En Denver

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Después de unas horas de convivencia, el cansancio del viaje  comenzó a llegar... Me disculpé con todos por retirarme y dejarlos a medias en el convivio.

Mi primo Edwin se ofreció a acompañarme hasta la recámara. 

(Como pequeño detalle, la habitación donde me quedaría, en el pasado le había pertenecido a él)

En el trayecto hacia la habitación, los dos conversamos de algunas cosas.

Entramos a la recamara y Edwin comenzó a decirme.
Como te habrás dado cuenta, ésta es mi habitación. (en el cuarto aún había cosas de él)

A lo que yo respondí.

--- ¿Es tú habitación? --- Oh, querrás decir que era tu habitación. ¿Ya tú sabes? Tiempo pasado.

Edwin sonrió y dijo... Bueno, sí, era mi habitación. Pero, en algunas ocasiones que he venido a visitar a mis padre me he quedado a dormir aquí. ¡Así qué! Hizo una pausa y me miró con sus hermosos ojos negros.

¿Así qué?...¿qué? Lo cuestioné.

El me dio una sonrisa coqueta y respondió... Así que  espero que me dejes dormir aquí contigo,  y señaló hacia la cama.

Yo  fruncí el ceño y le respondí.
¡Estás loco! esta habitación ahora me pertenece y cuando decidas quedarte a dormir en esta casa, te quedaras en la sala, al menos mientras yo esté aquí.
Me comencé a reír.

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EDWIN.

Mi prima se había puesto más hermosa y ahora era toda una mujer, el deseó que tenía de volver a besarla era demasiado.
Esa risa burlesca que ella tenía era la que provocaba más mis deseos, y estaba luchando con todas mis fuerzas para no lanzarme sobre ella.

De pronto un pequeño golpe en la frente me sacó de mis pensamientos pervertidos.

______________________.

Volvemos con Mariana.

Al mirar a mi primo como en otro mundo, le di una palmadita en la frente y le dije que regresara a la tierra, después me reí.
Edwin arqueó una ceja y con una sonrisa coqueta me respondió.

¿Entonces no me vas a dejar dormir aquí contigo?

Y yo respondí con un rotundo no.

El sonrió y con una mirada retadora me dijo; ¿En serio? Eso ya lo veremos señorita. Seguido de eso guiño su ojo.

Qué un hombre me guiñara el ojo me hacía ponerme muy nerviosa, y con mi primo por alguna extraña razón me hacía ponerme el doble de nerviosa.  En el pasado fue así y pensaba que ya no sería así en el presente, pero seguía sintiéndome exactamente igual.

-- Para no darme a notar  decidí cambiar de tema, subí mi maleta a la cama, saque una botella de tequila añejo y se la entregué  diciéndole...No estaba segura si te gustaba el tequila, pero fue lo único que se me ocurrió comprarte (risa nerviosa)

¿Me viste cara de borracho? respondió él 

Yo le conteste algo apenada... No, no, simplemente es que no sabia que regalarte, pero si no te gusta puedes regalársela  a alguien más--

Edwin me respondió...¡Venga! que solo estoy bromeando, por supuesto que me gusta el tequila, muchas gracias.

Él: ¿Y a ti prima te gusta el tequila? ----

Ella:  Sí, pero no suelo tomar mucho. ----

Él: Entonces la tomaremos entre los dos cuando se presente la ocasión----.

Sonríe y acepte sus palabras.

--- ¡Bueno, ya te dejo descansar!

Edwin como todo un caballero cogió mi maleta para colocarla a un costado de la cama, pero al hacerlo no se percató que la maleta estaba casi abierta y al levantarla cayo mi sexy lencería.
Al mirar eso, me  agaché de inmediato y la recogí lo más rápido que pude... podía sentir como mi  cara estaba roja, roja por la vergüenza.

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--Edwin

Después de lo que sucedió, no me pude contener más. La ropa interior que mi prima usaba disparó mi lado pervertido, tenía que salir de inmediato del cuarto.
Me despedí con la excusa de dejarle descansar y me dirigí al baño y ya ahí dejé que mi cuerpo dejará salir toda la energía que se había acumulado en mi entrepierna.

Imaginarla con esa sexy lencería, será un tormento para mí cada que la tenga cerca. me dije a mi mismo.

Me lavé la cara y salí lentamente para que mi prima no me escuchará, ya que el baño se encontraba casi enfrente del cuarto donde ella estaba.
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Volvemos con Mariana.

Después de ese penoso incidente, terminé  de acomodar mi ropa interior, me acosté en la cama y no pude sacarme a mi primo de la mente.

En ese momento  sentía una mezcla de emociones.  Por una parte, estaba feliz de volver a verlo. Pero, por otra parte , me di cuenta que él no había cambiado mucho de personalidad y seguía siendo el mismo. En cuestión del físico, sí que se veía un poco cambiado, ahora tenía una barba muy marcada y se veía un poquito más alto y más musculosos.

Un suspiro salió de mi y me quedé  observando las fotos de él que aun colgaban de la pared, y poco a poco el cansancio me fue venciendo, quedándome dormida a los pocos minutos

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Un suspiro salió de mi y me quedé  observando las fotos de él que aun colgaban de la pared, y poco a poco el cansancio me fue venciendo, quedándome dormida a los pocos minutos.

Pasaron más de 5 horas, abrí mis  ojos y por un momento me sentí un poco desorientada, luego recordé donde me encontraba.
Salí del cuarto y por alguna razón pensé que solo estarían mis  tíos, pero para mi sorpresa Edwin seguía ahí. La que ya no estaba era Angie.

PRIMO EDWIN/ PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora