—DOE—
Suga cayó arriba de mí, presionándome contra el colchón mientras ambos recuperábamos el aliento. Su peso encima de mi espalda estaba casi aplastándome, pero no quería moverme. Con temor de que, si lo hacía, despertaría y todo esto habría sido un sueño.
Suga se sentó y se recargó contra la cabecera jalándome cerca de él.
– ¿Ya puedo decirte por qué? – pregunté, todavía recuperando mi aliento.
Suga asintió.
– Pensé que estabas muerto. – comencé. – Entré en pánico cuando no había oído de ti por un tiempo. Fui al club de R.M esperando que ellos pudieran entregarte un mensaje de alguna manera. El padre de R.M me dijo que estabas muerto. – Suga me dio un apretón tranquilizador, alentándome a continuar. – Y te extrañé. Te extrañé muchísimo. – una lágrima bajó por mi mejilla mientras recordaba cómo me sentí cuando el padre de R.M me dijo que Suga estaba muerto. Suga se inclinó y atrapó la lágrima entre sus labios, tomándola antes de que tuviera la oportunidad de caer de mi mandíbula. – Fui a ver a YooBin.
Suga se congeló.
– ¿Qué? ¿Viste a YooBin? – preguntó en incredulidad.
Asentí. – Sí. Y es tan hermosa. Tiene tus ojos, tu sonrisa. Ella me dio esto. – levanté mi muñeca para mostrarle el brazalete morado de plástico y Suga corrió sus dedos encima de él como si estuviera examinando la joyería de la reina. – Supe enseguida que ella tenía que estar conmigo. Quería adoptarla.
– Nene. – Suga dijo en un tenso susurró.
Limpié otra lágrima cayendo por mi otra mejilla.
– Quería incrementar las posibilidades de que eso sucediera. El Gobernador dijo que un chico soltero buscando adoptar es pasado por alto a menudo. – me volteé a verlo a los ojos. – No quería que eso pasara. Habría hecho cualquier cosa. Por ella. Por ti. Pero siendo honesto, estaba haciéndolo más por mí, porque ella es un pedazo de ti, y quería ese pedazo conmigo, siempre. – me reí. – Así que hice lo que tenía que hacer.
– Te casaste con Jungkook… por mí. – dijo Suga. No había más enojo. Ni reproches. A lo mucho él sonó con temor de lo que yo había hecho. Gentilmente alcanzándome para acunar mi rostro se inclinó hacia delante y presionó un beso en mis labios. Donde la mayoría de nuestros besos están llenos de calor y pasión, este era todo ternura y amor. Se retiró lentamente, mirándome como si estuviera buscando algo.
– Y por mí. – le recordé. – Odio decírtelo, pero me enamoré de ella más rápido de lo que me enamoré de ti.
Suga se rió. – Te amo. Nunca se lo había dicho a nadie antes excepto a YooBin. Desde el día que apareciste en mi fiesta, has sido tú. – él me besó otra vez y luego descansó su frente en la mía. – Sólo tú. – era exactamente lo que necesitaba oír. Calidez se esparció por mi pecho y sentí mi corazón expandirse mientras el hermoso hombre en frente de mí me adoraba con sus ojos.
– Nunca lo amé, sólo para que lo sepas. – dije, ofreciéndole a Suga algo que sabía él quería escuchar. – Lo recuerdo, pero no era ese tipo de amor. No de mi parte, de todos modos.
– Lo amaste lo suficiente para dejarlo follarte. Tuviste a su hijo. – afirmó. No había amargura en su voz, y aunque no fue una pregunta, parecía como si él estuviera esperando una respuesta.
– Jungkook estaba enfermo. – dije. – Muriendo. Pensé que lo que sentía por él era amor de verdad, pero ahora sé que es sólo era del tipo que tu sientes por un amigo cercano. Él no iba a tener la experiencia de la graduación, o el baile de graduación, o… ya sabes, sexo. Era mi idea. – sacudí mi cabeza. – Pero, hicimos a Hoseoki. Así que, tan jóvenes y estúpidos como éramos, como fui, no me arrepiento de ello. Puedo no recordar a mi hijo, pero lo siento aquí. – puse una mano sobre mi corazón.
Suga se rió entre dientes.
Tan bueno como era escuchar su risa me sentí a mí mismo enojándome otra vez.
– ¿Qué exactamente encuentras gracioso acerca de todo esto? – solté, sentándome y mirándolo de reojo.
