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—Prometo regresar en cuanto terminé la cirugía — asentí — no voy a demorar más que unas pocas horas — sonreí con ternura

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—Prometo regresar en cuanto terminé la cirugía — asentí — no voy a demorar más que unas pocas horas — sonreí con ternura.

—Tranquilo mi amor, los bebés están dormidos, estaremos bien — besé sus labios — solo ve con cuidado y regresa entero.

Apenas iba un mes y medio de la licencia de Matt, pero una emergencia masiva en el hospital requería de su presencia. El último mes y medio había sido todo para nuestros hijos, no nos despegábamos de ninguno de los tres y nuestra familia no paraba de visitarnos y traer regalos.

Habíamos incluso comenzado un álbum en conjunto para nuestro tres hijos, Matt era quien más trabajaba en él y sabía que la idea la había tomado de los álbumes que descubrió de su madre. Lo despedí con otro besó y lo observé marchar antes de cerrar y asegurar la puerta de entrada.

Me recosté junto a la ventana del dormitorio donde mis tres hijos descansaban. Habíamos decidido dejarlos dormir aquí para que yo pudiera estar pendiente de los tres mientras Mathew no estaba. Eran las once de la noche y no tenía sueño.

Había estado bastante inquieta durante todo el día, así que tomé uno de mis libros y comencé a leer. Tess d' Urberville, era de mis libros favoritos de Thomas Hardy. Por algún motivo hoy estaba aún más vigilante de lo normal y aunque le había dicho a Matt que se fuera tranquilo yo no lo estaba. Quizá fuera porque era la primera vez en casi dos meses que nos separábamos y me quedaba sola con los chicos.

Salí de la lectura cuando escuche el llanto de mi hija, corrí hacía ella y la tomé en mis brazos antes que despertara a sus hermanos.

—¿Qué pasó bonita? quieres comida, glotona — sonreí mientras me sentaba en la mecedora. Saqué mi seno y comencé a darle de comer.

Acaricié su cabecita distraídamente mientras la veía comer. Era una cosita preciosa, un poco más inquieta que su hermano, pero aun así mis hijos eran niños tranquilos y no daban mucho que hacer. La única que se levantaba en ocasiones por la madrugada era Artemisa, Apolo dormía como tronco y se levantaba temprano.

Cuando mi hija estuvo saciada retiré el pecho de su boca y la coloqué contra mi pecho para sacarle los gases. Eran las tres y treinta de la madrugada, Matt debería de estar por llegar. Observé a mi hija dormitar contra mi pecho y la acomodé para que durmiera mejor, me gustaba la sensación de calor que desprendía el cuerpo de mis tres hijos contra mí, Ares también había agarrado la maña de querer que lo durmiera en mi pecho y yo era feliz complaciéndolo.

Me sobresalté cuando escuché un ruido extraño en la sala. Acosté a Artie en mi cama en medio de sus hermanos y revisé que los tres estuvieran bien arropados. Algo no estaba bien, el ruido cesó y mi cuerpo se erizó, cerré la puerta de mi dormitorio con seguro y tomé las llaves que siempre colgábamos a un lado de la puerta y la escondí entre mis senos.

Bajé las escaleras con cuidado. No había nadie en la sala, pero la puerta estaba entreabierta. No era Matt, el no dejaría la puerta abierta y mucho menos se desaparecería con todo oscuro. Los vellos de mi nuca se erizaron y me giré hacía la puerta que daba la cocina. El foco se prendió y lo vi.

Los Secretos De La Familia D'angeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora