__¿Pero qué?__ se dio media vuelta, a sus espaldas tratando de encontrar aquella voz que la había criticado__>>¿realmente tengo el cabello como pato?<<__ pensó al tocarse a la vez los cabellos distrayéndose un poco en un momento como ese.
Se sintió burlada por un momento. Podía percibir que la rodeaban de momento,copero al voltearse a donde creía, no había alguien ahí.
__P-pero ¿quién está aquí?__ se mareó un poco y casi cae a sentadas hasta que escuchó un risilla proseguida de una revelación.
__Eres muy divertida, princesa ¡Yuju, estoy aquí!
__>>¿Princesa?
Al girar levemente el rostro con suma curiosidad, se percató de su bufón: nada más y nada menos que una pequeña niña, de rostro simpático que le sonreía con suma amabilidad; con las manos sujetas a su espalda; de tez levemente bronceado, con la estatura casi al cuello de Hinata (a quien le conllevó a mirar hacia abajo); y su cabello, vaya rareza, tal vez el cabello negro de Hinata entre los Hyuga era extraño, pero esto no se le comparaba: rojo, rojo como la sangre, como el fuego que arde a tempranas horas de un día soleado, rojo de explosiones absorbedoras, un rojo maravilloso, un rojo... tomate; ¿y ese largo? ¡casi hasta sus rodillas! Vaya hermosura de niña, vestida con unas bragas negras y camisa verde, algo simple pero perfecto para ella.
__¿Q-quien eres tú, niña de cabellos rojos?__ balbuceó, no debía, solo es una niña ¿qué podría hacer? Las manos las tenía contra su pecho algo conservadoras y su atención atenta hacia cualquier cosa que se dijera.
La niña se relajó y la miró con extrañeza, y fue ahí cuando se percató de ambas joyas: dos amatistas, relucientes, vivaces y juveniles, como si hubiesen vuelto a nacer. Originales, propio de la persona quien los porta.
__Veo que aun no relacionas__ suspiró pesadamente con algo de resignación, y con las manos en la cintura exclamó con cara burlona pero a la vez molesta__ no me extraña realmente, esos esfuerzos diarios que haces con tus estudios no dejan fluir tu energía interna, solo harán que te conviertas en uno más de ellos__ y pronunció un chasquido de pesadumbre.
__¿Uno más? ¿A quienes t-te refieres?__ claro, obviamente Hinata no podía evitar demostrar algo de nerviosismo sal experimentar ese extraño... ¿Sueño? Sí, eso debía ser.
__¿A cuál otra familia más? ¡A los Hyugas! Solo otra hormiga más de la colonia, claro con importancia, pero estarías por siempre al mando de la misma monarquía, viene y aburrida__ Se notó una sonrisa burlona de su parte__ Pero por lo visto no sean dado cuenta del todo, o al menos están esperando verte en un leve acto ¡Ash! Pero están haciendo las cosas mal, creen que con llenarte la mente de información van a hacer que todo en ti deba recorrer a su velocidad, que ingenuos...
Y Hinata estaba algo mareada, la pequeña no dejaba de hablar y hablar, criticaba esto y aquello, a los ancianos Hyugas por creerse los más sabios. Bla bla bla bla... Por un momento, Hinata se sintió desfallecer.
__...y note han dado la oportunidad de dejarte lucir a tu verdadero yo, y por ello estoy aquí, para ayu-__ tiendo los brazos cruzados, notó el acto de la muchacha.
Hinata se sentó, aun sobre el agua que no moja, porque así le había adoptado ella; reposó una mano sobre su frente y se dispuso a dar un profundo respiro y concluyó.
__No entiendo__ captó la atención de la pequeña__ no entiendo cómo puedo sufrir reacciones tan reales en un sueño__ ubicó su visto en un punto en blanco sobre el agua.
La pequeña "Cabeza de Tomate", se le acercó con dulzura y en cuclillas se dispuso a decir las verdades de su cuestión.
__Porque, mi querida princesa, esto no es un sueño__ y le dedicó su amable sonrisa recibiendo en cambio, el rostro de horror de una Hinata anonada por todo eso.
Fue un momento épico.
Hinata cayó tendida en el agua, dando un alarido y con la mente dispersa en todos lados, sin duda pensó que estaba sufriendo un ataque de esquizofrenia pero todo era tan real como ella misma y no podía evitarlo.
¿Por qué no arriesgarse a seguir la corriente? De ello pensó un momento. Su familia se basaba mucho en las creencias del destino, que todo tiene su razón de ser y no podemos desviarlo. A veces pensaba que esas teorías no estaban en todo su acuerdo con lo que a ella respecta, jamás le impuso importancia... Hasta ahora.
La niña a su lado, la miraba curiosa. En un momento negó con la cabeza con ligera gracia, concluyendo con una risilla divertida. Solo optaba con mirarla compasivamente.
__Sí, es aceptable su reacción, princesa. Pero me temo que deberá hacer su mejor esfuerzo para mantenerse en pie a todo aquello que se le avecina.
