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Besitos

Un nuevo amanecer, y nuestros pequeños protagonistas usarían el alegre día para continuar con suminocente y tierno juego de paternidad lleno de mimitos y sonrojos

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Un nuevo amanecer, y nuestros pequeños protagonistas usarían el alegre día para continuar con suminocente y tierno juego de paternidad lleno de mimitos y sonrojos.

—Oh, ¡Hoonie hyung! —gritó feliz el castañito al recibirlo en su casita, lanzándose risueño en un fuerte abrazo.

—¡Sunnie! —se abrazaron con fuerza, presionando sus rellenitas y rosadas mejillas. —Vamos a seguir jugando a lo que hacen las mamás y los papás? —el castañito asintió.

—Ven, Hoonie se tomaron de la mano, entrelazando sus deditos para ir corriendo hasta el cuarto de Sunoo.

Rápidamente Sunoo empezó a buscar platitos de plástico, colocándolos en la pequeña mesita en donde hacía su tarea.

—Ya sé qué otra cosa hacen los papás, Hoonie. —dijo sacando dos cajitas de jugo de manzana que tomó a escondidas hace unos minutos, para colocarlas en la mesa.

—¿Qué es? —dió pequeños saltos de emoción. Por último, Sunoo abrió su bolsa de gomitas de gusanito junto a las de panditas para colocar la mitad en cada platito.

—Se dan besitos, Hoonie. —tiró las bolsas ahora vacías a la basura. —Ayer ví una película donde una pareja iba a cenar y cuando terminaban de comer, ¡se daban un besito!

—Oh. —abrió su boquita impresionado. —¿Empezamos a jugar ya, Sunnie? ¿Si...? —le hizo ojitos de cachorro, Sunoo asintió con sus cachetitos ligeramente carmín.

Se acomodaron en las pequeñas sillitas para comenzar con su juego.

—Hice la cena para ti, Sunghoonie. —habló el pequeño Sunoo, tratando de sonar formal, sosteniendo ambos utensilios de plástico con los deditos meñiques alzados.

—Oh. —Sunghoon tomó varias gomitas, masticándolas con gusto. —Te quedó espléndido, mi amor —juntó su dedo índice con el pulgar cerrando sus ojos y haciendo boca de pato.

—Muchas gracias. —sonrió satisfecho, bebiendo de su jugo de manzana con su meñique aún alzado.

Ambos terminaron de comer sus gomitas, bebiendo todo el jugo y levantándose de la mesa, dando por finalizada su pequeña y adorable cena.

—¿Ahora los besitos, Sunnie? —preguntó, ya sin el tono formal, el azabache con emoción.

—¡Sí, sí! —se acercaron, tomándose de las manos para dejarlas a la altura de su pecho, entrelazando sus deditos. Su corazón saltando de emoción dentro de sus cuerpecitos.

Lentamente se fueron inclinando, cerrando sus ojitos, hasta que sus boquitas estiradas como las de un patito se juntaron en un tierno e inocente roce que duró apenas un segundo. Igual eso bastó para colorear sus mejillitas de un intenso rojo, como el rojo de sus crayones.

—Creo que ya sé porque se dan tantos besitos, Sunoo. —comentó el avergonzadito Sunghoon, aún sin querer soltar sus manos y alejarse.

—¿Por qué lo crees, Hoonie? —ladeó su cabecita en un tierno gesto.

—Se siente bonito... —confesó. —¿Puedo darte otro besito? —Sunoo se sonrojó un poco más, encogiéndose un poco en su lugar, pero asintió al instante.

Se dieron un pequeño beso de piquito, luego otro, y otro, y otro más. El dulce sentimiento alimentando sus almas.

—Pequeños, la- Oh —entró Soobin, sorprendiéndose por ver a su hijo compartiendo pequeños besos con su amiguito. Aunque no podía negar que la escena era sumamente adorable.

Miró por el pasillo, visualizando a su esposo que caminaba hacia la sala lentamente al mismo tiempo en que leía un libro.

—¡Junnie, ven aquí! —lo llamó, agitando su mano para captar su atención.

Inmediatamente un pelinegro llegó al lado de su esposo, y este señaló con la cabeza al par de pequeños que seguían con sus inocentes besitos sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

—Chicos. —finalmente dejaron de darse besitos, mirando a los mayores. —¿A qué juegan? —preguntó dulcemente Soobin.

—¡Jugamos a la mamá y el papá, papi! —respondió alegre el castañito. Yeonjun se dirigió hacia los pequeños y se acuclilló frente a Sunghoon.

—Entonces, ¿eres el esposo de mi Sunnie? —preguntó, riendo internamente ante la tierna escena.

—Aún no soy su esposo... ¡Pero pronto lo seré! —aseguró, sus ojitos brillando con confianza. Yeonjun sonrió.

—Entonces, sólo te pido que cuides muy bien a mi Sunoo y lo ames mucho, mucho, ¿sí?

—¡Sí, señor! —respondió Sunghoon, haciendo un saludo militar.

Mientras, Sunoo jugaba con sus manitas, meciendo su cuerpecito de un lado a otro, con la cabeza gacha y una sonrisa cubierta por un sonrojo. Sus lindos ojitos cerrados con su pestañas rozando sus mejillas carmesí. Adorablemente avergonzadito.

—Jun, sólo están jugando... —negó levemente con la cabeza, mientras suaves risas abandonaban su boca.

—¿Y? —volteó a ver a su hermoso esposo. —Mi bebé ya tiene a su pareja y no podré cuidarlo yo, entonces me aseguraré de que este muchachón. —sacudió amistosamente el hombro de Sunghoon. —lo cuide muy bien por mí.

Soobin explotó en sus singulares carcajadas mientras se dirigía a su esposo y salía del cuarto junto a él para dejar jugar en paz a los pequeños.

Y ellos siguieron jugando con algún muñeco de acción, dándose uno que otro besito mientras se divertían por el resto de la tarde.

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐇𝐀𝐂𝐄𝐍 𝐌𝐀𝐌𝐀 𝐘 𝐏𝐀𝐏𝐀 › sungsun ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora