Music

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¡HOLAAA! Espero que no me hayan echado de menos ¿o sí? Les traigo el penúltimo capítulo de este fic 😥 ¡Solo uno más! Me gustaría saber si tienen alguna expectativa del final o algún deseo. Tal vez pueda hacerlo realidad 😏

Además, les informo que la última actualización tiene fecha: 17 de enero. ¿Sabe alguien por qué ese día?

La radio de antena y pegatinas infantiles canta con el eco de su vejez

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La radio de antena y pegatinas infantiles canta con el eco de su vejez. Suena con esa estática propia de un artefacto que debe colocarse de una forma y ángulo determinado. Nada de apoyar objetos a su lado o abrir ventanas cerca de su presencia. La delicadeza del preciado recordatorio de la infancia de Tetsurō era una marca de su antigüedad.

Seguía en su vida consumiendo pilas de tamaño inusual y tiempo en enderezar el metal hasta hacer desaparecer el ruido de lluvia. En ocasiones causaba más problemas que alegrías, pero Kei le dejaba acomodar el aparato en la mesa del comedor. Era su ritual de limpieza. Primero la radio y luego la colada o cualquier otra cosa que tocara.

Fue uno de los primeros encantos que conoció de él aparte de su buen gusto por los documentales y su capacidad de soltar datos totalmente inútiles, pero de su agrado. Kei siempre pensó que esos detalles de Tetsurō eran como una nueva canción de su grupo favorito. Le entusiasmaban y desconectaban de su vida, pero la malgama de sonidos gritados por el altavoz polvoriento no apagaban su modo bucle.

Las dudas de su última entrevista meticulosamente solapada con el horario de oficina de Tetsurō no lo dejan frotar los platos en sintonía con el último éxito. Mueve su mano con la esponja verde en círculos a la par que analiza cada momento de su recuerdo. El saludo vía cámara web, las respuestas a las preguntas típicas del puesto requerido y las respuestas a preguntas para demostrar sus capacidades en el campo. La esponja se comprime entre sus dedos que aceleran la velocidad de los círculos mientras intenta comprender cual posibilidad es más probable. ¿Le darán el trabajo o no? El único hecho irrefutable era que recibiría respuesta en menos de cuarenta y ocho horas.

—Ese plato no estará más blanco, aunque sigas frotando.

La vajilla se resbala entre sus manos jabonosas con la suerte de no desquebrajarse en el fregadero.

—Ah, sí. Me distraje.

Lo siente acercarse hasta notar el calor de su cuerpo abrazándolo. Lo rodea anudando sus manos a la altura de su barriga y apoya su mentón cerca de su hombro.

—¿Estas bien?

—Sí.

—Ese sí no suena muy convincente —le canta al oído. Acaricia su tripa esperando oírle una explicación, pero Kei guarda silencio. Tetsurō conecta los datos de los últimos días—. ¿Es sobre eso que no quieres contarme? —Kei asiente—. ¿Pasó algo malo?

—No.

—Entonces por qué no me lo cuentas así puedo ayudarte. Pareces bastante... nervioso.

The season of BlissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora