Carta 4

41 9 14
                                    

Hola amor.

Sigo sin recibir tus respuestas, pero estoy seguro de que me lees, solo es cuestión de tiempo para que me respondas.

Hoy en las noticias ví que se incendió ese lujoso restaurante de comida italiana, El Jazmín Azul.

Pobre Spency, no sé si te había contado pero, ese era el restaurante de su madre Carol.

En cuanto ví la noticia llamé a Spencer, para saber cómo estaban ella y Carol.

Me dijo que estaban bien, y que no hacía falta preocuparse porque nadie había salido herido.

Sin embargo, yo sí estaba algo abrumado.

Ese restaurante era algo importante para nosotros, recuerdas Hazz?

Ese 15 de octubre.

Estábamos comiendo en El Jazmín Azul, y yo había estado pensando en qué éramos desde hace días así que decidí preguntartelo.

"Harry"

"Hm?" Dijiste con terminando de masticar.

"Qué somos?"

Hubo un pequeño silencio mientras tragabas.

"Bueno, no sé exactamente qué somos, pero sé que es lo que podemos ser en un futuro inmediato"

"A qué te refieres?" Me estabas confundiendo.

Tomaste mí mano sobre la mesa para dos y me miraste a los ojos con una sonrisa algo nerviosa.

"Quieres ser mí novio Loulú?

Te sonreí cerrando mis ojos, todo estaba bien, todo era hermoso.

"Por supuesto que si Hazz"

Te estiraste sobre la mesa para darme un tierno beso seco, con un poco de salsa en tus labios.

De pronto sentí un olor a quemado.

Tú aún no lo habías notado, pero uno de tus largos rizos estaba en llamas debido a que estabas justo arriba de la vela de centro.

En un apuro tomé una servilleta de género y le pegué a ese mechón para apagarlo pero solo conseguí encender también la servilleta.

En cuanto viste porque acababa de aporrearte con un trozo de tela casi entras en pánico, pero te tiré mí contó tinto, apagando las llamas de tu rizo y tiré su champagne sobre la servilleta que ahora estaba en el piso.

Todos no estaban mirando.

Llevé una mano a mí boca y comenzé a reír, pensando en lo ridícula que había sido la situación.

Tú y el resto del restaurante se unió a la carcajada riendo al unísono.

Cuando cesaron las risas tu te paraste de tu silla.

"Y así, damas y caballeros, es como se arruina un traje de diseñador intentando salvar un mechón de ser chamuscado" dijiste señalando la enorme mancha de vino tinto en tu traje floreado.

Luego hiciste una reverencia y le hiciste una seña a la camarera para que trajera la cuenta.

Los comensales aplaudieron y rieron ante tu comentario.

En cuanto pagamos la cuenta, nos fuimos a tu departamento y yo fuí el encargado de llevar tu traje a la tintorería.

Cuando volví tu me estabas esperando en tu cama, solo vistiendo unos boxers.

"No quiero sonar posesivo, pero déjame hacerte mío" dijiste provocativo.

Me quité mí traje azul lo más rápido que pude, salté a la cama, y ambos sabemos lo que pasó después.

Dear Harry // LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora