ESTÁS LEYENDO
02. EL TIRANO ||YOONMIN||
RomanceRecuerdo. Todo. Sólo que ahora deseo no hacerlo. Cuando la neblina es succionada de mi mente como humo a través del vacío, la verdad que ha estado más allá de mi alcance por meses, por fin se revela por sí sola. Pero el alivio que pensé que sentiría...