Último día de Edwin en México

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--- El reloj en la pared marcaba las 4:50 de la tarde. Los últimos rayos del sol comenzaron a ocultarse para darle paso a una fría noche de enero.

Yo estaba esperado un tiempo prudente para regresar a casa, tomé mi  celular y llamé a mi hermano Jesús para cerciorarme de que no hubiera peligro. 

Al saber que mis  tíos, junto con mi primo ya se habían marchado, decidí regresar.

La sensación que sentía por haber vencido a mi primo Edwin me hacía mantener una sonrisa de oreja a oreja.

Después de unos minutos llegué a mi casa, de nuevo se percibía esa tranquilidad que días atrás no estaba. Subí por la curveada escalera que aun permanencia decorada con adornos navideños y entré directo a mi recamara.
Estando allí me di cuenta que sobre la cama había un pequeño papel blanco con una nota que decía:
--I'LL GET YOU...  YOU'LL PAY ME BACK--- WAIT FOR MY REVENGE.
(Te atraparé, me las pagarás. Espera mi venganza).

Al  leerla solté una carcajada, doble el papel y lo guarde en mi baúl secreto.

Después de eso, bajé a la cocina y me preparé algo para cenar... ya qué, por llevar a cabo mi venganza no había comido nada.
Hice  unas ricas flautas de salchichas y me disponía a subir a mi cuarto para cenar.

De pronto el timbre de la puerta sonó.
Dejé escapar un quejido de fastidio, coloque mi plato en la mesa y me encaminé  hacia la entrada.
La sangre se me fue hasta los pies cuando al abrir la puerta me encontré de frente con mi primo Edwin.

Con una voz exaltada dije; pero ¿QUÉ DIABLOS HACES AQUÍ?

Edwin con una sonrisa perspicaz y una expresión retadora me respondió.

Hola primita, que gusto verte de nuevo. Regresé por mi revancha.

Su miranda era penetrante, cerró la puerta rápidamente tras de él,y sin apartar su mirada sobre mi, se fue acercando cada vez más y más.
Parecía un lobo a punto de devórame.

Yo entré en estado de shock por unos segundos, ya que su mirada me dominó por completo.

Cuando reaccioné, deseé escapar, pero las piernas no me respondieron, mi respiración era agitada y podía sentir como mi corazón quería salirse de mi pecho.

Con una voz temblorosa le pedí  que no me hiciera nada, que me dejara en paz y que no se acercara más.

Una sonrisa maliciosa apareció en su rostro y mordió ligeramente sus labios mientras posaba su mirada en los míos.

Esa acción me sobresaltó demasiado, y comencé a retroceder.
Cuando tuve una subida fuerte de adrenalina, intenté correr.
Pero él se interpuso rápidamente.

¿Estas lista para tu castigo, primita?
Sus palabras me hicieron estremecer y rápidamente negué con mi cabeza.

Coloque mis manos hacia enfrente como tratando de evitar que se acercará más a mi.
En verdad estaba muy asustada. Suplicante le repetía que no me hiciera nada.

Edwin, agachó por un instante la mirada percatándose de la posición de mis pequeñas y temblorosa manos.
De nuevo una sonrisa perspicaz se dibujó en sus labios,  su mirada nuevamente se posó en mis labios, mientras daba un paso más hacia adelante, quedando separados por unos cuantos centímetros.
Esto provocó que mis manos  tocarán su marcado y duro abdomen.
Al darme cuenta de lo que estaba tocando, bajé mis manos de inmediato.
Edwin dio un paso más, y mi instinto hizo que volviera a colocar  de nuevo mis manos en su abdomen empujándolo con todas mis fuerzas para intentar alejarlo de mi.

Como era de esperarse, ni siquiera  logré moverlo  uno centímetro y lo único que provoqué fue que me sujetara las manos, me las alzará con fuerza, y las colocara por encima de mi cabeza.

~Ahora si primita comencemos el juego.~

--- Yo intenté gritarle a mi madre, pero no me dio tiempo y me hizo callar con un beso.
Mi mente quedó en blanco  por unos segundos y cuando reaccioné comencé a forcejear para liberarme.
Mis esfuerzos fueron inútiles, entre más lo intentaba, mi primo me besaba con más intensidad como si quisiera devorar mis labios.

-- Después de unos minutos  comprendí  que no ganaría nada  si seguía forcejeando así, era evidente que no podía contra la fuerza de el.
Paré de resistirme y dejé que ese momento pasara.
Edwin notó el cambio y fue bajando la intensidad.
En cuanto él bajó la guardia,  lo golpeé en la entrepierna e intente escapar.

Edwin me atrapó  en un, dos, por tres y me colocó de nuevo contra la pared y comenzó a besarme con mucha mas intensidad.
En mi mente solo rogaba que mi madre apareciera.

PRIMO EDWIN/ PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora