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la escuela se encuentra sola, todos los días Diego un hombre de una estatura promedio, nacido en Colombia, es un inmigrante que cruzo el rio bravo para llegar hasta el sueño americano aunque es muy diferente a como lo soñó, es joven aproximadamente 27 años, trabaja en la escuela de intendente, siempre bien vestido con su uniforme beige y zapatos negros, siempre portando su reloj que su madre le regalo en su cumpleaños, su pelo castaño siempre corto y bien peinado, manteniendo siempre su sueño de ser un maestro dedicado a su trabajo.

-Diego, necesito que guardes las llaves, me iré de viaje y no se cuando regresare así que necesitare que abras la escuela por mi ¿estas de acuerdo?

Diego- Claro señor director seria un placer, usted puede confiar en mi- fueron las ultimas palabras que diego le menciono a el director, desde que comenzó la carnicería en la escuela no ha salido del salón de actividades plásticas, no sabe si alguien esta vivo o hay mas gente y no infectados, Diego ha pasado dos días en el salón, una voz a lo lejos lo alarma y le hace prestar mas atención, es la voz de un joven que grita por ayuda, diego se arma de valor y toma un caballete, lo rompe para tomar el tercer palo de apoyo como arma con la cual defenderse, el miedo es latente, el como nadie ha visto en primer asiento como esas maquinas de matar devoran y arrancan la carne de aquellos que se atraviesen en su paso. Diego sale del salón y camina lentamente por los pasillos de la escuela intentando descubrir donde esta ese chico, da pasos lentos y cuidadosos para evitar ser descubierto por los caminantes, los pasillos que antes eran blancos con verde en un tono carmesí se pintaron, cuerpos de jóvenes y maestros tirados como trapos viejos en cada rincón dela escuela se encuentran, el auxilio del joven se intensifica mas, se escucha mucho mas cerca, mucho mas cerca, demasiado cerca, Diego ha llegado ya al lugar donde salen los gritos y ve como 4 de esas cosas lo esperan ansiosos de comer la carne fresca y blanda de un joven, los gritos y quejidos de los infectados rebotan en la mente de Diego-Santa muerte dame fuerza-dice mientras se abalanza para golpear a los infectados y dejarlos fuera de combate.

Diego- abran la puerta vengo a sacarlos de aquí 
La puerta de abre Diego pasa y cierran inmediatamente otra vez
Diego– Los sacare de aquí
– no lo creo– dice el chico mientras mira la herida de un rasguño profundo desde el antebrazo hasta una parte de la espalda, Diego no siente la herida, el virus aún no recorre todo su sistema aún están a salvo
Diego– maestra Sarah busque en el gabinete si hay unas tijeras, recortaremos las cortinas y las usaremos para bajar de este piso y llegar a la cancha de fútbol, con suerte podremos conseguir el camión escolar o un auto y escaparemos de aquí.
Se ponen en marcha a trabajar para descender del salón, lanzan una parte de la soga improvisada para descender, primero Sarah, después Alex y por último Diego
Alex– vamos solo faltas tu
Una punzada y sentimiento de ardor como si millones de leguas de fuego acariciarla suave y violentamente a Diego, la sangre irriga a bulbos manchando el uniforme de intendente y dejando caer unas cuantas, Diego sabe que si grita millones de infectados vendrán por ellos sólo una lagrima de dolor sale de sus ojos y continúa bajando con la energía restante, al llegar al pasto se deja caer boca abajo y comienza a respirar fuertemente escondiendo el dolor de aquel rasguño, en el fondo sabe que puede convertirse el un infectado pero la otra parte de él tiene esperanza
Sarah– ¿estas bien? Hay que buscar vendas en alguna tienda cerca
Alex– yo se manejar solo hay que encontrar un auto o una camioneta
Diego se levanta a duras penas y apoyándose en su arma continua caminando hasta el estacionamiento donde encuentran una suv
Alex– Sarah dame una piedra o algo para romper el cristal
Sarah le da una piedra un poco grande de cerca del estacionamiento rompiendo así el cristal, Alex entra en el auto y busca las llaves de repuesto en la camioneta
Alex– las llaves no están, tendré que prenderla como en las películas de Hollywood
Sarah– ¿estas seguro que puedes?
Alex– Me subestimas dulzura
Sarah– No me llames dulzura y apúrate
Alex comienza a buscar hasta hallar con los cables, después de 15 minutos logra arrancar la camioneta, esbozando una sonrisa de satisfacción Alex sube a Diego en los asientos de atrás y suben al auto
Sarah– Diego aguanta, llegaremos pronto y te curaras lo prometo
Alex– vamos intendente resista confío en usted
La piel de Diego se vuelve gris en la parte expuesta y pequeñas venas azules y moradas marcan un poco sus párpados su vista se reduce un 10% cada que el dolor regresa, la herida se pone de un color negro repulsivo hacia los ojos de cualquiera, sus dientes comienzan a tornarse amarillos y delgados, saliva cada vez más manchando el asiento trasero, su visión es menor, solo enfoca hacia enfrente y su sentido del olfato se agudiza más, su sentido auditivo se pierde casi por completo, sonidos agudos y graves lo alteran, las venas de sus ojos se marcan más, sus ojo izquierdo lleno de venas esta y su ojo derecho rojo por la sangre se ha tornado sus manos grisáceas se tornaron, el sentimiento de comida aumenta al ver que hay dos manjares en la camioneta con el, Diego ya no es Diego, ahora se ha infectado.
Alex mira por el retrovisor viendo así cada una de la transformación de aquel héroe que los salvo, abrocha su cinturón de seguridad y hace lo mismo con Sarah
Sarah– What do you try to do asshole?
El rugir de El infectado en la parte trasera enfría cada parte de Sarah quien antes de voltear a ver la situación Alex se estrella con un muro de una tienda departamental

sanguinem ignotumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora