«Despierta.»
Abrí los ojos de golpe, el sudor corría por mi rostro y mi corazón estaba tan acelerado que sentía que se saldría de mi pecho. Inhalando profundo, me senté sobre la cama, recargué la espalda sobre el cabecero acolchado mientras abrazaba mis piernas. Últimamente, me despertaba igual, como si estuviera a punto de tener algún episodio de ansiedad, algo a lo que quizá debería haberme acostumbrado.
Comenzó en vísperas de mi vigésimo primer cumpleaños, después de que mis padres me hablaran sobre una posible mudanza. Esas sensaciones de no poder controlar mi mente y cuerpo se apoderaron de mí, pero lo extraño era que solo ocurrían en cuanto el sol se ocultaba, después de los sueños o visiones, como me gustaba llamarles.
No recuerdo una noche en la que no me hayan atormentado, pues aparecían sin falta desde que tengo memoria. Al principio, se mostraban borrosas; era como estar rodeada de figuras de humo, difícil de distinguir los rostros, las formas o incluso los sonidos, sobre todo para una niña. Pero con el pasar de los años, se fueron haciendo más claras, al punto en que parecían reales, como si no estuviera dormida y en su lugar me encontrara en cualquiera de los escenarios que estaba segura, mi cabeza se inventaba.
Tallando mis ojos, me puse de pie. Nerviosa, miré a mi alrededor, pues sentía como si alguien estuviera escondido en la oscuridad vigilándome, aunque ya sabía que me encontraba sola. Tomé mi celular para revisar la hora: eran pasadas las dos de la mañana. Dispuesta a no mirar detrás, me acerqué a la ventana en busca de tranquilidad. La abrí y me senté sobre el alféizar. Era una especie de rutina que hacía en mis malas noches.
El viento chocó contra mi rostro, alejando los mechones que se salieron de mi trenza. Sonreí al mirar al cielo, donde me encontré con la resplandeciente luna.
Siempre había tenidouna extraña conexión con ella, podría decir que a veces la escuchaba, como sime susurrara al oído, aunque los murmullos nunca eran demasiado claros, pero mebastaban para sentir la fuerza que cada noche me transmitía. Mis padres y mimejor amiga, que eran los únicos que sabían sobre eso, lo llamaban un don, yolo llamaba no estar lo suficientemente cuerda.
Con un suspiro, volví a la cama. El día siguiente era demasiado importante para mis padres. Al final, mudarnos pasó de ser una posibilidad a un hecho y yo haría lo que fuera por ellos. Dejé la ventana abierta para que el aire fluyera, me acosté en el suave colchón, abracé el cojín en forma de luna que tengo desde que era niña y me dejé llevar por la suave balada que salía del cielo, como una canción de cuna que me arrullaba para dormir.
Y al cerrar los ojos de nuevo, me encontré con otros ojos muy azules, los que habían sido los compañeros de mis sueños.
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En Los Ojos De La Bestia [✔]
WerewolfAlgunas noches soñaba con unos hermosos ojos azules. Conforme pasaba el tiempo, se hicieron más frecuentes en mi mente, al igual que su rostro. y cuando mis padres me dieron la noticia de nuestra mudanza, mi vida dio un giro inesperado. Todo lo des...