Capitulo 3

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Mientras los tres caminaban, se encontraron nuevamente con Benjamín Artemis Andrés de las Torres Grandes De la Guardia de los Andes.

"Miren a quién encontramos, a Benjamín", anunció Isabel mientras echaba un vistazo al japonés y al ninja.

"Veo que has completado tu trabajo como exorcista", comentó Benjamín.

"Sigo buscando la forma de salir de este lugar. En mi mundo anterior, luché contra una mujer llamada Pancracia junto a mi hermana menor, Laura Fiona Gisela de las Torres Grandes De la Guardia de los Andes Mcgonalf. Fue una batalla muy difícil, pero finalmente tuvimos éxito", explicó.

"¡Es increíble!", exclamó Tömörbaatar sorprendido. "¿Tu hermana tiene tantos nombres y apellidos?"

"Mi nombre es Benjamín Artemis Andrés de las Torres Grandes De la Guardia de los Andes", dijo Benjamín. Tömörbaatar escuchó con asombro y soltó una carcajada. "Sí, no eres el único sorprendido".

"Ahora bien, el pequeño se llama Tömörbaatar Batsükh", presentó Isabel mientras comía un pescado frito. " Mmmm, ¿quieres probar uno?"

"No, no quiero comer la comida de los negros", respondió Benjamín con desdén. La expresión de Isabel cambió y se puso seria. "Además, ¿no deberías servirme? Soy blanco".

"Encima de racista, imbécil, ¿No sabes que no estamos en los siglos IX y X? Estamos en 2020, sin covid-19 aquí", reprochó Isabel.

"Tu eres negra, eres inferior a mí...", comenzó Benjamín antes de que Taiko sacara su katana y se pusiera delante de Isabel.

"No te atrevas a pasar de listo con la Lady Isabel Ana Williams, te cortaré en cuatro partes si sigues insultándola de esa manera, y no estoy bromeando", amenazó Taiko, también sacando su katana.

"No te atrevas a molestar a la señorita Isabel Ana Williams o te las verás conmigo".

"Y conmigo también", añadió Tömörbaatar, dándole una patada en la pierna a Benjamín.

Quejándose de dolor, Benjamín se levantó furiosamente. "Escucha chico, muestra algo de respeto por tus mayores".

"Siendo adulto de unos 30 años, pareces más joven", señaló Tömörbaatar. Se acercó más a él y le apuntó con el dedo. "Y más inmaduro. Así que si quieres morir solo, entonces aléjate de nuestra vista, pero si quieres estar aquí, tendrás que dejar de ser un nazi o cualquier cosa que tenga que ver con ser genocida o discriminador".

Después de cinco horas del encuentro, Benjamín se quedó con el grupo mientras Isabel se bañaba. Al salir, se dirigió al comedor y descubrió que no había una silla disponible para ella. "Creo que falta una silla para sentarme", dijo mientras buscaba una vacía. Pero su búsqueda fue interrumpida cuando Taiko le quitó la silla a Benjamín, quien terminó cayendo con su plato de comida.

"La mía está caliente, es mejor", ofreció su silla Hao.

"Imbécil, mira lo que me hiciste hacer", se quejó Benjamín, levantándose para limpiar su ropa y sentarse en el suelo. "Antes había más sillas, pero hay un niño ahora. ¿Es japonés?".

"Vaya, no, es de Mongolia, qué ignorante", le respondió Isabel mientras comía.

"Para mí son todos iguales, no les veo la diferencia", murmuró Benjamín mientras comía en el suelo.

"Mereces comer en el suelo por tratar mal a Isabel, ella es buena, y tú un maleducado racista", reprendió Tömörbaatar mientras bebía su jugo.

"Lo siento", dijo Benjamín con sarcasmo mientras rodaba los ojos. Tömörbaatar, luchando por contener su risa, le pidió que lo dijera con amor y honestidad. El joven lo intentó de nuevo, esta vez con más esfuerzo y mirando hacia el suelo. "Debes decirlo con el corazón", agregó Tömörbaatar.

"Ay, niño, ya deja de atormentarme", dijo Benjamín, incapaz de contener su risa. "¿Crees que es divertido?", preguntó tratando de mantener la compostura. Pero el contagioso ataque de risa del niño los hizo reír juntos.

Al día siguiente, un hogar inusual llamó la atención de los cuatro amigos, quienes se quedaron boquiabiertos ante su belleza.

De repente, la puerta de la casa se abrió sola y el grupo se asustó al principio, pero reunió el valor para entrar sin demostrar miedo.

Una mujer se les acercó y les dio la bienvenida: "¡Bienvenidos a la Casa de los Recuerdos! Aquí les ayudaremos a recordar todo lo que necesitan para volver a casa". La mujer llevaba puesto un vestido negro de látex, guantes de goma del mismo color y un hermoso collar de perlas blancas con un diamante en bruto de color verde.

"¡Hola señora!" Isabel saludó cordialmente con la mano, pero notó que la mujer miraba su mano con disgusto. "¿Pasa algo?"

"Eres una pureza, una doncella, ¿sabes cuán poderoso es eso?"

"¿De qué hablas?" - Preguntó Isabel, confundida.

"Tu alma y mente son limpias e inocentes, y eso es muy valioso. Puedo usarte para obtener poder." La mujer sacó un caparazón de un gliptodonte con alas blancas. "Si te quito todo, tendré el poder de esto y tú serás mía. Así, podré obtener la fuerza necesaria para gobernar el mundo".

"Chicos esta mujer esta loca"

"Cállate prisionera." Le grita.

Tömörbaatar agarra su brazo del miedo y se pone atrás de Isabel.

"No sé lo que sucede, pero debemos irnos de aquí" dijo mientras se daba vuelta. Pero ella agarró su brazo.

"Espera un momento" Tömörbaatar, comenzando a llorar. 

Las aventuras de los perdidos [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora