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—Mami, el bloqueador

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—Mami, el bloqueador. —había pedido el mayor por cuarta vez mientras Hyuna ahjumma aplicaba de la crema en los brazos de Yeji, los ocho de ellos sentados bajo un par de sombrillas traídas desde la casa del menor.

Soobin pensaba que su Yeonjun hyung no era muy diferente a él.

El mayor hacía pucheros como niño, le pedía a su madre que lo mimara como niño, rogaba por atención o cosas con el ceño fruncido como niño, pataleaba como niño y eso divertía a Soobin.

Como en ese justo momento que se abrazaba a sí mismo mientras le pedía una y otra vez a su madre que le diera el bloqueador porque le asustaba quemarse la espalda.

—No es que no me guste broncearme, Soo, sólo no me gusta el dolor de quemarme. —le había explicado cuando el pequeño preguntó. Soobin llevaba una camiseta encima a diferencia de sus hyungs, Taehyun y Yeonjun, pero aún así su madre lo había llenado de bloqueador por, según ella, el sol estaba muy fuerte.

Ryujin usualmente odiaba acercarse al mar, pero como su Junie oppa le había dicho que la llevaría le había pedido a su mamá que le pusiera ese traje de baño que nunca se había puesto y que le pusiera bloqueador de pies a cabeza. Sunmi había estado más que encantada de que su pequeña quisiera entrar al agua y le había agradecido a Hyuna ahjumma por eso, aunque Soobin no sabía por qué le agradecía a ella si su Yeonjun hyung era quien lo había hecho.

—No sé como lo hace. —le había dicho Hyuna ahjumma a su madre.— ¿Recuerdas a Chaeyoung, mi sobrinita de la edad de Soobin? Ella también lo adora, nunca lo suelta y dice que su Junie es su oppa favorito.

—Basta, ma. No es la gran cosa. —el mayor se sentía avergonzado por su madre, pero a Soobin le gustó como sus mejillas se tiñeron todas rosaditas, mas sabía que el mayor diría que era a causa del sol.

—Es que Yeonjunnie tiene algo, es muy dulce y le gusta jugar con ellos, ¿lo has notado, unnie? —claro que Hyuna ahjumma y su madre ignoraron a su hyung.

—Juega, canta, baila, hace de todo para que estén felices, mi Yeonjunnie es el mejor para los niños.

—Será un gran padre algún día, unnie.

—Ya, ya, ya. No hablen de mis hijos ni futuras bendiciones. Apenas cumplí los dieciocho el año pasado, no quiero saber de eso ahora. —el mayor sacudió la cabeza y miró a su madre con ese tipo de sonrisas dulces y tiernas características de los niños: quería algo.— Mami, ¿me das para comprarme un cóctel?

Hyuna ahjumma lo miró con algo reproche, pero aún así sacó un billete de su bolso y se lo tendió al mayor.

—¡Soobinnie! —lo llamó Yeji, atrayendo su atención que antes estaba en su hyung y en como este besaba la frente de su madre como agradecimiento.— Ya vamos al mar.

Inconscientemente el pequeño castaño hizo un puchero.

—¿Y Yeonjun hyung? —sus ojitos se abrieron y parpadearon hacia el mayor que estaba listo para encaminarse en busca de su bebida. El susodicho se giró y le regaló a Soobin de esa sonrisas cálidas.

Esas que al pequeño le gustaban.

—Ya regreso, bebé. Te prometo que me bañaré contigo cuando termine, ve con Yeji, ¿okay? —le pidió el mayor con voz suave y melosa. El mayor incluso se había agachado y había acariciado su mejilla —Soobin recordaba que, en la noche, su hyung había dicho que le habían gustado sus mejillas porque la piel de Soobin era muy suave— para que se sintiera seguro de su palabra.

Y Soobin no quería decepcionar a su hyung por lo que asintió y corrió al agua agarrado de la mano de Yeji.

Pasaron quince minutos y Soobin corrió de regreso bajo las sombrillas cuando vio a su hyung sentarse junto a su madre con un vaso que tenía un líquido azul raro con hielo y frutas dentro. Se veía gracioso, pero el pequeño lo olió cuando estuvo cerca y se dio cuenta de que tenía un olor raro. El aroma hacía a Soobin arrugar la nariz, sin embargo, su hyung parecía estar disfrutándolo, lo bebía gustoso e incluso sonreía, ¿tan rico estaba? ¿Podría probar él también?

El pequeño castaño le tocó el hombro a su hyung, quien había estado comentándole algo a Taehyun, y pudo jurar que había escuchado al tal Beomgyu ser mencionado otra vez, hasta que la atención del castaño mayor fue acaparada por Soobin.

—Dime, bebé.

El menor señaló el vaso que tenía en la mano, el líquido ya se estaba acabando.

—¿Puedo probar?

Yeonjun sacudió la cabeza a medida que reía.

—No, bebé.

—¿Por qué no?

—Porque esto es para grandes.

—Yo soy un niño grande. —sus palabras fueron contrastadas por el mohín en sus labios.

Yeonjun carcajeó y Taehyun parecía reír para sí mismo también. ¿Se estaban riendo de él?

—¿Qué te parece esto, nene? —su hyung colocó una mano en su hombro, acercándose un poco para hablarle. Su aliento olía bastante a la bebida rara que había en su vaso.— Cuando crezcas, te compraré todos los cocteles que quieras, pero debes tener mi edad.

—¿Lo prometes? —inocente como Soobin era, le extendió su pequeño meñique al mayor.

Yeonjun asintió entrelazando sus meñiques.

—Lo prometo, Soo. —le sonrió ampliamente el mayor y se levantó.— Ven, bebé. Acompáñame a dejar el vaso, nos meteremos al agua con Yeji, Ryujin y Tae cuando volvamos así que debemos ir rápido.

Yeonjun iba a cumplir su promesa de cuidarlo en el mar así que Soobin no podía estar más feliz, obedeció al mayor y, cuando menos lo esperó, ya habían regresado y había sido subido a los hombros del mayor al entrar al mar con los demás, así como su hyung lo llevó en sus brazos un poco más lejos de la orilla y lo protegió como dijo que lo haría.

Yeonjun iba a cumplir su promesa de cuidarlo en el mar así que Soobin no podía estar más feliz, obedeció al mayor y, cuando menos lo esperó, ya habían regresado y había sido subido a los hombros del mayor al entrar al mar con los demás, así como s...

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Palabras: 992.

editado: 21/05/2022

(pretendan que es legal beber a los dieciocho en corea, oki doki).

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