38. ¿ÉL FINAL?

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JACKSON.

Era 30 de diciembre y yo había decidido no ver a Ayla, quizás si era un cobarde, pero no quería ver esos ojos dolidos y con odio hacia mí. Quizás estoy cometiendo él mismo error, pero como dije la primera vez, es por su bien.

Pamela duerme en la cama, mientras que yo estoy en el sofá de la habitación, estos días hemos dormido en la misma pieza, pero sin hacer nada, nunca volvería a pasar nada con ella. Pamela se gira hacia mi dirección y me mira con esos ojos marrones que alguna vez me parecieron lindos, me sonríe y me obligó a hacer lo mismo. Aunque mi mente esté en la chica de ojos verdes.

—Buenos días, cariño —se incorpora en la cama y logra que su cabello rubio brille más con los pequeños rayos que ingresan por la ventana —. ¿Bajamos a desayunar?

Yo asiento y camino hacia la mesita de noche para sacar un cigarrillo con un encendedor y luego me voy a la ventana.

—Ve a lavarte y bajas, yo voy en un momento, Paml.

La miro de reojo y la veo hacer una mueca, pero no dice nada e ingresa al baño. Por mí lado decido abrir las ventanas y salir al balcón.

Enciendo el cigarro y me lo llevo a los labios, no fumaba hace mucho tiempo, pero en estos días lo necesito para calmar los nervios. Miro hacia la ventana de al frente y la veo abierta, me tenso, pero me relajo al ver que ella no está, aunque hubiera deseado verla.

Vuelvo a darle una jalada a mi cigarro y en ese momento ella se posa en la ventana y la cierra con fuerza, no sé si no me ha visto o está ignorando mí presencia. En esos pocos segundos que logré verla, estaba con un moño y ropa suelta, sus ojos estaban decaídos y tenía una mirada triste, cosa que hizo que me sintiera mal.

No me gustaba verla así, pero hice de todo lo autocontrol para no bajar e ir rápidamente a su casa. Aunque ella se merecía una explicación y tarde o temprano se la debía dar.

Vuelvo a ingresar a mí habitación, dejo el cigarro en el cenicero y me tumbo en el sofá. Pensativo.

Creo un montón de explicaciones que dar a Ayla, pero todas terminan igual. Ella sin querer verme nunca más y con mucha razón, se va a sentir usada y me detesto por eso. No era mi intención que esto pasara, pero la decisión está tomada desde que vi a Pamela en la puerta y la seguridad de Ayla siempre sería lo primero.

—Cariño, te traje el desayuno —la voz de Pamela se hace presente y levanto mí mirada encontrándola a ella con una fuente en las manos —. Como no bajabas, decidí subir la fuente. Vuestra empelada no estaba por ningún lado.

Explica eso último y le doy una mirada seria, una por subir el desayuno que no pedí y dos por llamar a Stef de esa manera.

—Solo tomaré jugo.

Me levanto del sofá, le quito la fuente de las manos y la dejo en el escritorio. Solo tomo el jugo de naranja, ignorando las tostadas con huevo revuelto.

—Debéis alimentarte mejor —me dice en voz melosa mientras se va acercando —. Debes estar sano, Jackie.

—Lo sé, pero ahora voy a salir —agarro las llaves de mí coche y de la casa —. Nos vemos luego, Paml.

Y sin decir nada más, salgo de mi habitación. Como la decisión ya está tomada, ahora es momento de tener todo en orden para que ésta se cumpla.

***

Por la tarde, ya vuelvo a mi casa con dos boletos de avión, pero no sé lo muestro a nadie. Después de salir del aeropuerto, decidí ir un rato a la plaza, pero fue un error, porque bonitos recuerdos llegaron a mí mente e hicieron que por un momento pensara mejor en que debía hacer.

Destino, Caminos Encontrados [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora