Llegué a casa con la sonrisa amenazando con dividirme la cara en dos. Tomé mi pequeña maleta y guardé lo necesario. Ya estábamos a finales de agosto y el frio comenzaba a aumentar. Guardé mis cosas y organicé mi bolso personal. Me duché con calma y me tomé mi tiempo para vestirme, necesitaba abrigarme y verme bien, quería verme bien.
Para él.
Para mí.
Me coloqué unos vaqueros ajustados, una blusa mangas largas azul y me calcé una botas hasta las rodillas de tacón grueso, me pinte los ojos con sombra marrón al igual que mis labios y solté mi cabello, el día anterior había decidido cortarlo, nada exagerado pero si estaba mucho más corto que antes.
Tomé mi teléfono cuando anuncio un mensaje y mi cartera. Matt me avisaba que estaba fuera del edificio, así que tomé mis cosas y salí de mi dormitorio, no sin antes pasarle seguro y tomar las llaves.
—Aún es temprano —volteé los ojos cuando vi a Fred entrar.
—Eso es algo que ya no te incumbe — solté con simpleza.
—Eres mi esposa, claro que me incumbe.
—Vaya, tres años después recuerdas que estas casado y que tu esposa existe.
—Deja las ironías — soltó con molestia — quería que saliéramos a cenar y hablar.
—Lastima, estoy muy cansada y mañana tengo mucho trabajo — lo vi soltar un suspiro — cuando es a ti a quien le dicen esas palabras molesta ¿verdad?
—Alexa, estoy intentando arreglar esto.
—Recuerda cuantas veces lo intente yo y entenderás todo.
Salí sin más y caminé hasta la entrada de del conjunto.
Vi a Matt fuera del auto en el estacionamiento y sonreí acercándome a él.
—Te ves hermosa —su acento italiano me desarmó. Sonreí dándole un beso en la mejilla.
—Gracias. Aún no me acostumbro al frio de las ciudades americanas — suspiré.
—Bueno, el tiempo que viví en Londres me ayudo a adaptarme al frio atroz.
—Siempre quise ir a Londres.
—Lo sé, por eso fui ahí —me sonrió con tristeza mientras me abría la puerta del auto.
—Ares está dormido — dije mirando al asiento de atrás.
—Si, suele dormir cuando viajamos, por alguna extraña razón detesta viajar — sonreí con ternura.
—Si, me recuerda a ti formando berrinches cuando viajábamos con nuestros padres.
—Bueno, era la época en la que les agradaba - me reí bajito.
—Siempre les agradaste.
—Eso es agua pasada — dijo encogiéndose de hombros.
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Los Secretos De La Familia D'angelo
RomanceHay secretos que se guardan para proteger a quienes más amamos, otros para cuidar del que dirán y algunos son guardados simplemente por vergüenza. ¿Que pasa cuando estos secretos se salen de tus manos y se desbordan? Alexa y Matthew fueron separado...