__Pero ¿por qué princesa? Esto me parece realmente una confusión, si, eso. Debo de estar en un ligero transe, producto de mi agotamiento. Ahora tengo alucinaciones__ parecía que estaba perdiendo la cordura, un eje de locura se mostraba en su rostro.
Se notó en el rostro de la niña que estaba perdiendo la paciencia, aunque trato de hacer su mejor esfuerzo para no perder su escénica, fue en vano.
__¡Ya basta! No es momento para decir idioteces. Nuestro tiempo es crucial y está contado. Así que ¡Pare su tractor y me escuchará con atención!
Y algo en Hinata hizo regresarla en sí, obedeció sin dudarlo, nerviosa y con algo de temor. No conocía a esa niña, ni siquiera sabía si ella es una niña realmente.
__Muy bien, así me gusta, princesa ¡con ánimos!__ y su humor se notó más elevado. Vaya locura, pensaba Hinata con postura erecta.__ Bien, quiero aclararte la duda que tenías en tu momento de locura ¿Por qué "princesa"? Pues verás...__
Hubo una pausa de segundos, minutos, horas, no sé. Pero a Hinata se le hizo eterno, con suma atención no despegaba la vista de la niña Cabeza de Tomate, quien tenía un aire de orgullo con ambas manos en la cintura.
__... No creo que sea la indicada por ahora de conversar en ese punto.__ Hinata casi se cae de la sorpresa__ Todo a su tiempo, poco a poco los días te darán en su justo instante la respuesta que iras necesitando. Todas aquellas incógnitas como el color de tu cabello distinto al de tu familia; o el símbolo, al que llamas cicatriz, en tu brazo derecho... Todo eso que te a abarcado la mente, al igual que el duro entrenamiento constante. Todo eso, y más, porque el libro de tu vida aún está en blanco, y las páginas serán yendo escritas a como vayan siendo tus decisiones. No todo está predestinado, princesa.
Mucha información, pero lo suficiente como para ganarse el sumo interés de la joven Hinata. La niña que se sentía, en cierto modo, la oveja negra de entre un ganado de blancos. Se dio a fruncir el ceño. La dulce Hinata se dio un respiro en ese momento. Y cerrando los ojos decidió tomar una decisión que vengan como resultado de la primera conexión entre su cerebro y corazón que al fin podrá compartir.
En cualquier otra ocasión sentiría pavor de que lo que presencia, se hubiese desmayado o hubiese entrado en pánico. Pero esta vez no.
En ese momento, sintió, una especie de "Deja vu". Su alma están segura, pues también Cabeza de Tomate lo había notado.
__Sus pensamientos son magníficos, princesa. Digno de su ser. Tomar la decisión, por lo visto, ya es un hecho__
Hinata la observó con firmeza, asintiendo sin decir palabra. La niña le extendió la mano y en ese momento notó que ambas estaban descalzas, a simple contacto del agua.
__Representa la conexión de nuestra pureza y esencia, en ese lugar celestial implica como ley ser digno de presencia. Ahora, princesa, sujete mi mano, iremos a otro lugar para proseguir con la misión__
__Bien, pero con una condición:__ la niña la observó con impresión ante la risita de Hinata__ no me llames princesa, Hinata suena mejor para mis seres de confianza__ y sin más,le brindó una sonrisa que solo ella puede dar.
En seguida, el rostro de la niña se notó nostálgico y lleno de gracia.
__>>No ha cambia nada, su alma siempre es la misma, tan pulcra y bondadosa. Sin duda, podrás sanar cualquier alma negra... Hasta la de él<<__
Al momento en que las manos de las chicas se habían sujetado, fuertes ráfagas de viento comenzaron a rodearlas, levantando así látigos de agua que a la vez comenzaron a en volverlas. Ambos elementos trabajaron en conjunto mientras Hinata impresionada apretaba cada vez más las manos de la niña. Llegó el punto en donde agua y viento hicieron de las suyas y cubrieron por completo en una enorme esfera, densa y estable. El panorama a exterior se volvía cada vez más radiactivo y perdieron la vista visible de su panorama.
Al instante de culminar, todo cedió, y los ojos perlados de Hinata comenzaron a observar con admiración todos el lugar. Se soltó inconscientemente del agarre de la niña y comenzó a dar algunos pasos leves para girar junto al panorama: la primavera, sin montañas, un denso prado que se extendía hasta infinitos espacios alternando diferentes tipos de plantas con sus flores respectivas, luciendo todo realmente radiante.
Pero al notar el cielo por poco cae de la impresión, su cara se tornó al atemorizada: no había cielo, ese azul celeste no existía; en cambio, en su lugar solo se podía observar claramente el espacio exterior en su más perfecta y misteriosa definición. Las estrellas, infinitas y abundantes, parecía una colonia de luciérnagas formando una gigantesca maya en todo el perímetro; pero lo que mas casi la la espanta es ver claramente los planetas en su exacta y detallada definición allí arriba, algunos de ellos no podía identificarlos por los ya conocidos del Sistema Solar.
