Capítulo 4

1.1K 178 30
                                    


La palabra huir no muchos la aceptan por su ego o mejor dicho dignidad al no admitir ese sentimiento, que predomina en todo su ser al no querer enfrenta algo o en los peores casos de alguien.

Ese es el caso de Wang Yibo que lleva más de una semana huyendo de la respuesta que debe dar, en cuanto pudo salió de Corea rumbo a Japón donde solicitaron sus servicios de fotógrafo. Ignoraba las diversas llamadas de su jefe, mejor dicho su padre que le marcaba 24/7.

Esa noticia llenó su cuerpo de miedo, tanto fue que tomó ese trabajo pero solo sabía Wang Yibo que se encuentra retrasando lo inevitable. Pese a no usar su nombre verdadero, solo un sobrenombre no le asegura que esa personas se hayan olvidado de él. Tal vez lo hicieron al tener lo que ellos querían, que su hijo tuviera a su lado a una mujer no a un hombre que según ellos era un don nadie un muerto de hambre.


Cansado de su patética existencia mira por la ventana del hotel la tarde abrazaba a la ciudad, su pequeño hijo dormía tranquilo en sus piernas tras regresar de un largo paseo por la ciudad, en cuanto llegaron tras el baño callo profundamente dormido. Con amor paso unos mechones de pelo descubriendo su rostro, con su dedos tocaba aquellos pequeños puntitos negros que eran lunares. Exactamente donde Xiao Zhan los tenía, Yibo se atrevía a decir con seguridad que su hijo es la viva imagen de su padre, pero siempre existe un pero y ese era que también se parecía a el de pequeño.


El sonido nuevamente de su celular lo trajo a su realidad, no podía seguir huyendo más el trabajo ya esta llegando a su fin.. y ese trabajo en China a nada de llegar no podía darce el lujo de dejar mal. A la única persona que lo tomó como hijo lo ayudó y se convirtió en su hogar que desde niño deseo, cuando salió del orfanato hasta ese momento de su vida. Por fin sabia lo que era tener un padre, con temor contesta la llamada escuchando el regaño claro se lo merecía pero su excusa es que es un cobarde.


— Wang Yibo que diblos tienes en tu mente - ese grito lo tenso por completo a lejo el celular de su oído para no quedar sordo.





— No puedo en v.verdad no puedo aceptar el trabajo en China..




Yibo decidió ser sincero con el, su cuerpo temblaba por los recuerdos que le volvieron.. sus fantasmas el aparentaba ser fuerte pero era débil de mente.



— ¿Porqué? -le pregunta- Cariño puedes decirme no solo huir en cuanto tuviste oportunidad no sabes lo preocupado que estoy por ambos ni se digan de aquellos dos jóvenes..





— H.h.ay cosas que nunca la dije pero antes ¿quien fue la persona que pidió que fuera específicamente yo?




Un silencio interminable para Yibo se instaló escuchó el suspiro pudo imaginar como se sentó en una silla y pasó su mano por su rostro.






— Fue la familia Xiao está fascinada por tu trabajo.




— ¿QUÉ? ..






— ¿Cariño que pasa?





Para ese punto de la llamada Yibo mordía su labio y lagrimas mojaban sus mejillas. La ironía se hacía presente que esa familia le fascinará algo que el hiciera, cuando de todas las maneras posibles le dejaron en claro lo inútil y pedaso de basura que era.




— N..no n..no -solloza- Pa..dre no puedo e..ellos los s.señores Xiao m..me odian a muerte si m..me ven ah..hora me matarán -En completo pánico habla hacia lo posible para no despertar a su pequeño..




En Corea con impotencia y enojo el dueño se levantó de la silla ante la clara muestra de llanto de su hijo. ¿Que diablos le hicieron los señores Xiao? no debió ser algo bueno no sabía pero Wang Yibo se encargaría de explicarlo.



Peonía De InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora