Un Viaje Inesperado.

Capitulo 11-

Llegué a la casa de mi abuela. Baje del taxi, no sin antes pagarle.

Fui a la puerta y toqué la puerta. Abrió mi abuela Doris.

Me abrazó casi dejándome sin aire.

Dios.

Hola Abuela. – Dije cuando me soltó.

Pasa. – La casa parecía un castillo.

Era enorme.

Fui al pasillo izquierdo y encontré la cocina. Era tan hermosa.

Sobre la mesa había dos tazas y un pastel de manzana.

De pronto se escuchó el llanto de un bebé.

Debe ser Oliver.

La abuela entró en la cocina.

Emma. Oliver está arriba. Puedes ir por él si quieres. –

Claro. – Subí por las escaleras y había dos pasillos.

Cada uno tenía varias puertas, enfrente de mí había otra puerta.

Entre a esa y ahí estaba Oliver en su cunita.

Lo tome y lo puse en mi hombro acostado. Cerré la puerta y baje.

Me senté enfrente de la silla en la cocina y empecé a moverlo mientras sonreía.

De la nada me vomitó toda la camisa.

Ugh.

Le pase a Oliver a mi abuela.

Maldito bebé.

Le pedí una camisa y dijo que tenía una de la tía.

Me la entregó y me cambie en el baño.

Volví a la cocina y encontré a Oliver tomando el biberón.

Me tomé un poco del café y comí una porción de la torta de manzana.

Pasamos toda la tarde hablando, cuando ya eran las siete de la tarde debía irme, entonces comenzó a decirme que me quede a cenar con ella.

No hace falta. – La salude y pedí otro taxi. Subí y me llevó hasta el hotel.

¿Cómo estas querida?—Preguntó la recepcionista cuando caminé por enfrente de ella.

Bien. – Subí por las escaleras y llegué a mi habitación.

Me recosté en la cama y caí dormida.