❝Mira, Yeonjun hyung. Soy más grande ahora.❞
Donde el pequeño Soobinie se enamora de su niñero de la infancia.
Obra completamente mía.
No se permiten adaptaciones.
Ganadora del segundo puesto en Historia Corta de los Freefall awards.
Capítulos corto...
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En todo el camino a su departamento, Soobin sintió que estaba fuera de su propio cuerpo. Él estaba allí, a veces respondía, asentía o sonreía, pero él no se encontraba físicamente allí para sentir como Kai lo rodeaba con su brazo alrededor de su torso para mostrarle apoyo. Era como si estuviera viendo todo fuera de su cuerpo y su sistema sólo fuera un avatar configurado para responder.
Había llegado tarde.
Incluso cuando sabía que estaba metido en una pequeña, perfecta en su cabeza, fantasía donde todo era posible, se lamentaba que no creció lo suficientemente rápido para alcanzar a su hyung.
—Yeonjun hyung. —Kai conocía a su mejor amigo y sabía que no estaría bien en el recorrido planeado. Sabía que entre más tiempo Soobin fingiera su sonrisa, más lágrimas lloraría.— ¿Podemos saltar el recorrido después de la cena y hacerlo otro día? Soobin y yo tenemos que dormir temprano para ir a la inauguración y capacitación mañana.
El mayor hizo una mueca mientras manejaba.
—Oh, carajo. Gracias por recordármelo, Kai. Me había olvidado completamente de eso. Perdona, bebé, tendremos que mostrarles la ciudad el sábado, ¿Estás bien con eso, Soobinnie? —el pelirosa miró al menor por el retrovisor, pero este sólo miraba a la ventana, perdido en el paisaje.— ¿Soobin? ¿Vives?
El pelimorado logró reaccionar gracias a un suave pellizco de su mejor amigo en su costado.
—Uhm, ¿Oh? Sí, por supuesto, hyung.
—Yeonjun-ah, no vayamos muy lejos de su departamento. —sugirió el castaño rizado sentado en el asiento del copiloto.— Comamos cerca de su área para que puedan llegar más rápido y descansar. Deben estar agotados.
Kai asintió frenéticamente, más cuando notó que el pelirosa no lucía muy convencido y seguía mirando al pelimorado, como si supiera que algo andaba mal.
—¡Sí, absolutamente, Beomgyu hyung! —le dio la razón el menor, tal vez un poco demasiado exaltado, pero tenía la intención de ayudar.— Quiero decir, Soobin hyung suele distraerse mucho cuando está cansado, más cuando necesita dormir. Incluso lo he atrapado durmiendo con los ojos abiertos. Es aterrador.
—Sí. —intervino el mayor de ambos chicos, antes de que la usual verborrea de su mejor amigo comenzara.— La verdad es que no pude dormir mucho en el tren. No me sentía cómodo.
El mayor chasqueó la lengua y asintió.
—Bien, entonces. Busquemos donde comer y luego los dejaremos en su departamento.
Y no tuvieron que buscar por mucho tiempo. Encontraron una tienda convencional con mesas externas en menos de cinco minutos. Yeonjun quería buscar un lugar mejor para que comieran algo más, pero su novio lo convenció, recordándole cuanto el mayor amaba el ramen. Soobin lo envidiaba; Beomgyu parecía conocer a su hyung muy bien, más de lo que él podría llegar a conocerlo.