Suga se estiró y me atrajo hacia él. – Porque, Cachorrito. Podía sentir mi sangre hirviendo cuando pensé que estabas a punto de describir a otro puto chico. Pero en su lugar mi dulce chico me dice como él renunció a su virgen culo por su moribundo amigo. – Suga acarició mi cuello con su nariz. – El follón más tierno del mundo. – dijo él, soltando una carcajada. Agarré una almohada y la arrojé a su cabeza, pero la atrapó y la tiró al piso, agarrando mis caderas y poniéndome encima de él.
– Ahora dime donde carajo estuviste por un mes entero. – demandé, sintiéndome libre de estar enojado con él ahora de que estaba vivito y coleando. Crucé mis brazos sobre mi pecho. Él alejó mis brazos de mi cuerpo y movió sus labios desde mi oreja hasta mis pezones, mandando mi cabeza rodando hacia atrás. Empujé su cabeza hasta que estuvo recargada otra vez contra la cabecera con un ruido sordo.
– La mierda con WonYoung, se terminó. – dijo el luciendo aliviado. Descansó sus manos en mi cintura. – No fue bonito, Cachorrito. Él nos encontró primero. Mierda que tú ni siquiera necesitas saber. Mierda con R.M.
– ¿Qué le pasó a R.M? – pregunté, sintiendo pánico.
Suga apretó mis caderas para llamar mi atención. – Él está vivo. Sanando. No hay daño permanente en su cuerpo, pero después de lo que él pasó, no espero que esté bien de la cabeza, no por un largo tiempo. Un hombre sólo puede tomar tanto. R.M tomó ese tanto y mucho más. Esos cabrones lo torturaron. – la mandíbula de Suga se endureció y sus dedos se clavaron dolorosamente en mis costados.
Mi corazón dolía por R.M y por Suga.
– Pero ya se terminó. – dijo Suga, acunando mi mejilla. – No puedo decir que no hubo unos cuantos momentos en los que pensé que no iba a salir de ahí con vida, pero estoy aquí ahora y voy a llevarte a casa.
– ¿Qué hay de Hoseoki? – pregunté.
– Puedo hablar con Jungkook si quieres. – Suga ofreció. – Explicarle que queremos un acuerdo con Hoseoki. Como sea que tú lo quieras.
Él quería yo llevara a Hoseoki con nosotros también.
Sacudí mi cabeza. – Creo que es mejor si soy yo el que habla con Jungkook. He arruinado todo esto. Soy el que necesita arreglarlo.
Suga asintió.
– Bien. Estaré aquí mañana en la noche con la camioneta. Alista tu mierda. Alista la mierda de Hoseoki. Si Jungkook no entra en razón, déjame saber.
Suga se agachó por sus jeans y sacó un celular. – Ten. Esto es tuyo. Mi número es el único que está guardado. Cualquier problema, me llamas. Si quieres que esté aquí mañana en la noche. Aquí estaré.
– ¿Tan simple como eso? – pregunté, sintiendo como si me acabaran de dar una segunda oportunidad en la vida. Y de una manera la tenía. Porque Suga estaba vivo y todavía era suyo.
– Nop. No así de simple. Dile que quieres una anulación y que quieres esa mierda para ya. Tanto como él chille le dices que venga a jodidamente verme. – Suga presionó sus labios en los míos e inhaló profundamente. – En este mundo, hay muy poco en lo que yo creo, Cachorrito. Pero creo que estamos destinado a estar juntos.
– ¿No crees en Dios? – pregunté.
– No, Cachorrito. La única cosa en la que tengo fe, es en ti.
Suga se deslizó fuera en algún momento después de quedarme dormido en sus brazos. Cuando la luz de la mañana inundó mi habitación rodé para evitar los rayos de sol. Cuando finalmente abrí mis ojos vi algo en la mesita de noche que hizo a mi corazón revolotear y elevarse. Mi sonrisa no era nada más que una ridículamente grande. Lo amé inmediatamente. Era justo como el que él había dejado en la mesita de SooRyun hace todos esos meses.
Sobre mi mesita de noche encima del teléfono que Suga me había dado, estaba un pequeño conejo blanco de cerámica.
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02. EL TIRANO ||YOONMIN||
RomanceRecuerdo. Todo. Sólo que ahora deseo no hacerlo. Cuando la neblina es succionada de mi mente como humo a través del vacío, la verdad que ha estado más allá de mi alcance por meses, por fin se revela por sí sola. Pero el alivio que pensé que sentiría...