Ese chico es la tentación en persona, es un demonio con el cuerpo de un ángel, ha llegado a corromper su vida, todos le llaman una mala influencia. A su vida le hace falta una motivación, le hace falta algo que lo despierte y lo impulse, no le moles...
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Había sido una noche algo alocada, eso debía admitirlo, afortunadamente había dicho a su tío Arthur que pasaría la noche en la casa de un amigo, nunca le dijo que la pasaría tomando lo que se le pusiera enfrente.
Ahora tenía una resaca terrible, el dolor de cabeza lo estaba matando, definitivamente no iría a clases.
—¿S-Se encuentra bien? —le pregunto un chico de cabellos largos, con un flequillo que cubría sus ojos—, Gogol-san me dijo que revisara si estaba bien, ayer nos asustó mucho...
Entre sus recuerdos borrosos pudo reconocer a ese chico, a él también lo emborracharon, estaba bailando sin camisa sobre una de las mesas con un mapache. Era roomiede Gogol.
—¿Eres Erick?, ¿O Eulalie? No lo sé pero recuerdo que empezaba por E.
—Edgar, en realidad... Ayer nos asustamos mucho cuando se desmayo... Gogol-san va a reprobar si sigue faltando a clases, así que me pidió quedarme para cuidarlo...
El de mayor altura le ofreció algo de beber, junto a unas pastillas para el dolor de cabeza. Algo dentro suyo le dijo que ese chico Edgar era uno totalmente distinto estando sobrio al que conoció estando ebrio. Bueno, a este Edgar no lo veía bailando en una mesa junto a un mapache.
—Gracias, perdí mi celular, ¿Me prestas el tuyo? Me iré a casa en un taxi.
—¿No vas a ir a clases? —preguntó preocupado el mayor, el pelirrojo solo chasqueo la lengua.
—Solo quiero llegar a casa y darme un baño, no quiero ir a clases. Dile a Nikolai que no se preocupe por mi. Que me enviaste a casa.
El mayor no pudo discutir nada, solo le prestó su celular al pelirrojo y espero, luego solo lo miro levantarse mientras se acomodaba la ropa y caminaba entre el desastre del departamento que compartía con Gogol y su amigo Fyodor. El pelirrojo le había dicho que decirle al albino, era una verdad a medias, tal vez, pero tampoco era una mentira. Así que solo dejo ir al de baja estatura.
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—¿Alguien sabe por qué Nakahara no vino a clase? —preguntó la profesora mirando el lugar detrás del rubio que iba detrás del castaño.
Nadie supo que responder, no sabían por qué Nakahara no había ido a las clases, durante su primer día llegó tarde, así que no les sorprendería si llegaba a la última clase. El castaño se mordió el labio, no sabía si decirle que un chico albino le propuso irse de fiesta, o inventar una mentirilla para salvarle.
