Capítulo 3

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Busco en mi nueva habitación el macbook. ¿Donde narices lo habran puesto? Si supiera por lo menos quien la ha decorado, podría guiarme por sus manías. No está en algunas cajas blancas, ni en el escritorio. Veo una cajita de mimbre bajo la cama y la arrastro hacia mi. Encuentro el portatil, mi ipod, los auriculares grandes, los cargadores, y todos los objetos electrónicos que tengo. Con tanto sitio de almacenamiento, esto ha sido cosa de Esme y Bella.

Como ya estoy vestida y peinada, aprovecho para encender el ordenador y ver algunas páginas. Veo en una esquina la hora, 7:30. Edward me dijo que vendría a recojerme a menos veinte, así que me quedan diez minutos. Ya que me han dado una casa, podrían haberme dado un coche... Pero tampoco es que pueda quejarme mucho.

Reviso algunas cuentas de Twitter y los trending topic del momento. Entro en mi correo electrónico, pero solo veo uno de hace un mes del profesor de Inglés de Forks, donde me decia la nota de mi trabajo corregido. Las 7:36, vaya aburrimiento. No he vuelto a ver a los Salvatore desde que los conocí, y aunque son muy raros, no puedo evitar mi curiosidad hacia ellos. La verdad es que Damon es divertido, si sabes tratar con sus rarezas.

En mi movil, despues de acualizar quinientas veces instagram, y darle de comer a mis animales de la aplicacion de la granjita, me pongo a escuchar múscia. Opto por los intrauriculares, no quiero llamar mucho la atención. Cuando bajo a la cocina, mochila en hombro, saco de una caja unas barritas de cereales. A este paso, me moriré por comer tanta porquería, pero es que no me apetece cocinar.

Fuera me espera mi padre en el Volvo, golpeteando el volante con los dedos al ritmo de una obra de piano que suena.

- Papá, podrías intentar variar un poco de compositores -digo en el asiento de copiloto poniendome el cinturón.- ¿Has oido hablar de Ludovico Einaudi?

- Habló la que se los libros de su madre -atacó.

- Touché.

Veo los árboles pasar por los lados, creando una barrera verde y borrosa. Esto no es muy diferente a Forks, menos porque no hay lobos. Y no acabo de decidirme si es algo bueno o malo. Supongo que bueno, así mi familia puede correr por donde quiera.

Sigo pensando en los Salvatore, pero no me preocupo por ello. Tampoco es que tenga mejores cosas en las que pensar. Estoy seguro de que voy a echar de menos el whisky del hermano mayor, pero fue extraño lo que ocurrió.

- ¿Pero a ti que coño te pasa con el alcohol? -gruñó mi padre de repente dando un frenazo en lo que parecía ser el aparcamiento del instituto.

Había olvidado que mi padre podía escuchar todo lo que pensaba.

- Por favor, ahora no... -dije masajeandome las sienes con los dedos.

- ¿Eres una maldita alcohólica? ¿es eso? -dijo entre decepcionando y enfadado.

- Tu no lo entiendes... -dije cerrando los ojos, no me apetecía mirarle en esos momentos.

- Prueba a explicármelo.

- Eso no va a servir para nada - dije negando con la cabeza y mirando por la ventana a los alumnos caminar en manadas.

- ¿Tienes depresión? ¿es por Jacob? -dije bajando la rudeza en su voz.- Tu madre también se entristecía cuando no lo veía -frunció el ceño.

Aparté discretamente el brazo de él, un simple roce sin querer me vería ver esas espantosas imágenes, y no quería.

- No es por Jacob -dije girando la cabeza para mirarlo y vi como le alzaba una ceja a las chicas que se le quedaban mirando al pasar cerca.- Me he peleado con él, papá.

Ness CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora