iii

648 48 2
                                    

Cuando nos separamos, Niall es el primero en hablar. Aún tiene sus manos en mi cintura y mis brazos están alrededor de su cuello.

–Ya pasamos por esto...–susurra sobre mis labios y enreda su dedo índice en mi cabello.

Pasamos por esto dos veces, esta es la tercera. La primera vez fue cuando teníamos doce años, ambos estábamos preocupados porque no habíamos dado nuestro primer beso y lo intentamos. Después de eso no nos hablamos por una semana, pero luego decidimos que no tenía por qué afectarnos. La segunda vez fue a los catorce. Habíamos comenzado a ir a fiestas y esa fue la primera vez que bebimos. Decidimos que estábamos ebrios y eso nos llevó a hacerlo, no le dimos mucha importancia.

– ¿Y por qué razón fue esta vez? –pregunto y suelto una risita tonta.

–Creo que la situación en la que nos encontrábamos, toda la cerveza que bebimos, la tensión...–hace una pausa– y eres linda a la luz del baño.

Comienzo a reír como una estúpida. Sé que la mayoría de las cosas que dice Niall son estúpidas y no dan risa, pero para mí son graciosas y siempre me sacan una sonrisa.

–Ahora salgamos de aquí o te voy a besar de nuevo –dice y comienza a dejar besos por toda mi cara.

–Ya, ya –rio y lo empujo hacia atrás.

Dormí apenas dos horas y me desperté gracias a los gritos de mi madre que no colaboran con mi resaca. Seguro está furiosa porque llegue las cinco, porque no he dormido nada y porque estoy llegando tarde a la escuela.

–Apresúrate, Abigail. –me grita cuando estoy bajando las escaleras– ¡Te espero en el auto!

Me acerco hacia uno de los cajones del mesón y tomo un blister de aspirinas. Me sirvo un vaso con agua, saco dos aspirinas y me las tomo con un trago de agua. Corro hacia afuera y me subo al auto.

Mi madre no pronuncia una palabra en todo el camino y tampoco quiero decir nada así que me quedo callada y petrificada en mi lugar porque con un solo movimiento que haga va a explotar.

Cuando me doy cuenta que estamos en la entrada de la escuela le planto un beso en la mejilla y salgo del auto rápidamente.

Supongo que ya están todos en sus respectivos salones porque solamente hay un par de chicos en los pasillos y el conserje. Toco la puerta del aula y escucho un ''Pase'' proveniente de la profesora de historia. Estoy muy agradecida de que no me haya regañado por llegar tarde y que solo me haya dedicado una cara de pocos amigos. Miro a mi alrededor buscando un lugar donde sentarme y Eve es la única que se encuentra sola. Me acerco y la saludo con un beso en la mejilla, me doy la vuelta y les susurro un ''Hola'' a Niall y a Kyle que se encuentran sentados en el pupitre de atrás. Escribo las preguntas que se encuentran en la pizarra y las busco en el libro de Eve pero no puedo concentrarme cuando comienzo a recordar los sucesos de anoche. Había besado a Niall en el baño de Tricia Sheridan. Tengo dudas, muchas dudas. No recuerdo como llegue a casa y si llegue a algo más con él. Me giro y lo observo. Me sonrie y levanta las cejas como preguntando qué está pasando. Niego con la cabeza y me acomodo de vuelta en mi lugar. Si nos hubiésemos acostado el me evitaría y ni siquiera me hubiera sonreído. Suspiro, relajada, solamente fue un beso sin importancia. Nada podría arruinar nuestra amistad y si alguna vez eso pasa no sé qué sería de mí porque sin Niall no soy nada.

– ¿Encontraste la tres? –pregunta Eve y le sonrio.

–Hitler era un gran hijo de puta.

–No recordaba que nos habíamos besado –le digo. Estamos sentados en una mesa junto a los ventanales de la cafetería. Las gotas de lluvia se deslizan por los vidrios. –Y cuando lo hice me quede como –hago una cara. Abriendo mi boca y mis ojos, coloco mis manos sobre mis mejillas y recuerdo a Macaulay Culkin.

–No seas estúpida –suelta una carcajada–. Ya hablamos de eso...no tiene por qué afectarnos, nada va a cambiar nuestra amistad.

–Lo sé –sonrio y me encojo de hombros–. Nada más me parece extraño besarte. No lo sé...es...

–Haber tomado un baño juntos cuando teníamos cinco años es aún más extraño –dice y comienzo a reír.

–Oh tu pequeño pene ¿Cómo olvidarlo? –suspiro como enamorada y me da un golpe en la nuca pero luego pasa su brazo sobre mis hombros y me atrae hacia él. Nos fundimos en un abrazo. Recargo mi cabeza en su pecho y puedo jurar que no hay otro lugar ni momento donde quiera estar.

Antes de separarnos deja un beso en mi cabeza y suelto una risa contra su pecho.

Mi celular suena y lo reviso. Es un mensaje de mi madre.

''No podré ir a buscarte hoy, tengo mucho trabajo''

Y seguido de ese llega otro.

''Volveré a casa a las nueve''

Bufo. ¿Justo hoy que está lloviendo no puede venir a buscarme? Amo la lluvia pero no quiero morir de hipotermia.

– ¿Algo anda mal? –pregunta.

– Nada, mi madre no podrá recogerme hoy –hago un puchero–. Dice que tiene mucho trabajo pero seguro sigue enojada porque llegue más tarde de lo acordado.

–Oh –hace un puchero que me causa gracia–, ya se le va a pasar. –me sonrie– Le enviare un mensaje a mi madre para que nos recoja.

storge • n.h [book i]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora