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El calor de la ciudad me estaba volviendo loca

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El calor de la ciudad me estaba volviendo loca. Me encantaba usar vestidos y el verano era la época perfecta para ellos, pero aquel día parecía que deseaba sacarme del país. Ya iba a pasar el suficiente tiempo atrapada en pantalones bajo el frío clima de Gales como para no poder disfrutar de un día más con uno de mis vestidos. Llevé la única maleta que no había sido enviada antes por el aeropuerto, revisando el boleto que mi padre me entregó antes de salir del auto.

—¿Primera clase? —Me detuve, poniendo la bolsa en la que llevaba mi diario de jardín, celular y portátil, sobre la maleta para abanicarme con la mano—. ¿Desde cuándo viajamos en primera clase? Es más ¿desde cuándo viajamos?

Papá acomodó la correa de la mochila sobre su hombro, rodó los ojos y negó con la cabeza.

—Déjate bromas y date prisa que no quiero perder el vuelo.

Se dio media vuelta y, junto con mamá y Hazel, empezaron a caminar hasta la fila para abordar. Sin más remedio, resoplé mientras los seguía. Su mal humor me ponía de nervios.

En el avión, busqué de inmediato mi lugar. Creo que empujé a alguien en el camino. Ni siquiera me detuve a admirar un momento lo bonito que era. Solo me dejé caer en el asiento, abroché el cinturón de seguridad y me sujeté fuerte. Esas cosas nunca me habían dado mucha confianza. Siempre podían caerse, estrellarse, perderse en una isla misteriosa, entre otras cosas horribles.

—Quita esa cara Bee. No te pasará nada. —Hazel interrumpió mis pensamientos mirándome divertida.

—Eso no lo sabemos, nunca he viajado en esto. ¿Cómo podría estar tranquila? ¿No era preferible un barco? —Negué rápidamente—. Olvídalo, tampoco creo que el mar sea una buena opción. Nos podemos hundir, chocar contra un iceberg, un kraken podría atacarnos y...

La morena volvió a interrumpirme con una estruendosa carcajada mientras se sentaba

—Eres muy dramática y ves demasiadas películas. Esto es la vida real, acabas de abordar un avión que está por despegar y te llevará sana y salva a tu nuevo hogar.

Mordí mi labio inferior, no importaba lo que dijera, hasta que no estuviera en tierra firme, no me calmaría.

Por los altavoces se escuchó a la sobrecargo, dándonos algunas instrucciones y segundos después el avión se puso en marcha. Mi estómago se revolvió al sentir el movimiento. Cerré los ojos para concentrarme en algo más, esperando no tener que volverme a subir a una de esas cosas.

—Bee, ya puedes abrir los ojos. —La mano de Hazel me sacudió. Abrí los ojos y recargué mi espalda en el asiento—. Será un viaje demasiado largo, deberías dormir y relajarte o te dará un ataque. —Me dio una última mirada poniéndose sus auriculares.

Siguiendo su consejo tomé mi bolso, saqué mi portátil para ver Bridgerton5 en Netflix y no pensar en la cosa voladora en la que viajábamos.

Siguiendo su consejo tomé mi bolso, saqué mi portátil para ver Bridgerton5 en Netflix y no pensar en la cosa voladora en la que viajábamos

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En Los Ojos De La Bestia [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora