¡EMMA! – Oh Dios. No – ¡Levántate ahora! – Abrí un ojo y la vi con las manos en la cintura. Cerré el ojo y levante la manta sobre la cabeza. – Sabes muy bien que puedo arrastrarte hasta el aeropuerto si no levantas ese gordo trasero de esa cama – Sentí frío.
¡Devuélveme mi mantita de Bob esponja! – Grité sentándome en la cama pero aún con los ojos cerrados.
Te la daré cuando te levantes. Tenemos que ir al aeropuerto –
Faltan dos horas –
¡¿Dos horas?! – Gritó – Falta media hora. Así que levántate. – Abrí los ojos y salte de la cama corriendo al baño.
¿Sabes que pueden faltar las dos horas y ella solo te despierta ahora solo por qué tardas? Por qué siempre hace eso.
Me cepille los dientes, me moje la cara y orine. Salí del baño y corrí a mi habitación para vestirme con unos jeans negros, una camiseta y mis Vans. Me acomode el cabello mirándome en el espejo, saque la maleta de debajo de la cama y salí de la habitación.
Vamos – Dijo mi padre. Agarró las llaves del auto y nos tiramos en los asientos, no sin antes dejar las maletas en el baúl.
Cuando llegamos al aeropuerto, baje la maleta del auto y salí disparada junto con mi hermana adelante.
¡Sigue corriendo! – Me gritó. Pero como casi todo me pasa a mí, tropecé con algo que hizo que saliera disparada hacia adelante tropezando con Mitchell y que nuestros boletos salieran volando.
Maldición! – Grité por lo bajo. Me levante del suelo como pude y mire hacia atrás. Dos chicos. Dos chicos se habían tropezado con nosotras. Agarre los boletos de las dos y salimos corriendo.
Avión 3. Por allá – Dije leyendo el boleto. Llegamos a la chica rubia y le dimos los boletos. Nos dio el papelito y entramos corriendo hacia nuestros asientos. Dejamos las maletas arriba en las cajuelas, nos sentamos y suspiramos.
Al fin – Dijo. – Si quieres puedes dormir. –
Oh, claro que lo are. – Dije acomodándome en el asiento. Al segundo me dormí.
(…)
Emma…despierta – Dijo una voz. Abrí los ojos lentamente.
¿Ya llegamos? – Pregunté.
Sí. – Mitchell se levantó del asiento e hice lo mismo. Agarramos las maletas y bajamos del avión.
Así no es como mostraban las fotos. – Dijo confundida Mitchell. Observamos con atención los carteles de anuncios.
¿Por qué todo está escrito en italiano? – Pregunté confundida. Mitchell se puso pálida. Revisó su papelito.
¡Estamos en Roma! – Gritó enojada.
¿Qué? –
Aquí dice que estamos en Roma. – Me mostró el papelito.
Sip , decía Roma.
Debió ser cuando chocamos con aquellos chicos. Estúpidos chicos – Murmure.
Y ahora que hacemos? – Preguntó.
No lo sé. Pero tengo hambre – Dije tocándome el estómago.
Esta bien. Vamos a algún lugar donde vendan comida. –
Pero no entendemos italiano –
Tenemos el traductor – De pronto se acerca un chico que mágicamente habla español.
Hola. Disculpen. Estaba pasando por aquí y no pude evitar escuchar su conversación. Necesitan ayuda? Por qué puedo ayudarlas. – Mire con duda a Mitchell para saber que decía ella.
Esta bien. Sabes de algún restaurante por que tenemos muuucha hambre – Dijo. Sonreí y el chico también sonrió.
Conozco uno que es muy bueno. Por cierto soy Freddy –
Yo soy Mitchell y ella es Emma – Dijo apuntándome. Entonces después comimos Pizza y jugo de naranja.
ESTÁS LEYENDO
Un Viaje Inesperado.
Teen FictionEmma y Mitchell son dos hermanas mellizas de 17 años que cumplían 18 a principios de enero. Sus padres por su cumpleaños les regalaron dos pasajes para viajar a Sydney , Australia. Pero por una equivocación terminan en Roma , Italia. Allí se...