A Hinata casi se le cae la mandíbula de tanta admiración.
__Hermoso ¿no créese?__
__Sí... Es, maravilloso__
Hinata estaba tan envelezada que no podía dejar de mirar hacia arriba, tanto así que no pudo percatarse que aquella voz era un tono más desarrollada.
__Pero ¿Como es po-__ Hinata no pudo terminar cuando al darse vuelta se percató de una presencia totalmente diferente al de la niña, a quien no veía por ningún lado.__ ¿Q-quien eres tú? ¿Y dónde está la niña Cabeza de Tomate?__
Hinata no se dio cuenta del apodo en falso qué pronunció.
__¿¡Cómo me has llamado!?__
Una mujer, más alta que Hinata, de cabellos muy largos hasta los pies, con algunos lazos decorando el mismo de forma delicada y perfectamente compactado. Poseía una hermoso kimono azul, con algunos bocetos de algunas flores blancas y rojas en toda su tema, algunas aves como representación y llamas saliendo atrás de estas; y un bordado rojo carmesí que le lucía más decorativo. Si no fuera por su cara de histeria, definiría con detalle el rostro delicado de esa bella mujer; pero Hinata se intimidó, y solo le alcanzó hacer reverencia en forma de disculpa.
_Ya, ya. No importa__ dijo algo cabreada con los brazos cruzados__ Hasta yo admito que eso parezco de niña.__ suspiró bajando la tensión, acordándose de que debía ser tolerante por la obvia ignorancia que poseía la joven Hyuga ante todo esto nuevo para ella.
"Aunque... Preferiría que me llamases por mi título de autoridad como la «Guardiana de los Sellos»__ pronunció la mujer rudamente al ver a Hinata aun reverenciada ante ella. Notó que la misma se estremeció por un momento ante su tono de voz, pues la misma apretó los ojos como signo de protección__ O simplemente...
La mujer se acercó y se puso al nivel de Hinata. Le levantó el rostro delicamente notando el amable gesto de la mujer. ambas se incorporaron y la joven Hyuga no evitaba desviar su atencion a tan rápido cambio de humor.-
-
__¡One-san! ¡One-san! ¡Por favor levántate, despierta!__
Hanabi habia entrado al cuarto de su hermana para pedirle una pequeña ayuda con su tarea, pero llevó una increible sorpresa al encontrar a su hermana tendida en el piso a medio vestir con todas las luces de su baño encendido. La pequeña solo mecía de sus hombros, estaba sola, pensó que podía ayudar a su hermana sin tener que alarmar a alguien porque eso si traería muchos problemas.
Y para su suerte fue así.
A los tres minutos su hermana despertó suavemente causando el enorme alivio de su hermanita.
__¿Ha-nabi?__ la joven estaba un tanto desorbitada, pero la pequeña no dudó en abrazarla fuertemente liberando preocupaciones.
_O simplemente... Kushina...__ rebotando como eco en la mente de Hinata.
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La aldes de los Hyuga. El barrio donde toda persona con sus rasgos es perteneciente a esta familia. Koreanos y Judíos. Simplicidad de rareza.
Suele ser habitual que a las altas ahoras de la noche, algunos de los ancianos (representantes de mayor edad y autoridad de la familia) iban a los templos a meditar, agradecer y a orar por las almas de sus integrantes.
Solo encuentras tablillas con escrituras en letras antiguas y ancestrales, difíciles para cualquiera leerlas menos para los ancianos como ellos. Pero en este caso, la soledad impregnaba la compañía de un viejo sumiso sumergido en sus pensamientos; sin duda, uno de los ancianos integrantes de la Mesa de Cenadores... Y padre de Hiashi Hyuga.
Sin nada que pudiese perturbarlo, su concentración se vio alterada al notar como las escrituras en las tablillas comenzaron a brillar: plateado torno perlado. en cada una de las escrituras que estaban en todo el lugar en su pequeña porción, al aire libre y alejado de las viviendas.
Por ahora, solo él lo había notado y de la impresión solo fue capaz de admirar tan pero tan inusual acontecimiento, viendo como brillaba en intensidades como oleadas. Al intante, dieron su último intenso brillo disperso por las paredes del templo.
El anciano, anonado, tuvo una reacción tardía y salió del lugar lo antes posible.
__No pensé que sería tan pronto. Debo informarlo.__
Pero lo que no sabía era que lo ocurrido no sucedió solamente allí, en ese templo, sino en cada uno de los diez que rodeaba su aldea.
Y volvió la noche, y con ella el sonido de los grillos anunciando el porvenir.
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Lazos del Destino
Fiksi PenggemarSINOPSIS En lo más lejano de sus historias, todo lo que solían creer pertenecido se les regresará sin saber, creído perdido. Aquello que la vida se encarga de separar, el destino se encargará de unir al final, es inevitable sus reencuentros. Los mu...