❧| XIV

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Me tambaleé cuando lo comprendí

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Me tambaleé cuando lo comprendí. Selwyn salió de detrás del mostrador y me sujetó de inmediato, cambiando de la seriedad a la preocupación, como si se hubiera arrepentido de su advertencia. Pero solo podía preguntarme: ¿por qué tampoco me dijeron nada sobre él? ¿qué más me estaban ocultando? Necesitaba descubrir pronto lo que faltaba en mi historia, sin importar lo que tuviera que hacer. Ya no quería seguir a oscuras.

El sonido de los truenos me sacó de mi ensimismamiento. De nuevo ocurría una tormenta. Sabía que el clima de Gales no siempre era el más caluroso, pero no deseaba que mi estado de ánimo siguiera apoderándose de la naturaleza. Extrañaba los días soleados. Extrañaba mi hogar.

—¿Estás bien? —Sujetó mi brazo mirándome con preocupación.

—Sí —dije después de tomar una respiración profunda—, no desayuné esta mañana. —Le di una pequeña sonrisa regresando las manos a los bolsillos de mi abrigo—. ¿Por qué ese consejo? Cuando lo conocí no me pareció una mala persona.

Sopesó lo próximo que diría, finalmente se alejó y volvió a su asiento.

—Al inicio puedes creer que es así, encantador, pero cuando terminas involucrada con alguno, no sales bien de eso. —Juntó los papeles que tenía sobre el mostrador sin mirarme a los ojos—. Puedes formarte tu propia opinión, pero si no quieres salir herida, aléjate.

El tono tajante y el hecho de que siguiera concentrada con los mismos papeles fue una clara señal de que no quería seguir hablando más del tema y, en realidad, tampoco yo. Tenía demasiado en qué pensar, entrometerme en lo que sea que haya hecho Breogán serían más problemas de los que no necesitaba. Sin decir más, caminé hasta las escaleras y retomé el motivo por el cual estaba ahí. Fui hasta el último piso en busca de los archivos.

Al subir, pude notar que mientras más arriba estuviera, menos personas había. En el tercer piso solo estaban un par que leían en silencio, sentadas sobre los pequeños sillones. Iba a ir directo donde Selwyn me indicó, pero algo me tuvo vagando entre los pasillos, los murmullos que salían de los estantes, los cuales comenzaron a llamarme y me llevaron a cada título que podía contener una respuesta. Aunque otros eran absurdos, de igual forma los tomé, demasiado aterradores y aun así no pude detenerme. Los murmullos me guiaron directo a lo que necesitaba. En la parte de atrás, una puerta muy desgastada estaba situada entre los únicos estantes vacíos.

—Archivo de Wolfscastle. —Leí en voz alta el letrero que colgaba del centro.

Dejé los libros que sostenía sobre una mesa, regresé hasta la puerta, tomé la manija y tiré de ella para abrirla. En cuanto puse un pie dentro, las luces se activaron, dejándome ver el lugar lleno de anaqueles y cajas. Me abracé con fuerza, hacía demasiado frío, tanto que mi rostro ardía. Caminé despacio, leyendo las fechas escritas en los archivadores, cuando de pronto la puerta se cerró de golpe y las luces se apagaron.

El miedo se apoderó de mí. Desde que llegué a Wolfscastle, demasiado me había sucedido, lo más extraño que jamás había vivido. Sombras extrañas me hacían compañía, escuchaba murmullos y veía cosas que me ponían los vellos de punta. Nerviosa, me di la vuelta para ir directo a la salida, pero por más que caminaba, no podía encontrarla.

En Los Ojos De La Bestia [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora