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Limpio las lágrimas que se deslizan por mi rostro y cuando abro la puerta de mi habitación, me encuentro con mi madre. Bufo.

– ¿Cuánto escuchaste? –le pregunto.

– Desde "¿Yo te hice algo?" hasta "Te odio" hace una mueca–. ¿Estás bien?

–Mamá... –mi voz se quiebra y me abalanzo sobre ella. Sus brazos me envuelven y lentamente nos sentamos sobre el piso.

–Hija –me llama y levanto mi cabeza. Limpia mis lágrimas con la yema de sus dedos. – ¿Quieres hablar de eso? –me pregunta y niego.

–Sólo quiero tomar un baño y dormir.

Asiente y estoy agradecida de que no haga más preguntas o se quiera involucrar más de la cuenta.

Llena la tina para mí mientras me desvisto. Cuando cumplí seis años ella dejó de ayudarme para bañarme y esto se siente raro pero no tanto. No me da vergüenza que mi mamá me vea desnuda, además, ella nunca me juzgaría. 

Me meto a la tina. El agua esta tibia y es en serio relajante. Mi madre se sienta en el borde y toma el shampoo con sus manos.

– ¿Acaso vas a bañarme? –suelto una risa sin ganas.

–Sí bebé, como cuando eras pequeña.

Sonrió y dejo que mi madre me lave el cabello.

– ¿No estás enojada? –le preguntó. Mis ojos están cerrados para que no entre shampoo en ellos.

–Ya se me pasó además eres joven y yo no puedo estar enojada para siempre –se encoje de hombros.

–Oh –sonrio desanimada– ¿Por qué no has ido a trabajar?

–Porque tú estabas durmiendo plácidamente y sospechaba que te sentías mal. Te quería cuidar y de paso aprovechar para limpiar la casa –me sonríe–. Bien Abby, creo que estás lo suficientemente grande para hacer lo otro, cuando termines saca el tapón para que se vaya el agua linda.

Se seca las manos con una toalla y antes de salir por la puerta se gira hacía mí.

–Sea el problema que sea no creo que su relación tenga que terminar así.

storge • n.h [book i]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora