Miedo. Una de las peores sensaciones que pueda existir. Odiaba sentirlo, muy pocas veces se adueñaba de mí, pero en esos momentos era todo lo que tenía.
La primera vez que lo sentí fue después de ver una película de terror cuando era niña, aunque con el tiempo pasó. Entonces pensé que no volvería a temerle a nada y me consideré una persona valiente de ahí en adelante, hasta que empecé a madurar. Mi miedo no era hacia la oscuridad, la soledad o incluso la muerte. En realidad, era el miedo de no saber quién soy.
Porque cuando creces y pasas toda tu vida creyendo que eres cierta persona y de repente te das cuenta que en realidad no, te sientes perdido y no encuentras la manera de encontrarte entre todo lo que hay a tu alrededor. Porque existe más, mucho más de lo que alguna vez te pudo haber pasado por la mente.
Después de aquella noticia, volví a tener miedo, de ya no poder ser valiente y enfrentarme a lo que venía, de nunca averiguar quién soy o de saber quién era realmente Gobaith.
—Tus padres te recibirán. Están muy emocionados. —Podía escuchar a Hazel hablándome, pero no prestaba mucha atención.
Desde que me contaron su verdad, las cosas habían estado tensas. Mamá no salió de su habitación hasta que llegó la hora de irnos, mi padre no habló para nada y Hazel fue quien estuvo sobrellevando la situación, llenando los espacios incómodos.
El trayecto hasta el hogar de Dáire y Andreas fue corto, más de lo que imaginaba. Quedaba a poca distancia del lugar donde nos quedábamos, lo que supe era su cabaña de descanso, pues ellos vivían en la zona más atractiva del pueblo, el castillo de Wolfscastle. Como el día en que llegamos, el camino entre los árboles estaba de nuevo ahí, como si no hubiera desaparecido cuando Hazel y yo fuimos al pueblo. Tal vez después de todo, había algo mágico en aquel lugar.
Atravesamos el bosque hasta que estuvimos en uno de los caminos principales. Llegamos a un enrejado negro que en el centro tenía un escudo del que no pude distinguir mucho, salvo por una espada y un símbolo que no conocía.
Las rejas se abrieron muy despacio, haciendo que rechinaran. Asomé la cabeza por la ventana del auto y pude divisar el lugar que me dejó sin palabras. A lo lejos, justo en el centro del camino, un castillo reformado para parecer más actual se alzaba sobre nosotros, bastante imponente, rodeado de los frondosos árboles del bosque.
Regresé al interior del auto y, jugando con las manos sobre mi regazo, exhalé. Estaba nerviosa. Después de hablar con ellos, ¿qué pasaría? Había dicho que volvería a mi ciudad, pero lo que sea que me esperaba adentro me cambiaría la vida de alguna forma u otra y mis planes quizá ya no podrían ser los mismos.
Papá estacionó el auto, todos bajamos al mismo tiempo, subimos por las grandes escaleras de la entrada y justo cuando llegamos a la puerta, se abrió como por arte de magia. En el recibidor, un delicioso aroma a limón llenó mis fosas nasales.
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En Los Ojos De La Bestia [✔]
WerewolfAlgunas noches soñaba con unos hermosos ojos azules. Conforme pasaba el tiempo, se hicieron más frecuentes en mi mente, al igual que su rostro. y cuando mis padres me dieron la noticia de nuestra mudanza, mi vida dio un giro inesperado. Todo lo des...