34. POCO PROFESIONAL.

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JACKSON.

Llevaba tres días sin ver a Ayla, no la había visto salir de su casa y cuando iba por las tardes, su mamá me decía que estaba durmiendo. Una gran mentira claro está.

Ella me estaba evitando y eso dolía.

Después de lo sucedido el viernes, después de decirle que no la dejaría sola, sus padres llegaron para llevársela. Me sentí mal, no me gustaba verla así, ella era alegre y siempre paraba con una gran sonrisa, pero esa noche tuve que abrazarla muy fuerte y dejar que llore en mis brazos, mientras mí corazón dolía por cada lágrima que ella derramaba.

Estaba triste por el estado de Ayla, pero también estaba furioso. Quería encontrar a ese maldito y hacerlo pagar por lo ocurrido. No sabía exactamente que le hizo, pero algo bueno no era. Yo me estaba imaginando lo peor. Era un maldito cobarde, si en un inicio no me cayó bien, ahora lo detestaba tanto, que lo haría pagar.

Lo peor de la situación era que Ayla no quería ir a denunciar.

Te traje tu almuerzo —avisó Stef, golpeando la puerta —. Ya son las tres de la tarde y tú aún no bajabas a almorzar, así que tu madre me envió a qué te lo trajera.

—No tengo hambre.

Ella no dijo nada, en vez de eso ingresó a la habitación y me miró con una expresión de reprimenda.

—No te hace bien no comer y a eso le sumamos que no duermes bien —me reprochó —. De esa manera no vas a sacar nada y si quieres ayudar a tu novia, debes estar bien tú.

No le contesté seguí dando vueltas por mí habitación. Estaba preocupado, enojado y triste, eso no era una buena combinación, pero ella tenía razón. Yo debía estar bien, para así ayudar a Ayla, con ojeras y mal aspecto, no la podría ayudar.

—En ocasiones eres tan odiosa. —rodé los ojos y ella sonrió.

—Tu mamá te hizo pie de limón —avisó mientras me traía la fuente —. Ánimo, hoy vas a ver que hablara contigo.

—Ojalá así sea —ruego para que eso se cumpla —. Necesito saber cómo está.

Ella me volvió a sonreír y asintió para luego irse de la habitación. Miré el plato de comida y no se me apeteció, pero debía comer o sino la que subiría ahora iba a ser mí madre.

Comencé a comer la pasta y una vez que terminé, pasé al pie de limón. Estaba delicioso, mi madre se había superado con este postre. Cuando acabé, me fui a dejar todo en la cocina, ahí solo estaba Stefanny, que con una sonrisa de satisfacción me recibió la fuente.

—Me alegra que hayas comido todo.

—Con esa mirada de advertencia tuya, ¿Quién no haría caso? —ruedo los ojos y ella niega, iba a decirle algo, pero escucho que el timbre suena —. Yo voy.

Salgo de la cocina y comienzo a caminar hacia la puerta de la entrada, pero me detengo cuando veo a Liam abriéndola.

—Liam... —dice con voz quebrada Keyla y yo me apresuro a llegar a ellos —. No soporto ver a mi amiga así.

Liam la abraza en silencio y ellos aún no notan mí presencia.

—Estará bien, lo superará. —la consuela mí hermano.

—No quiere ver a nadie y se nie...

—¿Cómo está Ayla? —pregunto, haciéndome notar.

Ellos se separan y giran a verme. Keyla está con los ojos rojos y es comprensible, no ha de ser sencillo ver a su mejor amiga de ese modo.

Destino, Caminos Encontrados [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora