VII

3.3K 239 81
                                    


Paul estaba que trinaba. Escuchó a Alex en el despacho del maldito murciélago. ¿Con él sí, pero conmigo no?, pensaba. Así que decidió urdir un plan para recuperarla.

Pensó que si la presionaba públicamente no le quedaría más remedio que decir que sí. Empezó dejándole un flor a cada estancia a la que iba. Se encontró con una en su sitio durante el desayuno, otra en su despacho, otra en su clase. Continuó así durante una semana hasta que se celebró el baile de carnavales en el que tanto alumnos como profesores se disfrazaban y se llevaba a cabo una votación para elegir los mejores disfraces.

Dumbledore que iba de ave fénix empezó a nombrar a los profesores para su entrada triunfal en el salón. Primero llamó a Minerva que vestía de unicornio, después Paul de príncipe Disney. Severus fue de él mismo, se negaba a participar en aquel espectáculo. Las carcajadas retumbaron en la sala tras el anuncio de la profesora Lynn, iba caracterizada de Severus Snape al que dedicó una sonrisa pícara. Este no movió ni un músculo de su rostro de piedra. Todos reían excepto los profesores de pociones y de estudios antiguos.

Cuando el baile estuvo a punto de acabar, Albus se dirigió a la multitud para anunciar los resultados de la votación.

- Gracias a todos por acompañarnos un año más en este baile. Sin más dilación, procederé a anunciar los tres ganadores del concurso de disfraces. En el tercer puesto, Hermione Granger con su disfraz de nutria. - el salón se fundió en un aplauso- en segundo puesto, Fred y George Weasley como las gemelas del resplandor - se escucharon más vitoreos en la sala - y por último, el primer puesto va para Alexandra Lynn como Severus Snape - la sala rompió a reír y Alex encantada subió al estrado con el resto de ganadores.

En ese momento, el profesor de estudios antiguos subió con los apremiados y comenzó a hablar delante de todos los presentes.

- Alexandra Lynn, quiero decirle que desde que la vi no he podido parar de pensar en usted. Cada minuto que me regala de su tiempo es un tesoro y me gustaría pedirle - dijo mientras se arrodillaba y sacaba una cajita del bolsillo de su disfraz de príncipe - si le gustaría ser mi prometida.

El salón estaba en un silencio sepulcral. Severus estaba furioso por el atrevimiento de Rickman y ansioso por escuchar la respuesta de Alex. Dile que no, se repetía una y otra vez.

Alex colocó la varita bajo su garganta.

- Señor Rickman, aprecio su petición, pero soy un murciélago - dijo con la voz de Snape.

Los alumnos rompieron a reír y ella aprovechó para huir del salón avergonzada. Paul la siguió.

- ¿¡Cómo te atreves!? - gritaba él una vez fuera de las miradas - Parecía que no te importaba follarte a Snape ¿No te has fijado en su tatuaje?. Puta.

- Qué bajo has caído - contestó Alex - acabas de demostrar el interés real que tenías en mi.

- Como el capullo de Severus y el resto ¿o te piensas que nos gustas por lo simpática que eres?

- Al menos él no me engaña haciéndome creer que quiere otra cosa.

Snape se había enterado de todo, ya que observaba la conversación desde lo lejos. Le dolió cuando la escuchó decir esas palabras. Él quería auto convencerse de que lo único que quería con ella era físico, pero si al decir que ella sólo le considerase como esa opción notaba como una daga se clavaba en su interior, quizá significaba que finalmente estaba preparado para volver a abrir su corazón, que quizá podría volver a permitirse sentir, pero sentir para él implicaba sufrir.

- Rickman, creo que ya ha hecho suficiente ridículo por hoy - intervino Severus - espero no volver a escuchar esos calificativos o le aseguro que no podrá volver a follar, como dice usted.

- Me dejas por esto - dijo Paul señalando al profesor de pociones entre risas - eres lamentable, Lynn. Te arrepentirás.

- ¡Ya basta! - gritó Dumbledore haciendo que cada uno se fuese a su dormitorio.

***

Severus llamó a la puerta de Alexandra. Esta la abrió ya en pijama con los ojos llorosos. Él estaba cabizbajo.

- ¿Podemos hablar? - le preguntó.

- Claro, pasa.

- Creo que es mejor que nos limitemos a ser compañeros de trabajo. Hoy su disfraz, su actitud... ha sido humillante.

- No fue mi intención - dijo ella rompiendo a llorar. Severus se fue destrozado cerrando la puerta.

¿Podía ir peor? No solo Paul le había alimentado sus miedos, siempre temía que simplemente la valorasen por su físico, también Severus había decidido cortar la relación con ella. Ya había conseguido llevarla a la cama, ¿qué más iba a querer? Pensaba Alexandra. 

Algún día quizá (Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora