𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Remarcaba el contorno de mis labios con un pincel con tinta carmesí, me veía en el espejo de cuerpo completo para asegurarme de que todo estuviese en orden

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Remarcaba el contorno de mis labios con un pincel con tinta carmesí, me veía en el espejo de cuerpo completo para asegurarme de que todo estuviese en orden.

Recorrí mi vista por mi blusa blanca de botones, verificando que no tuviese alguna arruga a pesar de que la parte inferior de ésta estuviese bajo el pantalón de mezclilla de color azul marino. Acomodé mi cabello suelto y lacio. Me coloqué mis zapatos oscuros sin tacón y mi bolsa blanca que combinaba perfectamente con el conjunto que armé. Tomé por último mis lentes de sol, pero antes de colocármelos me aseguré de que el maquillaje de mis pecas estuviese intacto, pasé ligeramente mis dedos sobre ellas para asegurarme de que se había secado.

—Vaya, que buena marca —dije en susurro mientras examinaba el empaque del producto. La noche anterior, para poder quitármelas, tuve que usar vinagre de manzana.

El sonido de la notificación de mi celular me hizo sobresaltar al estar tan concentrada en mi análisis. Caminé hasta donde se encontraba mi bolso con mi móvil, lo tomé y revisé mis mensajes.

«¿Podemos vernos en la carpa? Tengo que ir a revisar algo».

Alcé una ceja mientras miraba la hora.

Diez treinta de la mañana. Habíamos tenido una llamada solamente para transportar comida y algunas cosas para los rehenes, entonces, al principio pensé que estaba planeando algo, pero descarté la idea al analizar con más detalle aquella ultima oración.

«Ir a revisar algo».

Lo más probable era una llamada de control entre el policía que había entrado al lugar, ese tal Armin Arlet.

Aun así, aquella visita a la carpa se veía como una muy buena oferta.

«No hay problema. Te veo ahí».

Después de escribir aquello le mandé dos puntos y un paréntesis final, simulando una cara sonriente, tomé mis llaves y salí del departamento.

•═•⊰❉⊱•═•

«Hola, estoy en la entrada».

«En un momento salgo».

Comencé a pasar mi vista por los alrededores de La Casa de La Moneda. Veía algunos reporteros en el lado derecho, atentos a lo que pudiese pasar. Unos policías estaban plantados cerca, intentando que ningún civil pase del área autorizada. Viéndolo desde mi perspectiva, la única manera de pasar es: uno, infiltrándome como policía y hacer una distracción para poder ingresar al área o dos, usando algún medio de transporte y arriesgarse a más no poder.

Aunque no me sirviesen estos datos durante el atraco -tomando en cuenta que nada puede entrar ni salir- no está de más pensar en estas posibilidades, al menos, así entreno a mi cerebro.

𝐇𝐄𝐈𝐒𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora