❝Mira, Yeonjun hyung. Soy más grande ahora.❞
Donde el pequeño Soobinie se enamora de su niñero de la infancia.
Obra completamente mía.
No se permiten adaptaciones.
Ganadora del segundo puesto en Historia Corta de los Freefall awards.
Capítulos corto...
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Kai se sentía afortunado de ser menor de edad.
No había mentido cuando mencionó que su capacitación e inauguración sería temprano y les llevaría todo el día. Eran como las nueve de la noche y ellos seguían en la universidad, aunque era porque la capacitación tomó tanto tiempo que la inauguración fue algo retrasada. Habían organizado juegos, comprado comida y bebidas así que los sunbaes no podían simplemente cancelarla.
Por fortuna, hicieron todo lo que había en el horario. Todos se presentaron pasando uno a uno, fueron divididos en pequeño equipos, donde Kai y Soobin fueron separados, jugaron muchos juegos tradicionales del evento y bebieron mucho.
Todos excepto Huening, quien sólo tuvo que mostrar su identificación para ser dejado en paz.
Y es que la simple idea de ser presionado a beber le hervía la sangre, algunos sunbaes no sabían como limitarse a beber por su cuenta y usaban presión social para conseguir que los nuevos tomaran tanto como ellos.
Aunque algunos ni siquiera debieron ser convencidos.
Soobin bebió por su cuenta y Kai no pudo pararlo al estar separados.
Aunque se lo veía considerablemente feliz para alguien que había estado llorando en sus brazos toda la noche, estaba rodeado de chicas queriendo coquetear con él y jugaba drinking games con los sunbaes. Su sonrisa estaba algo rota, pero estaba allí haciendo compañía a sus ojeras cubiertas.
Soobin era un buen actor.
Pero Kai podía ver en medio de todo ese acto, podía ver a través de él y su risa programada, por lo que decidió no confiar en el débil estado de su amigo y seguirlo cuando este salió de la sala.
Sabía que Soobin estaba mal, lo sabía porque, incluso cuando caminaba recto, estaba arrastrando los pies en el suelo.
Por lo tanto, antes de que el mayor encontrara ese celular que buscaba torpemente en sus bolsillos, el menor lo sacó de su bolsillo trasero y lo guardó dentro del bolsillo de su chaqueta antes que su mejor amigo pudiera siquiera intentar quitárselo.
—Es suficiente. Vamos a buscar un taxi. —suspiró el menor.
Soobin miraba fijamente al menor, su mirada algo perdida y sus labios entreabiertos. Por un segundo, el castaño creyó que le gritaría, pero el pelimorado simplemente sonrió mostrando sus perlas y se tiró a sus brazos.
—Yeonjun hyung, viniste por mí. —el castaño rodó los ojos. Por supuesto, Soobin nunca reaccionaría así al verlo. Aunque debía admitir que así sería más fácil que pudiera llevárselo, incluso si era por una ilusión óptica de la mente borracha del mayor que le rasgaba el corazón, su mejor amigo se apartó enderezándose y agarró su mano luciendo como un cachorro emocionado.— ¡Mira, Yeonjun hyung! Soy más grande ahora. Crecí tan rápido como pude para poder estar juntos.
